Geoingeniería solar: ineficaz, arriesgada e innecesaria

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Algunas personas están proponiendo contrarrestar el cambio climático atenuando artificialmente el sol. Pero, en gran medida, es ineficaz. Es potencialmente arriesgado. Y es innecesario. En su lugar, deberíamos centrarnos en soluciones reales que funcionan.

Detener el cambio climático es relativamente sencillo. Ya sabemos qué hacer.  Simplemente tenemos que hacerlo.

Principalmente necesitamos detener las emisiones de gases de efecto invernadero -que tienen su origen en el uso energético mundial, en el uso de la tierra y la agricultura y en el uso de materiales extraños- tan pronto como sea posible.  Ya hay muchas oportunidades de recortar emisiones de la electricidad, de los alimentos y la agricultura, de la industria, del transporte y de los edificios.

También hay oportunidades de proteger y mejorar los sumideros naturales de carbono que pueden ayudar a retirar gases de efecto invernadero ya emitidos. Y hay maneras de mejorar la sociedad que tienen beneficios adicionales para el clima.

En  Project Drawdown planteamos docenas de oportunidades para reducir emisiones, proteger sumideros de carbono y mejorar la sociedad, evitando que el mundo se dirija hacía un cambio climático descontrolado.

Las principales soluciones están justo delante de nosotros.  Nuestra tarea es aplicarlas rápidamente, con seguridad y tan equitativamente como sea posible.

Pero algunas personas parecen reacias a aceptarlo y están proponiendo ideas descabelladas para contrarrestar el cambio climático en lugar de abordar sus causas subyacentes.

¿Qué es la geoingeniería solar?

La idea principal es manipular la cantidad de luz solar que llega a la Tierra, reflejando una parte de vuelta al espacio.  Supuestamente esto enfriará el planeta lo suficiente para contrarrestar los efectos del calentamiento por el aumento de los gases de efecto invernadero.

Hay varias maneras de reflejar la luz solar.  Podríamos colocar grandes espejos en órbita o en una posición estable entre la Tierra y el sol. Pero la opción que se debate con más frecuencia es inyectar aerosoles a la estratosfera, la capa de aire que se encuentra entre 10 y 50 kilómetros sobre la superficie. Estos aerosoles dispersarían parte de la luz solar que llega a la Tierra, reflejándola de vuelta al espacio.

Ya existe una capa natural de  aerosoles de sulfatos en la estratosfera, que se origina con el sulfuro que proviene de las fuertes emisiones volcánicas y otras fuentes naturales. Varía en grosor de año en año, especialmente después de grandes erupciones volcánicas. La geoingeniería solar haría que esta capa fuese más gruesa, reflejando más luz solar, y así enfriando el planeta.

A primera vista, esto podría parecer razonable. ¿Por qué no podemos simplemente dispersar un poco de luz solar y enfriar un poco el planeta? ¿No podría esto contrarrestar fácilmente los efectos del calentamiento global?

No, en realidad no.

No contrarrestará convenientemente el calentamiento de efecto invernadero

Aunque neutralizar el calentamiento de efecto invernadero con enfriamiento de geoingeniería solar podría sonar razonable, no es tan sencillo.  Las maneras en las que los gases de efecto invernadero calientan el planeta son muy diferentes a cómo la geoingeniería solar podría enfriarlo. Uno no neutraliza directamente al otro.

Al “atrapar” de manera efectiva parte de la radiación infrarroja que sale de la Tierra, los gases de efecto invernadero calientan el planeta de una manera particular. Para empezar, el aumento de los gases de efecto invernadero causa que el planeta se caliente más  por la noche que durante el día –un patrón que se observa en la mayor parte del mundo. También calientan el planeta  más en latitudes altas, especialmente en el hemisferio norte, que en las regiones ecuatoriales.  Y normalmente causan más calentamiento  en los meses de invierno que en el verano.

Inyectar aerosoles en la estratosfera enfriaría el planeta, pero de una manera diferente. Debido a que los aerosoles reflejan la radiación solar, son más efectivos durante el día, durante el verano, y en la zona ecuatorial.  En otras palabras: el patrón opuesto al calentamiento del efecto invernadero.

Por esta razón esta clase de geoingeniería solar no contrarrestaría convenientemente el calentamiento producido por los gases de efecto invernadero. Tiende a enfriar los lugares equivocados, en los momentos equivocados para ser un antídoto perfecto contra el calentamiento de efecto invernadero.

En resumen, no proporciona una solución fácil al calentamiento de efecto invernadero.

Se me ocurre una analogía: si tu cabello se está quemando, meter los pies en agua helada no ayudará.

La geoingeniería solar no solo no es esencialmente ineficaz, podría ser peligrosa. Los efectos combinados de los gases de efecto invernadero y de la geoingeniería solar podrían crear un lio tremendo, desestabilizando potencialmente la meteorología y los patrones climáticos en maneras impredecibles. Eso podría empeorar el problema.

Tiene otros riesgos

Si los efectos de la geoingeniería solar en el clima no te preocupan, y deberían, aquí tienes una colección de otros impactos a considerar.

Potencialmente el más grave es cómo afectaría a la fotosíntesis, la base misma de la biosfera. Al reducir la cantidad de luz solar que llega a la superficie de la Tierra, y cambiando el equilibrio entre luz solar “directa” y “difusa” (haciendo que el cielo sea más neblinoso), la geoingeniería solar podría tener un impacto profundo en los ecosistemas y en las cosechas.

También, cambiar fundamentalmente la naturaleza de la estratosfera, durante décadas, podría tener profundos efectos en la física, la química y la circulación de la atmósfera superior.  Los efectos medioambientales a largo  plazo de todo esto  todavía no se entienden bien, pero una preocupación es que podría dañar la capa de ozono estratosférico.

La geoingeniería solar no hace nada por los efectos no climáticos del aumento de dióxido de carbono.  Incluso aunque pudiera contrarrestarse el calentamiento global, no haría nada  por la acidificación de los océanos.  Esto solo, lo descalifica como una solución seria.

Principalmente me preocupa el  riesgo moral de la geoingeniería solar, que nos distrae de la tarea real de abordar el cambio climático.  En lugar de ocupar el tiempo, la atención y el dinero en fantasías, centrémonos en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, en proteger los sumideros de carbono naturales, y en mejorar los cimientos de la sociedad.

A pesar de titulares equívocos los científicos no están respaldando la idea

Recientemente la geoingeniería solar ha atraído la atención porque la Academia Nacional de Ciencia, un respetado organismo consultivo del gobierno de EE.UU.,  propuso un programa limitado para investigarla.

No respaldó el concepto, como  algunos medios informaron erróneamente.  Simplemente propuso una investigación para examinarlo, incluyendo sus peligros potenciales. Esa es una forma de proceder razonable.

Pero no equivoques esta llamada al estudio como un respaldo de científicos climáticos serios a la geoingeniería solar.  Ese no es el caso.

Es innecesario

Un último argumento que se escucha de quienes proponen la geoingeniería solar es que podríamos necesitarlo como una medida de emergencia para “poner freno” al cambio climático, si no actuamos a tiempo.

Esa es una posición irónica ya que la geoingeniería solar distrae la atención de la acción climática efectiva.

Pero también es erróneo por otra razón: Necesitamos otras herramientas para “poner freno” al sistema climático. Y estas no son distracciones peligrosas para detener el cambio climático.  De hecho, son parte de la solución.

El calentamiento global está causado por distintos gases, no solo por el dióxido de carbono. Algunos atrapan más calor, molécula a molécula, que otros.  Y algunos duran más en la atmosfera que otros.

Para ralentizar rápidamente el cambio climático, y comprar tiempo para hacer otras reducciones de emisiones, podemos centrarnos en gases de efecto invernadero poderosos y de vida corta como el metano, el monóxido de carbono y el “carbono negro”.

Para entender cómo podría funcionar esto, miremos los diagramas “pulso-respuesta” sobre cómo los gases de efecto invernadero afectan al clima.  Vemos como un solo año de emisiones (basado en la mezcla de lo que emitimos hoy) calentaría el planeta durante las próximas décadas.  En otras palabras, podemos hacer un estimado de cómo el “pulso” de un solo año de gases de efecto invernadero causa una “respuesta” de calentamiento en las décadas futuras.

En este ejemplo, adaptado del  Quinto Informe de Evaluación del IPCC, podemos ver como el planeta se calienta (en mK, o milésimas de grado centígrado) con el tiempo por un solo año de emisiones.

Primero vemos cómo se calentaría el planeta con un solo año de emisiones de dióxido de carbono (CO2) y óxido nitroso (NO2), dos gases de efecto invernadero que permanecen en la atmosfera durante cientos de años.

Calentamiento estilizado “pulso respuesta” de un solo año de emisiones de dióxido de carbono y óxido nitroso. Adaptado de la figura 8.33 de la Quinta Evaluación del IPCC. Gráfica de J.Foley © 2021.

Luego añadimos agentes de calentamiento de “vida corta”, que incluyen el metano (CH4), monóxido de carbono (CO), y carbono negro (BC) que tienen un profundo efecto de calentamiento durante unas pocas décadas, pero luego desaparecen.

Calentamiento “pulso respuesta” de un solo año de emisiones de dióxido de carbono, óxido nitroso, monóxido de carbono, metano y carbono negro. Adaptado de la figura 8.33 de la Quinta Evaluación del IPCC. Gráfica de J.Foley © 2021

Entonces podemos separar los efectos de los agentes de calentamiento de vida corta (carbono negro, metano y monóxido de carbono) y de los de vida larga (dióxido de carbono y óxido nitroso).

Los efectos de calentamiento de agentes de vida larga (dióxido de carbono y óxido nitroso) y de agentes de vida corta (monóxido de carbono, metano y carbono negro). Grafica de J.Foley © 2021.

Estas curvas ilustran como podemos tener un impacto profundo e inmediato en el cambio climático redoblando nuestros esfuerzos sobre los agentes de calentamiento de vida corta, principalmente metano, monóxido de carbono y carbono negro.  Así es cómo podemos “pisar el freno” del cambio climático sin fracasar y sin los riesgos innecesarios de la geoingeniería solar.

Por supuesto, necesitamos reducir todas las emisiones de gases de efecto invernadero tan rápido como sea posible. Sin embargo, un esfuerzo redoblado sobre el metano, el monóxido de carbono y el carbono negro podría tener un impacto inmediato en el cambio climático en las próximas décadas, dándonos tiempo a desplegar soluciones climáticas a largo plazo.

Detener el cambio climático requiere que nos centremos en la tarea que tenemos ante nosotros, y no distraernos con ideas de ciencia ficción que realmente no funcionarán, supondrán riesgos considerables, y solo retrasarán nuestra acción efectiva.

Aunque hay muchas “no soluciones” que  circulan estos días, la geoingeniería solar es la más estrambótica.  Es principalmente ineficaz para contrarrestar el calentamiento de efecto invernadero y supone riesgos importantes para el planeta.

Si estás pensando que la geoingeniería solar suena un poco a usar humo y espejos para abordar el cambio climático, no te culpo.  No estás muy equivocado.

Es hora de alejarnos de las fantasías y de volver a trabajar para reducir las emisiones, proteger los sumideros de carbono naturales, y mejorar las condiciones de la gente en todo el mundo.  Esas son las bases para abordar el cambio climático, y cualquier otra cosa es una distracción que ya no nos podemos permitir.

Jonathan Foley (@GlobalEcoGuy) es un científico climático y medioambiental, escritor y orador.  También es el director ejecutivo de Project Drawdown, el principal recurso de soluciones climáticas del mundo.

Traducido por Eva Calleja.

Fuente: Rebelión

Temas: Crisis climática, Nuevas tecnologías

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