Suplemento Ojarasca N° 167
Los tintes amenazadores de la actual hora mexicana no consiguen opacar los colores claros y decididos de nuestros pueblos originarios, y mucho menos doblegar a estos pueblos que se plantan en defensa de las tierras que constituyen la médula de ese territorio también nuestro que seguimos llamando México.

Existe una lucha indígena nacional de largo aliento, producto de sus significativas recuperaciones y ocupaciones de territorios a la luz de la reforma agraria cardenista, y más atrás pero aún visible en el horizonte, la llamarada gigantesca del Ejército Libertador del Sur del general Emiliano Zapata.
Hoy los pueblos indígenas son herederos de grandes luchas y victorias por los derechos a la tierra, la identidad y la autodeterminación. Desde el valle del Yaqui en Sonora hasta la selva Lacandona en Chiapas, los pueblos indígenas han tomado en sus manos los territorios y su propio destino.