Significado del 17 de abril en la lucha de las comunidades campesinas
Reflexionan integrantes del Movimiento Campesino de Córdoba y de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Argentina. Somos un árbol. Queremos que hayan árboles en todas partes
El 17 de abril se ha convertido en una fecha en la que miles de campesinos y campesinas de todo el mundo reafirman su compromiso en la lucha por la tierra, contra la represión y por la soberanía alimentaria. La Vía Campesina, el movimiento mundial de organizaciones campesinas e indígenas, resolvió en su II Conferencia Internacional efectuada en México, en 1996, declarar el 17 de abril como el Día Internacional de la Lucha Campesina en homenaje a 19 campesinos del Movimiento Sin Tierra asesinados por policías en el Municipio de El Dorado de Carajas, en Brasil. Desde Córdoba y Mendoza, Juan Stahli y Diego Montón reflexionan sobre lo que significa ese día en la lucha de las comunidades campesinas.
JS: El Día Mundial de la Lucha Campesina, traído a la actualidad del campo en Córdoba, tiene que ver sobre todo con las posibilidades de una vida digna en el campo. Esto me parece que se puede explicar en la posibilidad de producción de las familias, del autoconsumo, es decir, que cada familia tiene su campo, que lo trabaja desde hace un montón de años. Las familias de hoy, sus abuelos, sus bisabuelos, eran de ese mismo campo, de esa misma comunidad y siempre dedicados en algunos casos a críar cabritos, en otros casos, ovejas, en algunos casos han sembrado algodón, ajo, cebolla o algún otro cultivo.
Hoy en día se ve vapuleada esa posibilidad de producir, por el modelo agropecuario que se implementó en los últimos 30 años. Desde la última dictadura militar se vino a implantar un modelo económico político y social como lo es el neoliberalismo, que venía a llevarse las riquezas del país a otros lados, como Europa y Estados Unidos.
Esas empresas, lo que hicieron fue generar un monocultivo que fue la soja, pero también podría haber sido el maíz u otros cultivos más fuertes que son transgénicos, que son artificiales, son una semilla artificial, y para poder llevar a cabo ese objetivo de tener una cantidad de cosecha de soja o maíz, el método fue sacarle la tierra a los campesinos. En algunos casos se la sacaron directamente y en otros casos, se hizo el “corrimiento de la frontera agropecuaria”. En una zona de la pampa húmeda argentina, donde antes era ganadera, ahora se tiene un sistema agricultor, y entonces, esos animales, en algún lado había que ponerlos, y se fue estirando la frontera agropecuaria más hacia el norte. Eso es lo que está pasando en Córdoba sobre todo.
DM: En Mendoza la situación del campesinado es muy grave, con estadísticas oficiales que seguramente subestiman la situación, pero la última encuesta de hogares rurales de la provincia dice que el 80% de los hogares rurales no pueden producir porque no tienen acceso al agua y a la tierra. Otra estadística, del Censo Nacional Agropecuario, estima que más del 52% de la superficie con derecho de riego en la provincia está abandonada e improductiva. Sin embargo, el agua es un recurso que está más escaso, por lo que podemos deducir que hay grupos económicos que la están concentrando y la están utilizando de manera ilegal, no está blanqueado dónde es que se está utilizando.
Existen en todos los departamentos de la provincia situaciones de conflicto en el marco de la lucha por la tierra y por el agua. Según el último relevamiento que hemos hecho, el único departamento que no está con conflicto es Godoy Cruz y la Ciudad de Mendoza. En el resto de los departamentos hay comunidades con conflictos, intentando frenar desalojos o con conflictos ya judicializados, y ahí entramos en otro problema, porque la justicia de la provincia está siendo muy imparcial, fallando en casi todos los casos a favor de los empresarios y de grupos de abogados, desconociendo los derechos de posesión veinteañal y los derechos de las comunidades campesinas.
JS: En el sur de la provincia, donde antes había animales, ahora hay soja y los animales los han trasladado para el norte. Eso se llama corrimiento de la frontera agropecuaria. Eso hizo, que el campesino al perder su tierra, no pueda seguir produciendo, y eso hace que se tenga que ir a las ciudades o a los pueblos cercanos, a las comunidades campesinas a buscar trabajo. Porque el tipo que tiene un campo, que tiene la posibilidad de producir, produce para su autoconsumo, porque se sostiene el alimento de su familia generalmente.
En el tiempo hemos ido entendiendo que la problemática no era sólo esa, de la lucha por la tierra. En el campo se sufren otras cuestiones, que tienen que ver con el acceso a la salud, que no haya puestos sanitarios. Que si vos tenés una enfermedad por mínima que sea, en el campo, tenés que gastar mucho dinero en poder salir del campo para conseguir un médico. De ahí a que te hagan un diagnóstico, a poder hacer algún estudio y conseguir los remedios para curarte es otro trámite muchísimo más largo. Además de eso, lo que tiene que ver con la educación es muy complicado. En el campo la mayoría de las escuelas son primarias, pero después el secundario, y ni que hablar lo que es la universidad, también es algo muy lejano para las comunidades campesinas.
Fuimos entiendo con el paso del tiempo, y al estar organizados, en Córdoba las organizaciones más viejas tienen 8 ó 9 años, que no sólo la problemática era la de la tierra, sino que había un montón de otros problemas alrededor, que iban conformando que en el campo no se pudiera vivir una vida con dignidad. Se han ido encontrando soluciones entre todos. Para el problema de la salud nos hemos ido formando algunos compañeros en la cuestión salud, con médicos que han venido, se han hecho algunos talleres, y hay algunos puestos sanitarios que se han podido reabrir con compañeros que se han formado en el área.
La cuestión de acceso a la universidad, hay varios compañeros del campo que hoy están estudiando en la universidad, en el Programa de Estudiantes Campesinos en la Universidad, PECU, y se han ido desarrollando convenios con las universidades nacionales para que la gente del campo pueda ir a estudiar a las universidades de la ciudad.
DM: Hay casos abusivos, como en Malargüe, de capitales malayos que dicen haber comprado 500.000 hectáreas y hay 160 familias adentro que el mismo Estado ya les está negando su derecho de posesión. Ahora están avanzando mucho el tema de los capitales transnacionales, que como encuentran muy barato comprar territorios en Argentina, lo están haciendo. Después tenemos un grupo ecónomico que es histórico en la provincia que está representado por el “poder del vino”, de las grandes bodegas que vienen concentrando el uso del agua. Es uno de los sectores que tiene mucho poder de influencia en el Gobierno de la Provincia, y que son los que están trabando que se pueda revisar la Ley de Agua o que se pueda avanzar en una ley de uso del suelo que permita regularizar la situación.
JS: El primer problema, que es el del acceso a la tierra, sigue siendo uno de los más difíciles de solucionar, porque el sistema político y económico sigue oprimiendo, desde su lugar de legitimidad, sobre el campo. Por más que el Estado se haya expresado, en el caso de Córdoba, con la ley de “Tierras para el futuro”, podríamos preguntarnos para el futuro de quién. La problemática sigue existiendo porque los empresarios siguen comprando tierras, siguen comprando títulos y siguen expulsando al campesino del campo. Este es como el enemigo más fuerte y concreto que tenemos, cuando se enfrenta a una topadora, cuando se enfrenta a un desalojo.
DM: Toda la semana el Movimiento Nacional Campesino Indígena /MNCI va a hacer actividades en todas las provincias donde estamos organizados, son más de 8 provincias donde van a haber actividades para conmemorar el Día Internacional de la Lucha Campesina.
JS: En el Día Mundial de la Lucha Campesina, lo que estamos intentando es demostrar que el campesino existe, que no se lo ha terminado de aniquilar en el campo. La forma de producir campesina, no es una forma de producir vieja, y la modernidad, las máquinas cosechadoras que nos propone el otro sistema, es el modelo agroexportador. El campesino con su modo de producción artesanal, que viene de hace un montón de años, puede darle de comer al pueblo, se puede producir alimento de un modo sano, con semillas criollas, verdaderas y no de plástico, transgénicas.
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Fuente: Amigos de la Tierra