Río+20 vs. Río+20. O economía verde vs. economía ecológica
"Si bien durante los primeros siglos los impactos ambientales se restringieron a las propias zonas, el crecimiento del modelo económico dominante, basado en la producción y el consumo exacerbado y descontrolado de bienes nos ha traído a una situación ambiental global por demás compleja y de muy difícil solución."
Durante varios cientos de miles de años, los seres humanos poblamos la Tierra como una especie más, con un impacto sobre el medio ambiente no mayor al de otras especies y con una escasa capacidad de modificar los ecosistemas que habitábamos. Pero hace unos pocos miles de años todo comenzó a cambiar. El dominio de las técnicas de agricultura, la fabricación de herramientas y la domesticación y uso de otras especies en beneficio propio, fue modificando rápidamente la ecuación y pronto nos encontramos con los primeros problemas de índole ecológica, atribuibles a una conducta ambiental que no tenía en cuenta el agotamiento de los bienes de la naturaleza.
Si bien durante los primeros siglos los impactos ambientales se restringieron a las propias zonas, el crecimiento del modelo económico dominante, basado en la producción y el consumo exacerbado y descontrolado de bienes nos ha traído a una situación ambiental global por demás compleja y de muy difícil solución.
Consumimos desde hace décadas de forma creciente y continua, más biomasa de la que la Tierra produce. Superamos la capacidad del planeta de absorber el impacto en el ecosistema global de nuestras actividades productivas y de nuestro consumo.
La ecuación del impacto de la especie humana sobre Gaia, arroja un resultado negativo y de no tomar las medidas necesarias para modificarlo, más pronto que tarde, los sistemas económico-financieros colapsarán de una forma totalmente impredecible y con una crueldad tal que provocará una crisis humanitaria inimaginable.
En teoría, este dramático desenlace podría ser evitable, pero el método a utilizar es el principal inconveniente, que tiene atrapada a la humanidad en una trampa mortal.
En el marco de las Naciones Unidas se negocia desde hace muchos años, la forma de salir de esta emergencia ambiental global, desde la absurda premisa de no afectar los intereses de las grandes corporaciones, de mantener los niveles de consumo y crecimiento de la economía y de mantener todos los índices de desarrollo insustentable que han provocado esta catástrofe.
No hablamos aquí de la inmensa cantidad de bien intencionados científicos, economistas, humanistas, y personas de las más variadas especializaciones que trabajan “desde adentro” de forma loable y necesaria, sino de quienes en definitiva, representando el verdadero poder económico, toman las mas desacertadas decisiones, robándonos el futuro.
La última propuesta ofrecida como uno de los puntos a tratar en Río+20 por estos representantes de los intereses del poder es la transición hacia la llamada Economía Verde. Una forma de teñir de verde el sistema económico actual, intentando conservar la injusta distribución de la riqueza y del poder, y pretendiendo que a la vista de la opinión publica se perciba un cambio que, con sólo raspar un poquito con la uña, nos demostrará que debajo de la nueva capa de pintura, continúa la misma vieja y putrefacta realidad.
Ante esta nueva avanzada de quienes detentan el poder económico mundial, la respuesta de los pueblos es diversa. Aparecen corrientes de pensamiento diferentes pero inclusivas, complementarias, con un espíritu totalmente distinto a lo que el sistema nos tiene acostumbrados. Aparecen conceptos como el ecosocialismo, el buen vivir, el decrecimiento, la soberanía alimentaria, el desarrollo a escala humana, el comercio justo, la banca ética y sostenible y tantos otros. En definitiva, nuevas y viejas recetas que pueden combinarse para converger en una nueva economía, verdaderamente ecológica y solidaria.
Este nuevo enfoque sobre los sistemas Económico-Productivos denominado Economía Ecológica, utiliza instrumentos de las ciencias naturales y exactas como la ecología, la física o la biología como así también de la economía, la sociología o las ciencias humanas en su conjunto. Y aporta el marco metodológico, instrumentos teóricos, técnicos y prácticos para conseguir modificar las formas de producción, transformación y consumo de los recursos naturales, bajo un enfoque ecointegrador. Establece nuevas pautas para la relación entre las múltiples actividades de la sociedad humana y la naturaleza, teniendo como su centro y foco principal la imperiosa necesidad de establecer una nueva relación entre el Ser Humano y el Ecosistema Planetario.
Estas dos concepciones sobre la nueva economía, totalmente diferentes y enfrentadas desde sus raíces, son las que compiten por establecerse como las bases fundacionales de un nuevo concepto de sociedad humana. La que prevalezca será la que dictamine el futuro de prácticamente todos los seres que habitamos este hermoso planeta.
Es necesario prepararnos y capacitarnos para que este nuevo camino que deberemos emprender de forma inminente, se asiente sobre las bases bien sólidas del conocimiento. Para tener una clara visión de lo que deberemos hacer y especialmente para no volver a cometer los mismos errores.
Ricardo Natalichio, Director de EcoPortal.net
Editorial Ambiente y Sociedad N° 509
Fuente: EcoPortal