Nuevos transgénicos argentinos reproducen modelo destructivo del agronegocio
La aprobación de nuevas semillas transgénicas, esta vez producidas por centros de investigación argentinos, con apoyo de conglomerados internacionales del sector del agronegocio, generan rechazos de los movimientos sociales argentinos organizados.
Son ellas: una soja resistente a las sequías y una especie de papa resistente al virus PVY (Potato virus "y”). Existen también estudios para la liberación de una caña de azúcar resistente al glifosato. El aparente avance tecnológico esconde un modelo que destruye el medio ambiente y puede estar provocando el envenenamiento de la población, advierten los movimientos.
A partir de una campaña que procuró dar destaque a la capacidad de innovación de la ciencia argentina, la ex-presidenta Cristina Kirchner anunció en octubre de este año la aprobación de esta nueva variedad de soja, resistente a la sequía, y de la papa citadas. Los estudios fueron conducidos por la Universidad Nacional del Litoral (UNL), en conjunto con la empresa nacional Indear [Instituto de Agrobiotecnología de Rosario], empresa de Investigación y Desarrollo del Grupo Bioceres, que tiene como uno de sus principales accionistas el empresario argentino Gustavo Grobocopatel, conocido como "Rey de la soja”.
En abril de este año ya había sido aprobada por el gobierno la comercialización de una soja tolerante a los agrotóxicos glifosato, glufosinato de amonio y herbicida 2,4D. Cabe resaltar que este 2,4D, comercializado por la multinacional Dow AgroSciences, fue utilizado en el llamado "agente naranja”, arma química utilizada por el gobierno de Estados Unidos en la guerra de Vietnam para deshojar los árboles, y que causó una serie de efectos devastadores en la salud de la población civil.
El estímulo de un modelo que compromete la salud de la población:
La denuncia de los movimientos es que, además de los daños que las semillas genéticamente alteradas pueden causar a la salud de la población, aún no conocidos totalmente, la utilización de tales semillas estimula un modelo de desarrollo basado en la utilización de agrotóxicos en amplia escala en las plantaciones.
Congreso de medicina reunió, en la Universidad de Buenos Aires, a estudiantes y especialistas para debatir cuestiones sanitarias vinculadas con los agrotóxicos. Foto: divulgación.
El glifosato, cabe resaltar, ya fue confirmado por la Organización Mundial de Salud como una sustancia cancerígena (ver aquí)
La utilización de esos "defensivos agrícolas”, según el lenguaje adoptado por las empresas del sector, puede estar envenenando la alimentación de la población consumidora, además de comprometer seriamente la salud de los agricultores que manejan tales productos y de las familias que viven en los alrededores de las plantaciones. Se trata de una población estimada en 12 millones de personas.
Los colectivos Médicos de Pueblos Fumigados y Abogados de Pueblos Fumigados buscan concientizar a la población de los riesgos de tales defensivos, y establecer legalmente zonas de prohibición de fumigaciones cerca de las zonas habitadas.
Durante el 3º Congreso de Médicos de Pueblos Fumigados, ocurrido en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, la problemática llegó a la sociedad argentina. En ocasión del Congreso la demanda de esas poblaciones fue llevada a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para que se obligue al Estado argentino a que "adopte urgentemente medidas eficaces para mantener a salvo la salud y la vida de los niños y adolescentes que viven en el país, de la exposición directa e indirecta a los agrotóxicos (...) así como por el consumo de alimentos con residuos de los mismos” (ver aquí).
Para la Renace (Red Nacional de Acción Ecológica Argentina), hay una serie de consecuencia que pueden ocurrir a partir de la introducción de estas nuevas semillas, como aumento de la dependencia de los mercados globales; expansión de la frontera agrícola, que estimula la expulsión de pequeños agricultores y pueblos indígenas; pérdida de la biodiversidad de las semillas; entre otros.
Existe también el recelo de que, así como ocurrió con la soja RR (Round up Ready, tolerante al herbicida Round-up de Monsanto), estas nuevas variedades genéticas avancen sobre los países vecinos como Paraguay, Bolivia y Brasil, sin control de los órganos responsables.
- Con informaciones del Grain: Ver aquí
Fuente: Adital