La Agroecología tuvo su primer Congreso en Mendoza
Bajo el lema “Otra agricultura es posible: cultivando interacciones para el mañana” tuvo lugar el 1er Congreso Argentino de Agroecología en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, del 18 al 20 de setiembre de 2019 que fue organizado por la Sociedad Argentina de Agroecología (SAAE). La misma se conformó el 14 de septiembre de 2018 en la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata. De esta manera, Argentina se convirtió en el segundo país de Latinoamérica que cuenta con una entidad de estas características (el primero fue Brasil con la creación de la ABA).
El Congreso
A lo largo de los 3 días se realizaron 17 mesas redondas, 16 talleres, presentaciones de pósteres, ferias de productos agroecológicos e intercambio de semillas. Se presentaron 300 ponencias de trabajos científicos y relatos de experiencias en agroecología. Se abordaron diversos ejes como el agroecosistema y los recursos naturales; diseño y manejo de los agroecosistemas de base agroecológica; paisajes y territorios; indicadores de sustentabilidad; salud y consumo; economía ecológica, desarrollo rural y movimientos sociales; agroecología y política, sistemas de conocimiento; y enfoque de género y agroecología.
Hubo 3 conferencias magistrales. La primera estuvo a cargo de Patricia Aguirre, antropóloga de la alimentación, que realizó un recorrido acerca del proceso de conformación de las primeras relaciones sociales a través de la comensalidad y de cómo fue variando nuestra dieta a lo largo del tiempo.
Al día siguiente fue el momento de Santiago Sarandón, precursor de la Agroecología en la Argentina y hoy presidente de la SAAE, quien disertó sobre “Avances y desafíos de la agroecología en América Latina”. El ingeniero agrónomo de la Universidad de La Plata, realizó un recorrido por los últimos 25 años de la temática y destacó la existencia de tres etapas: “la negación inicial, en la cual ni siquiera era combatida; el combate, que fue cuando comenzaron a ver que se cuestionaba el modelo; y los riesgos de la cooptación, que es el momento actual”.
Finalmente, fue el turno de Pablo Tittonell, investigador del CONICET que se desempeña en el Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias de Bariloche (Río Negro), quien habló sobre “Resiliencia, adaptabilidad y el diseño de transiciones agroecológicas en tiempos de cambio global”. Su conferencia comenzó con el reconocimiento de que el debate en torno a la cooptación de la agroecología estuvo presente en varias de las discusiones del Congreso. En ese marco destacó la importancia que tiene la Declaración de Nyéléni (2015) de La Vía Campesina donde se analiza “la agroecología como elemento clave en la construcción de la Soberanía Alimentaria, y para construir estrategias conjuntas para promover la Agroecología y protegerla de los intentos de cooptación“.
El Congreso tuvo cerca de 900 inscriptos, de los cuales alrededor del 50% fueron estudiantes de agronomía, biología, etnobotánica y carreras afines.
Agroecología en disputa
Para María de la Paz Acosta, que es socióloga e investiga experiencias agroecológicas desde la mirada de las ciencias sociales, “el término ´agroecología´ fue elaborado en 1930 por Basil Bensin, un agrónomo ruso que llamó la atención sobre la utilización indiscriminada de los insumos químicos que comenzaron a implementarse en los cultivos luego de la Primera Guerra Mundial. Más tarde, durante la década de 1960 y principios de 1970, en diferentes regiones del mundo surgieron planteos similares, pero en estas nuevas miradas Latinoamérica comenzaba a posicionarse sobre los agroecosistemas y la agricultura ecológica”. En relación al caso argentino, para la investigadora, “fue a mediados de la década de 1980 que varias agrupaciones agrarias comenzaron a pensar en la agroecología. Este paradigma resurgió recién a comienzos de la década de 2010, reivindicado por diferentes actores de los mundos rurales”.
Si bien aún es un término en construcción, para muchos referentes de la temática, la agroecología tiene una triple condición: como enfoque técnico-práctico, disciplina científica, y como un movimiento social. Desde esta postura, la agroecología tiene la potencialidad de convertirse en la base científica, metodológica y técnica, para el cambio agrario o una “nueva revolución agraria” a escala mundial, basada en principios tales como la biodiversidad, la eficiencia energética y la soberanía alimentaria.
Entendida de este modo la dimensión política de la agroecología es central. Sin embargo, existen posturas que tratan de presentarla como “una herramienta más”, un poco más amigable con la naturaleza, pero que incluso podría ser compatible con la agricultura convencional. Esta disputa por su definición se da tanto en los espacios científicos como organizativos, y su contenido se ve tensionado desde el Estado, las empresas y las organizaciones sociales. En los últimos años, agencias estatales como el INTA y multilaterales como la FAO, incorporaron a la agroecología como parte de sus políticas de desarrollo rural o de intervención. Pero lo más llamativo, según palabras de Paz Acosta es que “empresas transnacionales como Monsanto o Syngenta, y nacionales como Los Grobo, también están buscando encuadrarse en este giro ´ecológico´ capaz de compatibilizar los paquetes biotecnológicos con las técnicas agroecológicas”. Esto es un tema crucial dado que desde algunos sectores plantean que es posible pensar agroecología con pooles de siembra, dentro de la dinámica de los commodities a nivel mundial. Este debate no estuvo ausente durante el congreso.
Los sujetos de la Agroecología
Si bien desde lo discursivo se reivindicó a la agroecología desde su triple proceso, en la práctica el rol político fue el más desdibujado. Esto se plasmó en la poca participación de organizaciones de productores y productoras. La misma quedó prácticamente reducida a una mesa de organizaciones sociales de la que participaron organizaciones mendocinas como la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST) integrante del MNCI Vía Campesina y Crece Desde El Pie. El reclamo fue que la voz de las organizaciones tenga protagonismo en todos los debates, y no sólo en una mesa específica.
El MTE Rural, otra de las pocas organizaciones campesinas presentes, se postuló para asumir una de las vocalías de la SAAE como parte de las organizaciones con “representación en el territorio” junto con el Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe (MAELA) y el Círculo Argentino de Agroecología (CirAA). Luego de la votación realizada en la asamblea, el MTE Rural y el MAELA lograron 2 vocalías y tendrán el enorme desafío de llevar a ese ámbito propuestas vinculadas a las prácticas en el territorio para poder concretar un cambio en el modelo productivo, necesario y demandado cada vez por más actores.
La tierra
Un diagnóstico compartido por un sector de las y los asistentes fue que el gran ausente del Congreso fue el debate por la tenencia y el uso de la tierra. Más específicamente, la necesidad de discutir una Reforma Agraria en nuestro país. En ese sentido, el interrogante es: ¿estamos pensando la agroecología sólo para pequeños espacios o en espacios “marginales” en términos productivos, o entendemos que debería ser la base sobre la cual discutir otro modelo agroalimentario en nuestro país? Porque si es lo segundo ¿es factible hacerlo sin discutir una estructura agraria que es totalmente concentrada y desigual? En nuestro país la Reforma Agraria fue durante mucho tiempo un tema tabú. En los últimos años campesinos e indígenas, con algunas tomas y recuperación de tierras, estuvieron haciéndola de hecho. Este año el debate acerca de la centralidad de la tierra fue un eje central del 1er Foro Nacional por un Programa Agrario Soberano y Popular que se realizó en mayo en Buenos Aires y que nucleó a más de 80 organizaciones campesinas, indígenas y de la agricultura familiar de nuestro país.
Frente al agronegocio es crucial no sólo discutir la propiedad de la tierra, sino la gestión de la misma y por lo tanto, la democratización en la toma de decisiones en torno a qué se produce: la capacidad de Argentina de producir alimento sanos, más baratos y en relación con las necesidades y costumbres locales. Esto está relacionado de manera directa con la soberanía alimentaria y la necesidad de un cambio de paradigma, que no es otra cosa que la agroecología.
Producir… conocimiento
En muchas de las mesas y los debates se planteó la pregunta por la construcción del conocimiento. Ideas como diálogo de saberes, Investigación Acción Participativa, e interdisciplinariedad fueron mencionadas en varias oportunidades. Es evidente que la agroecología es, en parte, la recuperación de saberes campesinos y ancestrales, pero esto es incorporado y redefinido por la academia. Por lo tanto, la pregunta que quedó circulando es cómo se materializan esas articulaciones y qué desafíos plantean.
Con la masividad en la concurrencia y la calidad de los debates se evidenció la trascendencia de este 1er Congreso Nacional de Agroecología en el camino de demostrar que no sólo es necesario proyectar nuevas formas de producir y consumir alimentos, sino también posible llevarlas a la práctica. Para esto, el gran desafío que quedó abierto y que hay que trabajar colectivamente, es cómo potenciar la articulación entre las organizaciones campesinas, indígenas y la agricultura familiar; las organizaciones socioambientales; las y los consumidores de las ciudades; y las universidades y los espacios de construcción de conocimiento.
Por Tamara Perelmuter (*) para Huerquen
Mendoza – Buenos Aires, septiembre de 2019
(*) Tamara es una gran compañera con quién compartimos distintos espacios de lucha. Ella es becaria post doctral de Conicet y docente de la UBA; becaria del IEALC e integrante del Grupo de Estudios Rurales – Grupo de Estudios sobre Movimientos Sociales en America Latina (GER – GEMSAL / UBA). Milita en Vamos que a su vez integra el Frente Patria Grande.