Un modelo de agricultura basado en el monocultivo, exportación, lucro

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Para discutir los impactos de ese modelo en la agricultura mundial, la Agencia Noticias del Planalto conversó con la bióloga ecuatoriana Elizabeth Bravo, de la organización ambientalista Acción Ecológica. Oiga ahora trechos de la entrevista

El proyecto del agronegocio se intensificó a partir del final de la 2ª Guerra Mundial, con la llamada “Revolución Verde”. Grandes industrias de armamento buscaron alternativas para mantener los grandes lucros obtenidos en el período del conflicto y encontraron en la agricultura una manera de emplear todos los medios tecnológicos desenvueltos en la guerra y continuar en el mercado. Una agricultura con el objetivo de atender los intereses de grupos capitalistas con la producción al servicio del mercado externo y con el uso excesivo de insumos industriales.

Para discutir los impactos de ese modelo en la agricultura mundial, la Agencia Noticias del Planalto conversó con la bióloga ecuatoriana Elizabeth Bravo, de la organización ambientalista Acción Ecológica. Oiga ahora trechos de la entrevista.

Agencia Noticias del Planalto: ¿Elizabeth, cuáles son las principales características y consecuencias del modelo del agronegocio?

Elizabeth Bravo: El modelo de agronegocios tiene un gran impacto, por ejemplo hay una mayor concentración de la tierra, no necesariamente, como en el caso de Argentina, de la propiedad, es un control sobre la tierra. Como son modelos intensivos, hay un incremento en el uso de pesticidas, de insumos agrícolas, de maquinaria agrícola. Con los impactos que tienen los pesticidas. Por ejemplo en Paraguay hay gente que ya ha muerto como consecuencia de los pesticidas. Hay un barrio en Argentina, donde hay altísimos niveles de cáncer y de otras enfermedades relacionadas con pesticidas, entonces eso es un impacto por sí mismo. Y tenemos además el tema de los combustibles, que es un modelo que gasta más energía que otros modelos, y como es un modelo de exportación usan combustibles para el transporte. Pero además, les dan un papel mucho más relevante a las grandes transnacionales, que está en los agronegocios como Cargill, ABN, Bunge, y otros como Monsanto, que son los que venden semillas. Es decir, que incrementa las diferencias y las relaciones de poderes en los países.

ANP: ¿Cuáles son las tendencias de inversión del agronegocio para los próximos años?

EB: Bueno, de acuerdo con la información de un compañero que estuvo en una reunión de agronegocio aquí, en Buenos Aires, parece que se apunta mucho, por ejemplo, a los bio-combustibles. Porque los países europeos, especialmente, tienen que cumplir todas sus metas del Protocolo do Kyoto, y ellos creen que, o hacen creer a los consumidores europeos de que van a consumir a través de los biocombustibles. Entonces, se prevé que la producción de soya va a aumentar en los próximos años, y de otros productos como caña, maíz. En caso de Ecuador, por ejemplo, del aceite de palma, para la elaboración de biocombustibles. Pero, eso es lo que piensan los agronegócios. Yo creo que la tendencia puede cambiar si persiste la resistencia de las organizaciones populares en cada país. No es fácil, pero es un reto que tenemos delante de nosotros.

ANP: En los últimos años en Brasil los grandes exportadores apostaron mucho en la producción de soya. Podemos ver campos inmensos con plantaciones de soya, que ocuparon el lugar de bosques, inclusive. ¿Qué representa la soya en este momento para el agronegocio?

EB: La soya es un producto de base y ha sido cultivada por muchos miles de años en el sur asiático, en la China. Comenzó a entrar poco a poco en Europa a principios del siglo XX como alimentación animal, y durante la 2º Guerra Mundial se dejó de producir soya. Y EUA aprovechó la guerra para comenzar a producir soya, ya había comenzado a producir poco a poco, pero fue durante la 2º Guerra Mundial que se dispara el negocio de soya y se crea la asociación de soyeros americanos. La asociación de soyeros americanos, lo que hacen es construir toda una cultura en torno de la soya, no solamente en EUA, sino en todo el mundo. La soya en el Cono Sur es el eje central de los agronegócios, especialmente la parte sur, en Brasil. La soya forma parte de toda una cadena que tiende a beneficiar fundamentalmente a empresas extranjeras. Mucho se dice por ejemplo que la economía de Argentina y de otros países ha crecido debido a la soya. Por ejemplo, el grupo más poderoso en Bolivia, son los soyeros de Santa Cruz, que se llaman. Pero si vemos y analizamos toda la cadena productiva de la soya, pero no nos damos cuenta que las grandes ganancias y el control está en manos de empresas que no son originarias de esos países. Y cuando más vamos subiendo la cadena productiva las ganancias se van haciendo mucho más grandes. Es decir, los países como Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia, que han adoptado el modelo de la soya, lo que reciben, con lo que se quedan es con un poco de dinero, con las migajas de las empresas y con todos los impactos sociales, ambientales y también culturales.

ANP: ¿Cuál es la alternativa propuesta por las organizaciones populares a ese modelo en los países de América Latina?

EB: Nosotros debemos pensar en un modelo civilizatorio nuevo. Es muy difícil dar recetas y decir “eso es lo que tenemos que hacer”, porque yo creo que, inclusive, las recetas de cuál es el modelo a seguir es un modelo que no puede ser seguido en todos los países y ni siquiera yo creo que puede ser válido para todo un país. Por ejemplo, tenemos un país tan grande como el Brasil, que tiene diferencias tan inmensas, por ejemplo el estado de Amazonas, y los grupos no contactados de Amazonas con el de San Pablo. Son dos civilizaciones completamente diferentes. Entonces, nosotros tenemos que pensar en un modelo civilizatorio, que nosotros hemos llamado postpetrolero. Porque, en definitiva, el problema es que es una civilización basada en el petróleo, que consume petróleo. Inclusive cuando pensamos en la aplicación en la agricultura. Entonces, la alternativa es una alternativa al funcionamiento del sistema capitalista, obviamente, porque el sistema capitalista se basa en la generación de cada vez mayores de ganancias a cualquier costo. Pero, cómo salir del modelo es una cuestión que debemos ir pensando en cada comunidad, en cada país. No pueden existir, creo yo, recetas.

Usted acabó de oír a Elizabeth Bravo, bióloga ecuatoriana integrante de la organización ambientalista Acción Ecológica.

De San Pablo, Brasil, de la Agencia Noticias del Planalto, Silvia Adoue ( www.noticiasdoplanalto.net)

Fuente: Revista Rebelión

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