Uruguay: La miel y el canario en la mina

Idioma Español
País Uruguay

"Las exportaciones de miel de Uruguay son relevantes en monto y en simbolismo. Y están ante un muy serio problema. Eso es más importante que si el rechazo alemán fue oficial o empresarial. Lo importante es que no podemos exportar la miel a Alemania porque la miel de Uruguay sale generalizadamente con más glifosato del que aceptan los alemanes."

Tras la nota que publicáramos en esta columna el sábado pasado respecto a los problemas que la presencia de glifosato ha generado a las exportaciones de miel de Uruguay, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca Tabaré Aguerre ha manifestado que no ha habido un rechazo oficial de Alemania hacia la miel uruguaya. Es lógico que diga eso por la función que tiene. Y porque estamos esperando una misión de China a la espera de habilitar ese mercado. Pero ha acusado de injusticia y en eso ha sido injusto. Ha dicho en entrevista a radio El Espectador que "es muy injusto decir que tuvimos problemas comerciales porque no hemos tenido un rechazo oficial." El truco de esa frase es el adjetivo oficial. Es evidente que como país sí tuvimos problemas comerciales.

Las exportaciones de miel de Uruguay son relevantes en monto y en simbolismo. Y están ante un muy serio problema. Eso es más importante que si el rechazo alemán fue oficial o empresarial. Lo importante es que no podemos exportar la miel a Alemania porque la miel de Uruguay sale generalizadamente con más glifosato del que aceptan los alemanes. Y es muy importante porque la Unión Europea tiene normas comunes, de modo que el rechazo alemán o la amable solicitud de "no me mandes más miel con estos resultados de laboratorio" puede ser seguida por otros países de la Unión. Y que Europa es el principal comprador que tiene la miel de Uruguay. Más de la mitad de la miel que Uruguay exporta va con ese destino.

El ministro ha destacado el admirable sistema de trazabilidad que está en parte por implementarse, y en parte como parte de la implementación de un fantástico sistema de información agropecuaria del que seguramente todos los uruguayos nos sentiremos orgullosos. Pero para los apicultores el problema es ahora, la próxima cosecha de miel está a menos de dos meses de distancia y no exportar a Europa sería muy grave.

Lo que hubo fue un rechazo por no cumplir con las especificidades de contenido. No fue necesario que fuera oficial porque el comprador compró, midió y avisó que esa miel tenía más glifosato que el permitido. Si un importador la rechaza porque la miel no cumple los estándares oficiales, es honesto intelectualmente decir que la miel ha sido rechazada. Aunque la acepte a un precio menor o permita que la miel en lugar de volver a Montevideo vaya hacia otro mercado menos exigente.

Luego dice Aguerre :"desconozco si hubo una renegociación de precios". La pregunta es porqué lo desconoce, parece allí haber un problema de comunicación importante entre el ministro y el sector apícola. De lo contrario no desconocería un dato importante.

Y luego castiga por elevación al mensajero del problema, el que se está jugando su esfuerzo y su dinero en la situación planteada descalificándolo como si se tratara de una versión aislada y dudosa. En lugar de un problema comercial afirmó que: "Acá lo que hay es la opinión y la versión de un exportador que dice que un importador le dijo que hubo un problema".

El tiempo dirá. Pero viendo los comunicados de los apicultores y de la Comisión Nacional de Fomento Rural y la propia comunicación del MGAP a los apicultores no parece que sea la mera opinión de un exportador. Todo el sector miel está que trina con este tema y con un comunicado que mandó el ministerio explicándoles a los apicultores que debían evitar el uso de glifosato.

El primer paso de la solución de todos los problemas es asumirlos. El segundo es construir un diálogo y confianza con los involucrados para buscar soluciones racionales y efectivas. Entonces sería tal vez más constructivo en lugar de negar que hay problemas servir media docena de cafés y convocar a la cadena apícola. Y también a los sectores que usan el herbicida y albergan colmenas. Hay que acelerar una estrategia por la que el Uruguay Natural y Agrointeligente no le mande a los europeos miel con glifosato, que de eso se trata. Es cierto, hay apicultores que aplican glifosato en las inmediaciones de las colmenas para prevenir la llegada de sapos y ranas que van a comer abejas y a las cruceras que van en busca de los batracios. No deben hacerlo.Pero seguramente el problema del glifosato tiene muchos más componentes.

Debemos lo antes posible saber a ciencia cierta por qué vía llega el glifosato a la miel. Una colmena toma en verano 4 litros de agua por día. ¿Llega el glifosato a la miel por el agua que toman las abejas? Por el polen y el néctar? Por las fumigaciones y la deriva que generan los vientos?

El problema es que no lo sabemos. Y el tema preocupa al ministerio, por eso habrá una reunión ya la próxima semana entre la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola del Mgap y el Inia. La solución implica inevitablemente investigar.

Uruguay tiene que asumir que tiene un problema. Y los productores de miel merecen ser recibidos en audiencia. El país necesita aceitar la coexistencia entre sistemas productivos. En eras de redes sociales y telecomunicaciones asombrosas, un apicultor no se puede enterar de una fumigación después que esta ya haya ocurrido. Los uruguayos todos merecemos tomar agua de la mayor calidad y saber con exactitud en tiempo real la constitución del agua que estamos tomando.

El episodio de la miel es importante porque las abejas están siendo en todo el mundo el canario de la mina. En el siglo XVIII los mineros aprendieron que mientras los canarios estaban lo suficientemente contentos y cantaban, todo estaba bien. Pero apenas empezaban a mostrar síntomas de malestar más valía salir. Un escape de monóxido de carbono o metano estaba ocurriendo. El canario lo detectaba antes que los humanos. Como los mineros, el tener abejas contentas polinizando es el mejor indicador de que agronómica y ambientalmente estamos haciendo las cosas bien en el Uruguay Natural Agrointeligente. Pero las abejas y los polinizadores silvestres están bajando su población aceleradamente, advirtiéndonos a todos los humanos que alguna cosa está fuera de orden en el orden mundial. Y no quiera imaginar el lector lo que sería un mundo sin insectos polinizadores. No future.

Es lógico que un ministro tenga que bajar el perfil de ciertos temas. Pero el calibre de los acontecimientos es importante y va mucho más allá de la miel. Podemos discutir si técnicamente la no aceptación alemana es un rechazo o algún concepto sinónimo. Mientras esperamos los datos de campo que nos indiquen por qué apareció el herbicida. ¿Hay que coordinar mejor las aplicaciones para que haya un período buffer como hay en la aplicación de productos veterinarios unas semanas antes de la faena? ¿hay que eliminar radicalmente el glifosato en las colmenas? ¿por qué el ministro no recibe al sector miel? Lo importante es que estos tropiezos sirvan para corregir los problemas, mantener el mercado alemán, y generar un diálogo que da la impresión es tan necesario como inexistente en estos momentos.

Y desde una mirada general, Lo importante es que la tolerancia a glifosato, a ethión y a una lista creciente de residuos en alimentos tiende a cero. ¿Qué vamos a hacer al respecto?

La oportunidad uruguaya tiene que tener en los insectos polinizadores, abejas, mangangás y tantos himenópteros más como noticia por su proliferación. Un sector apicultor vibrante como el canario de la mina, nos estará diciendo que todo nuestro ambiente va bien. Es marca país. El diálogo sobre este tema partiendo de la veracidad es urgente. Y como tema de largo plazo, generar una cultura más cercana a la apicultura, materia en la que deberíamos estimular un mayor esfuerzo académico. Optimiza todos los sistemas productivos, pero lo hace con perfil más bajo del que merece.

Fuente: Entorno Inteligente

Temas: Agrotóxicos

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