Universidad campesina: saberes de la tierra

Por CTA
Idioma Español
País Argentina

En Santiago del Estero el Mocase – Vía Campesina avanza hacia una nueva experiencia: la Unicam, la Universidad Campesina. Para conocer razones y causas, entrevistamos a Adolfo Farías, referente de capacitación de dicha agrupación.

Y aquí cuenta de un emprendimiento educacional diferente y con características propias partiendo de otra lógica académica. La Unicam está dirigida a los jóvenes de comunidades rurales criollas y de pueblos originarios.

Saberes de la tierra

“La nueva Universidad Campesina (Unicam), impulsada por el Movimiento Nacional Campesino Indígena con el fin de promover espacios de formación para los jóvenes de comunidades rurales y desarrollar así un potencial educativo y productivo con orientación en la agro ecología, entre varias disciplinas que implican un proyecto cultural diferente y único en el país. Los hijos de campesinos fracasan en las universidades clásicas y por eso hay que desarmar ese contenido y enraizarlo en el sustrato indoamericano de transformación y justicia social” -esto nos viene diciendo Adolfo Farías, referente en el área de formación y educación del Mocase Vía Campesina, que tiene su asiento fundamental en la provincia de Santiago del Estero y está ubicada en la localidad de Villa Ojo de Agua, al sur de Santiago del Estero, casi en el límite con Córdoba. La Unicam ha comenzado a funcionar con talleres y cursos donde el elemento fundamental pasa por una visión propia del saber y como transmitirlo.

“Nosotros -sigue diciendo Farías- pensamos que no se puede separar una experiencia de capacitación sin tener en cuenta el entorno socio económico del estudiante: no es lo mismo una muchacha que prácticamente nunca salió de su área rural que una nacida y criada en una gran ciudad. Además, los criollos venimos de un largo proceso de resistencia a lo que los formadores del sistema agroexportador llaman ampliar la frontera productiva. Pensamiento que traducido significa expulsar a los pequeños y medianos productores de la tierra, expulsar a las comunidades originarias, apropiarse de todo territorio, ya que si no es soja es explotación minera y, si no basural, pero ellos vienen llevando adelante esta expulsión y apropiación de la tierra y destruyendo culturas y pueblos. El exterminio de los pueblos originarios, tiene su matriz ideológica en la apropiación de la tierra. Entonces, digamos que nuestra lucha, con otros símbolos y diferentes características, es una resistencia que viene desde el fondo de la historia, un proceso que vive no solo Latinoamérica sino es que es un fenómeno mundial: la acumulación de la riqueza concentrada en pocas manos, generalmente, multinacionales.

-¿Cómo nace esta idea de la universidad, la educación en manos campesinas...?

Bueno, es un largo proceso llegar a cristalizar este sueño de educarnos a nosotros mismos. Esto significa recuperar nuestros saberes sin que tengan que ser matizados por lo que y como se enseña en las escuelas o en las universidades, una visión que nos aparta de nuestra esencia, de nuestro sentir o de lo que somos o como seguir avanzando siendo lo que somos. Porque hay poética contraria a la visión mercantilista del mundo, y creemos que no se puede educar pensando que la tierra, su posesión es un hecho comercial. No, la sabia de los montes, el árbol, ¿cómo mira una árbol? Como un hermano mira, o la otra mirada ¿no?, que lindo árbol para hacer muebles. ¿Cómo se siente la naturaleza, que es la tierra que nos da alimento y permite la vida? Entonces la propuesta nace, para encontrar la forma que estos saberes, no fueran fracturados y los jóvenes volvieran desconociendo el monte, desconociendo la madre tierra.

Y en esa Universidad que venimos levantando, tenemos que formar nuestros propios maestros. Nosotros comenzamos en Quimilí (Santiago del Estero) y comenzamos por hacer formación de agro ecología. Después comenzamos otra tarea, no estar aislados, a abrir, a buscar hermanos nos sólo en Argentina sino que nos dimos cuenta que la batalla por la producción de alimentos, como producirlos, y como no ser expulsados de nuestras tierras, es una realidad mundial.

Nos relacionamos con la CLOC de Venezuela, que es la coordinadora Latinoamericana de organización del Campo. Están Los sin tierras, de Brasil, y ahora acabamos de volver de Yakarta -Indonesia-, donde se llevó a cabo un encuentro mundial de pequeños campesinos y pueblos nativos. Y como inspiración tenemos la figura de Pablo Freire, un territorio teórico desde donde partir a encontrarnos con nuestra propia cultura. Porque hay algo que tenemos claro, luchamos contra el capital, contra un sistema de explotación irracional y que intenta por sobre todo, negocios. La tierra, el aire, la naturaleza ellos la piensan sólo como fuente de negocios.

No es nuestra visión. Los bienes naturales pertenecen al hombre y nosotros, con este sueño que ya comenzó a cristalizarse de la Universidad campesina indígena, proponemos que quién estudie participe desde su propia cultura, no de una imposición del sistema, viva en el campo o en la ciudad. Por eso, en el proyecto abarcamos no sólo a quien trabaja la tierra, sino a quien ya está habitando en las ciudades. Lo urbano está contemplado, y donde el objetivo es que nuestros hermanos sepan que hay un regreso a la tierra, a sus comunidades y que pueden aportar, ser parte de donde fueron expulsados. Y expulsadas. Nuestras mujeres han sido uno de los sectores más castigados...

-Llegaron a la decisión de la Universidad y ¿ahora cómo ven el camino a recorrer?

De lo que le cuento. Hay en el Mocase una historia. Nosotros, desde hace mucho tiempo venimos poniendo a los despojados, a los asesinados, como fue el caso paradigmático de Cristian Ferreyra que lo fusilaron por defender su tierra. Esa es la realidad. Además, para no seguir con este drenaje de pérdida poblaciónal y cultural nace la idea de una educación donde se respete nuestra cultura. Y hay algo que quiero decir, que sabemos, el tema de que nuestra gente no se encontraba con la visión que tiene “la academia”. Los enviados criollos o indígenas enviados a estudiar volvían o no, pero el desarraigo está en la propia enseñanza que se les impartía; la pérdida de identidad con la madre tierra, con lo saberes propios. Y tiene que quedar claro, nosotros estamos contra la derecha, estamos contra un sistema de explotación no solo de recursos naturaleza, sino con la expropiación de los saberes y la explotación del trabajador.

Entonces, pensar que vamos a ser educados aceptando paradigmas que despreciamos, eso nos llevó a estar parados ante la necesidad de encontrar nuestra propia forma de enseñanza, de capacitación. Y eso significa descubrir nuestro propio horizonte, y activar ese sueño no es transpolar nuestra educación y de nuestra gente. Desde la visión etnocéntrica, al movimiento campesino, a los sin tierra, a los movimientos indígenas, a los que luchamos por una reforma agraria, por el derecho a la tierra, se nos mira con una visión casi folclórica y no, no somos pasado. Nosotros pensamos que somos futuro, que el pequeño productor, los grupos de producción colectiva son la esperanza de la humanidad. Nosotros, los pequeños productores y no el mundo sojero, el mundo de la especulación y la ganancia como real sujeto: el dinero es el sujeto del sistema. Nosotros estamos en otro lado.

−¿Cómo y quiénes conformaran el cuerpo docente?

Ante esto manejamos varias alternativas. Uno es la pedagogía por parejas. Estará el catedrático y estará uno de nuestros campesinos, gente salida del monte con sus saberes. Y tampoco es una universidad cerrada, es para todos. No pensamos cerrarla, pensamos que tenga la amplitud de albergar otros sectores: los urbanos. Entonces el hombre que sale del monte con nuestros saberes, viene, está, participa y luego regresa a la tierra, ya que no dejarán de ser campesinos; seguirán con sus cosechas, la esquila, sus animalitos. Y la familia. Su grupo referencial. Lo que menos pretendemos es el desarraigo, que es -como ya dije- lo que produce en nuestra gente la universidad con una visión de competencia donde quien estudia y es preparado para un proyecto personal.

-¿Cómo es eso?

Para nosotros el saber es colectivo, no que el saber sirve para especular con ese saber. No es lo que pretendemos: la clase, el método de estudio será todo lo contrario a la esencia, a la conformación de que el objetivo de una persona siempre es individual y no colectivo. Por eso la alternancia del cuerpo docente. Nadie puede adueñarse del saber, es común como son los objetivos.

−¿Las materias que se cursaran ya tiene nombres?

Materias en cuanto a cómo estamos iniciando la conformación de los planteles educativos, primero los agroecológicos. Estamos contra la transculturización de la semilla. Los transgénicos son un eje fundamental, la dependencia de las semillas de las multinacionales es perder la autonomía, la independencia, no se puede pensar un país libre e independiente social y económicamente sino se tiene la matriz de la semilla. Esto sin olvidar que los transgénicos es contaminar el futuro. Y esto no es fatalismo. Estamos ante una desoladora propuesta del gran capital.

-¿Y caemos en el mismo cuestionamiento...?

Claro. Usted toque donde toque, la confrontación está, estará siempre contra los que pretenden adueñarse de toda la riqueza de la tierra -me refiero al mundo. Y el sujeto de ellos sigue siendo el dinero, y ahí vamos a chocar, es un choque de culturas. Además deagroecológicos vamos por Derechos Humanos, vamos por salud campesina indígena y englobando todo el proyecto político. La visión del mundo pasa por la línea que demarca el futuro. Y en ese sentido, nosotros, para no quedar aislados, para utilizar lo que nos sirva de la academia, hemos avanzados en alianzas políticas, con la Universidad de La Plata o Río IV – Ya tenemos funcionado en la ciudad de Paraná (Entre Ríos) el ELAM y hay una interrelación con 14 países latinoamericanos... Hay una escuela en Ahití, esto para darle una pauta de ramificación de estas alianzas. También estamos intercambiando con el IALA Amazónico Pablo Freire.

-Hábleme un poco de usted.

Yo vivo entre La Simona y Quimili, como que voy y vengo. Soy referente del Mocase vía Campesina, en el área de educación y formación entonces eso me obliga a estar en la Universidad Campesina y mi lugar de referencia. Y me gustaría que quedara claro que somos parte de un proyecto político – inevitable por otra parte. El Mocase viene de una historia de luchas, y y estamos viviendo una época que nos posibilita organizarnos, preparar y educar nuestra gente, que es educarnos nosotros mismos.

Crecer desde la tierra

Hace poco hemos cursos de formación política en la Triple Frontera donde han participado Organizaciones de Argentina, Brasil y Paraguay, miembros de la Cloc y la Vía Campesina dan por comenzado el Curso para militante de base de Formación política en la Triple Frontera, teniendo como anfitriones a la COTRUM-MNCI Coordinadora de Organizaciones de Trabajadores Rurales Unidos de Misiones.

La triple frontera es un territorio latinoamericano, donde se hace evidente la intencionalidad de exterminio y saqueo de los bienes naturales por parte del capital internacional, viene en busca de más agua, de más selva, de más monte, de más tierra, de más energía; ante estos las organizaciones campesinas, indígenas, los movimientos, el pueblo guaraní tenemos el compromiso de luchar para conservar nuestra cultura, nuestra memoria histórica, nuestras prácticas productivas ancestrales y agroecológicas.

Y hemos participado en La VI Conferencia de la Vía Campesina que se realizó en Yakarta, Indonesia. Allí se vislumbra la extensión e importancia de La Vía Campesina, un movimiento internacional campesino que reúne a más de 200 millones de organizaciones de campesinas y campesinos, pueblos indígenas, pescadoras, recolectoras, trabajadoras agrarias, y con la creatividad de las mujeres y el entusiasmo de nuestros jóvenes participaron 183 organizaciones y 88 países.

Y por último algo que se dijo en ese encuentro: Nosotros estamos construyendo nuevas relaciones entre los seres humanos y con la naturaleza sobre la base la solidaridad, la cooperación y la complementariedad. En el corazón de nuestra lucha está en la formulación de una ética para la vida que atraviesa todas nuestras acciones y búsquedas. La Vía Campesina se ha comprometido a dar visibilidad a todas las luchas locales alrededor del mundo, asegurando que sean entendidas desde una perspectiva internacional y contribuye a involucrarlas en un gran movimiento global por la soberanía alimentaria, el cambio social y la autodeterminación de los pueblos del mundo.

-Y la universidad campesina.

Allí los esperamos. No somos discriminatorios, es para todos. Como la tierra no es un bien económico sino el destino del hombre y debe ser responsabilidad de todos, y todos nos debemos el respeto de los saberes de los hombres de la tierra.

Fuente: CTA

Temas: Ciencia y conocimiento crítico

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