Las mujeres negras de América resisten para vivir, marchan para transformar
Los testimonios de las mujeres negras de cuatro países de las Américas señalan los caminos de las luchas feministas y antirracistas en los territorios.
Los territorios que componen el continente americano tienen diferentes historias. Sin embargo, todos están marcados por el capitalismo, el patriarcado y el racismo, sistemas de explotación y dominación que están profundamente entrelazados y atacan violentamente la vida de las mujeres negras.
Por ello, resistir y transformar son dos verbos que forman parte del repertorio político del feminismo popular en las Américas y en todo el mundo. Una parte fundamental de esta resistencia está liderada por las mujeres negras, que son mayoría en las acciones concretas de combate a las desigualdades, la opresión y explotación.
En julio, mes en que se celebra el Día de la Mujer Negra Latinoamericana y Caribeña, y todos los demás meses, las feministas negras visibilizan el conjunto de experiencias colectivas y diversas en defensa de la vida, los cuerpos y los territorios. Experiencias que rechazan las falsas soluciones del mercado para las opresiones estructurales y denuncian las violaciones cometidas por los Estados autoritarios, corporativos, imperialistas y militarizados. A la vez, promueven políticas alternativas, construidas desde la organización colectiva, valorando la diversidad y solidaridad entre las mujeres, la clase obrera y los pueblos.
Son alternativas que privilegian la vida en lugar del beneficio. Poner la vida en el centro del debate político, económico y social es lo que ha hecho permanentemente el feminismo. Se debe visibilizar con la misma frecuencia su sujeto político colectivo. Las militantes del continente afirman: ¡la lucha en este territorio tiene rostro de mujer negra!
“Resistimos para vivir, marchamos para transformar” es una consigna de la Marcha Mundial de las Mujeres que sintetiza la imbricación entre estas dos direcciones: sostener la vida (y eso se lo hacen colectivamente, en las comunidades, desde iniciativas en que las mujeres, sobre todo las mujeres negras, son protagonistas) y cambiar el mundo y la vida de las mujeres en un solo movimiento, hasta que todas sean, de hecho, libres del racismo.
La semana pasada, mujeres de aproximadamente diez países de las Américas nos reuniremos en una actividad virtual de la Marcha Mundial de las Mujeres para compartir sus experiencias y perspectivas de lucha. La actividad, mediado por Mariana Lacerda, de Brasil, se transmitió en portugués y español y contó con las presentaciones culturales de Luta Cruz, de Chile, y Gabi da Pele Preta, de Brasil. En Capire, presentamos algunos fragmentos de las intervenciones de las cinco participantes. Lee a continuación:
En principio, la Federación de Mujeres Cubanas surge para impulsar la igualdad de las mujeres en la isla. Tempranamente, comprendimos que la construcción del ejercicio revolucionario no era posible sin el socialismo. En el caso de Caribe, más allá de Cuba, a pesar del fin de la esclavitud, aún se encontraban procesos de dominación occidental. Para el Caribe, y en específico para Cuba, la condición cimarrona[1] y libertaria es un hecho fundante de los pueblos. Vemos eso reflexionado en el feminismo de Cuba, que debe asumir sus propias particularidades. Un reto es la solidaridad. Las mujeres están presentes en todos los campos de la lucha emancipatoria. Las mujeres negras no se empeñaron solamente en el trabajo doméstico y de cuidados, pero también nos profundizamos en el periodismo, en la tarea académica, en profesiones desde nuestra subjetividad cotidiana.
Es imprescindible romper con la visión institucional de que todas las mujeres somos iguales. Sí, somos iguales ante la ley, pero no somos iguales ante la vida. Hay que concebir políticas públicas que regulen las condiciones laborales del trabajo informal y de servicio, donde el mayor índice recae en las mujeres negras carentes de derechos laborales y seguridad social. Y lograr acciones dedicadas especialmente a las mujeres donde la desventaja social es ampliamente marcada, por ser las que encabezamos los índices de embarazo en la adolescencia, somos las cabezas de familia, sufrimos un alto índice de pobreza.
Analoy Lafargue (Cuba)
El pueblo garífuna nace en la isla de San Vicente, como mezcla entre los africanos traidos para las Américas para la esclavitud y los indios Arauacos y Caribes, que ya estaban en la isla. En Honduras, el rostro de la lucha es el rostro de una mujer. Vemos a las mujeres saliendo adelante, cuidando de su cultura y tradiciones, de una cosmovisión y convivencia que tienen muchos años de historia. Vivimos en un Estado que viola los derechos humanos de las comunidades indígenas y afrodescendientes. El pueblo garífuna está sufriendo desapariciones de activistas garífunas, a manos de oficiales militares. ¿Por qué hacen esto? Porque el Estado de Honduras quiere las tierras del pueblo garífuna, que ya son propiedad del pueblo y son un patrimonio cultural. El Estado, por sus ganas de obtener las tierras del pueblo garífuna, que han sido cuidadas por nuestras madres y abuelas, criminaliza a nuestras líderes. Hace un par de meses, metieron presas a dos líderes garífunas.
Sufren de pobreza extrema, criminalización, sufren de que lleguen oficiales del Estado a quitarles sus hogares y que sus hijos e hijas no puedan ver a los oficiales porque tienen miedo de que les vengan a golpear a sus madres. Vemos noticias de mujeres activistas y defensoras de derechos humanos asesinadas y los medios de comunicación dicen que las mataron por cuestiones “pasionales”. Por todo eso, seguimos en lucha, no nos rendimos, escribimos historias, alzamos nuestra voz.
Massay Crisanto (Honduras)
Brasil es un país que durante aproximadamente 350 o 400 años esclavizó a hombres y mujeres afrodescendientes. En su proceso de abolición, ni hubo ni siquiera la posibilidad de que esa población regresara a sus naciones ancestrales, tampoco fueron creadas las condiciones para una ciudadanía plena, sino todo lo contrario: el proceso pasó por la criminalización de su cultura y la demonización de su religión. La Ley de Vagancia [1890] dio inicio al encarcelamiento del pueblo negro. La Ley de Tierras [1850] impidió que la población negra tuviera acceso a la tierra, lo que garantizó su marginalización y la llevó hacia las periferias y sitios de difícil acceso, creando nuestras favelas.
Este sistema se retroalimenta: el capitalismo, que explota al pueblo y tiene como raíz la manutención de las desigualdades, encuentra personas a las que puede explotar y desvalorizar aún más. Hoy somos nosotras las que lloramos cuando las balas perdidas encuentran siempre los mismos cuerpos, los nuestros y los de nuestros hijos. Necesitamos intervenir en la actividad cotidiana para garantizar la sobrevivencia y una vida con dignidad e igualdad racial, cambiando las condiciones que son secuelas de un proceso histórico que nos ha colocado en la subalternidad.
Juliana Mittelbach (Brasil)
Me gustaría traer a Charity Maimouna Hicks a este espacio. Fue asesinada cuando se dirigía a una reunión de la Organización de las Naciones Unidas. Eso ocurrió en 2014. También fue una guerrera que luchó por el agua, por la justicia alimentaria. Quiero traer a Mamá Lila Cabbil, la asistente de nuestra querida Rosa Parks, del movimiento por los derechos civiles. Fue una guerrera defensora del agua y libró una dura batalla contra el racismo. Me gustaría hablar sobre el trabajo de las mujeres negras y exhibir imágenes para que podamos ver los rostros de aquellas que con demasiada frecuencia no son reconocidas ni valoradas.
En Detroit enfrentamos desiertos alimentarios muy severos, y la labor que realiza Mamma Hanifa Adjuman, enseñando a los niños sobre justicia alimentaria y agricultura, es muy valiosa. Es significativo que Mama Rhonda Anderson, una mujer negra, haya luchado tantos años por nuestra justicia ambiental. Pese a no tener apoyo, lucha por un aire limpio. Detroit tiene los códigos postales más contaminados de todo el estado. La gente muere de cáncer y de todas las enfermedades relacionadas con la contaminación emitida por las empresas. Además, desde la organización Nosotros, el pueblo de Detroit [We The People of Detroit], estamos en una misión para conseguir agua. La ciudad ha decidido cortar el suministro de agua a los ciudadanos y ciudadanas que no paguen su factura, aunque sea de 50 céntimos. Pero muchas empresas, como la compañía de electricidad, no pagan sus facturas de cientos de miles de dólares. Lo que se pretende es echar a la gente de sus casas. Hay una guerra contra las mujeres. (…) Por todo ello, restituir la tierra a las personas negras e indígenas es sumamente importante.
Piper Carter (EUA)
La historia de las mujeres negras es una parte fundamental de la historia de la lucha de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Más que resistir, las mujeres que se organizan colectivamente para luchar contra el capitalismo, el patriarcado y el racismo han construido un repertorio político que afirma que otro mundo es posible. Con nuestras luchas entrelazadas, con una visión radical, seguimos transformando todas las estructuras sociales, en la lucha por la defensa de nuestros territorios.
Las estructuras de dominación atraviesan nuestras vidas. La violencia forma parte del proceso de dominación y de la organización del racismo y del colonialismo en el mundo. Denunciamos el ocultamiento de nuestras heroínas, mujeres que contribuyeron a nuestra liberación. Por ello, quiero saludar la experiencia de Capire, que ha cosido las experiencias que constituyen nuestra resistencia. Tenemos el reto de contar nuestras historias. Las experiencias de sociabilidad de los quilombos [2], por ejemplo, nos enseñan muchas cosas sobre la supervivencia y otras formas de relación. Es en la realidad concreta, en las redes de solidaridad por ejemplo, donde percibimos la interseccionalidad y la imbricación entre género, raza y clase.
Mariana Lacerda (Brasil)
Notas:
[1] Cimarrón es la denominación que reciben en algunos países de Hispanoamérica los descendientes de africanos y africanas que resistieron al dominio colonial español y a la esclavitud construyendo asentamientos y comunidades independientes en regiones distantes de los lugares donde fueron esclavizados. Hoy en día, la palabra sigue siendo empleada por activistas negras y megros que reivindican esta historia de resistencia.
[2] Quilombos son comunidades de resistencia y refugio, originalmente creadas por personas negras esclavizadas durante la época colonial en Brasil. Muchas comunidades siguen vivas actualmente y el término todavía es utilizado para designar espacios de resistencia y organización social negra.
Redactado por Fabiana Oliveira
Editado por Helena Zelic
Traducción por Luiza Mançano desde el portugués. Textos originales en español, portugués y inglés.
Fuente: Capire