Una nueva parálisis del TLC: ¡convirtámosla en definitiva!
A pesar de que el gobierno colombiano había reconocido que el TLC beneficiaba ante todo a los empresarios de EEUU y que éstos, especialmente los exportadores de cereales, maquinaria y alimentos estaban felices porque el Plan de acción sobre derechos laborales había destrabado el trámite del TLC con Colombia, el proceso nuevamente se paralizó esta semana.
Después de firmar el “Plan de acción”, Santos anunció que pediría a Obama una fecha para presentarlo al Congreso; para ello, cumplió apresuradamente las que aparecían como unas exigencias menores en el terreno laboral y que no implicaban la realización de cambios reales, sino manifestar el propósito de hacerlos. El representante comercial de EEUU apenas unas semanas después le dijo al Congreso de EEUU que el gobierno de Santos estaba caminandoen la dirección correcta. Todo parecía desenvolverse de acuerdo a los intereses de algunas empresas en Colombia, el gobierno colombiano y las multinacionales estadounidenses. Sin embargo, esta semana bruscamente se frenó el trámite.
La decisión de Obama de no someter ningún TLC a estudio del Congreso hasta que los republicanos no aprueben una ley que da beneficios a los trabajadores norteamericanos (TAA) puso de relieve algo que los sindicatos estadounidenses y los movimientos sociales del resto del mundo han denunciado hace tiempo y es que son los trabajadores y el pueblo en general los principales afectados por los TLC y que éstos solo benefician a las multinacionales.
Obama, quien ya está en campaña electoral y necesita para ella el apoyo de los sindicatos, no se atrevió a aprobar los TLC sin compensar de alguna manera a los trabajadores y trabajadoras de EEUU. De esto no le habían hablado a Santos, aunque ya estaba claro que algo así podía suceder. En febrero pasado la renovación del Atpdea no se pudo realizar porque los demócratas la condicionaron a la aprobación de la ley de compensación a los “damnificados” del libre comercio (TAA).Los republicanos están obsesionados por recortar el gasto federal, principalmente el destinado a gastos sociales y no van a ceder fácilmente.
Nadie está pensando compensar a los trabajadores y trabajadoras colombianos y aunque el desempleo aumente en ambos países, el gobierno de Colombia se obstina en insistir en unos tratados que a todas luces solo benefician a unos pocos. El pueblo colombiano debe exigir firmemente se abandone el propósito de suscribir el TLC y se rectifique la política económica, privilegiando la importancia al mercado interno, la protección de la producción nacional, la elevación del nivel de vida del pueblo y la garantía de los derechos humanos en su integridad.