Nubes en el horizonte orgánico

Idioma Español

La tendencia a la corporatización continuará, creando interesantes y complicadas contradicciones para la agricultura ecológica en el futuro

En este espacio hemos hablado anteriormente sobre el fenomenal éxito económico de la agricultura orgánica. Pero a medida que los grandes detallistas y las transnacionales se han metido de lleno en este negocio, algunos plantean que la agricultura orgánica corre el riesgo de ser víctima de su propio éxito.

Paradigmas distintos

Veamos dos manifestaciones distintas de esta nueva agricultura. Por un lado, tenemos los mercados agrícolas, en los cuales los consumidores le compran productos directamente al agricultor sin la intervención de intermediarios parásitos. Estos mercados orgánicos se dan en diferentes puntos de Puerto Rico, lo mismo en Cabo Rojo que en La Muda, y en ellos uno puede conseguir hortalizas, vegetales, chinas, limones, mandarinas, carambolas, chayotes, arúgula, miel, café, jugo de parcha, panes artesanales, plantas medicinales y mucho más.

Además de la actividad económica tienen un saludable componente cultural, ya que a menudo tienen música en vivo, actividades para niños, talleres educativos y lecturas de poesía. La atmósfera que se respira en ellos es muy distinta de la que se respira en un centro comercial ya que el consumidor en los mercados orgánicos compra en ellos no solamente porque busca productos saludables sin trazos de herbicidas y pesticidas tóxicos sino también porque entiende que está ayudando directamente al pequeño agricultor y a las economías rurales.

Ahora veamos el ejemplo de Whole Foods, cadena detallista que es el Wal-Mart de los productos orgánicos. En 2004, esta cadena abrió una faraónica tienda de 59 mil pies cuadrados en el nuevo Time Warner Center en Nueva York. Ubicado cerca de Columbus Circle y Central Park, este nuevo templo de consumismo ecológico es el supermercado más grande de Manhattan.Ahí uno consigue desde sushi marca Genji Express, café orgánico y panes sin gluten, hasta carnes, pescado, mariscos, quesos, pasta, comidas congeladas, productos lácteos, frutas, vegetales, flores y sobre 600 tipos de vino. Además tiene un restaurante orgánico gourmet que hace entregas a domicilio.

La invasión corporativa

Tan recientemente como hace una década, los alimentos orgánicos se conseguían solamente en mercados agrícolas y tiendas especializadas. Pero hoy día no es Whole Foods solamente sino también supercadenas estadounidenses como Price Chopper, Wal-Mart y 7-Eleven. Y gigantes del agronegocio como Campbell's y Archer Daniels Midland están comenzando a añadir productos orgánicos a sus líneas de producción.

También es ilustrativo ver quiénes son los verdaderos dueños de marcas orgánicas que aparentan ser empresas independientes:

. ¿Qué tienen en común las marcas orgánicas Health Valley (cereales), Bearitos (chips de maíz), Bread Shop (granola) y Celestial Seasonings (té)? Todas son subsidiarias del Hain Celestial Group. Y los inversionistas de Hain Celestial incluyen a Philip Morris, Monsanto, Citigroup, Exxon-Mobil, Wal-Mart y Lockheed Martin.

. Cascadian Faros es parte de Small Planet Foods, la cual es una división del coloso corporativo General Mills. Y los principales accionistas de General Mills incluyen a General Electric, Chevron, Nike, McDonald's, Monsanto, Dupont, Dow Chemical y Pepsico.

. La bebida de soya Silk Soy Drink es de la corporación White Wave, que es subsidiaria de Dean Foods. Y los principales inversionistas de Dean Foods incluyen a Microsoft, General Electric, Citigroup, Pfizer, Coca Cola y Wal-Mart.

. El jugo de china orgánico Odwalla es de Minute Maid. Y Minute Maid es parte del imperio corporativo de Coca Cola.

¿Es bueno que haya un reglamento federal?

El vertiginoso crecimiento de la agricultura orgánica fue lo que persuadió al Departamento de Agricultura Federal (USDA) a establecer un reglamento para ésta en octubre de 2002. Hay que aclarar que el USDA como tal no certifica productos ni fincas como orgánicos. Lo que hace es acreditar instituciones, ya sean del sector público estatal o firmas privadas, para realizar el trabajo de certificar. Ningún agricultor o vendedor en Estados Unidos (o Puerto Rico) puede vender un producto como orgánico si no ha sido certificado como tal por una institución acreditada por el USDA.

Algunos aliados de la producción orgánica ven este reglamento como un triunfo, pero según Ronnie Cummins de la Organic Consumers Association, el USDA adoptó el reglamento en respuesta a pedidos de corporaciones agroindustriales y megadetallistas.

Cummins señala que estos grandes intereses económicos necesitaban de un reglamento uniforme a nivel nacional para penetrar el mercado orgánico más fácilmente. Anteriormente, la producción orgánica era reglamentada por autoridades estatales, lo cual le complicaba la vida a corporaciones que querían comprar cosechas orgánicas en un estado y venderlas en otro, pues cada estado tenía un reglamento distinto. De hecho el USDA está ahora en negociaciones con otros países para desarrollar reglas internacionales que facilitarían el comercio transnacional de productos orgánicos.

Dice Cummins que uno de los mayores problemas con el reglamento del USDA para el agro orgánico es que no dice nada de las 'millas de alimentos'. Este concepto (food miles) se refiere a la distancia que un alimento viaja, desde la finca al consumidor. Los ecologistas y consumidores de productos orgánicos quieren acortar esa distancia para reducir el uso de combustibles ósiles y promover el desarrollo sustentable local. A ellos les importa mucho saber si un producto orgánico es local o si proviene de una finca a 1,500 kilómetros de distancia, aunque el USDA y Wal-Mart digan que eso no tiene importancia alguna.

Según nos dijo Cummins en entrevista telefónica, "los estándares orgánicos federales están inclinados a favor de las grandes corporaciones porque éstos son neutrales en lo que se refiere a escala (size-neutral). En otras palabras, se aplican igualmente a un gigante de agronegocios que a una pequeña finca familiar. Las grandes empresas pueden cubrir esos gastos con más facilidad".

Puesto de otro modo, los sectores más conscientes quieren que se le dé preferencia a la pequeña agricultura familiar, mientras que el gobierno federal y los grandes intereses corporativos sostienen que da lo mismo comprarle a un pequeño agricultor que a una transnacional.

La mayoría de los consumidores piensa que la mayoría de los productos orgánicos vienen de pequeñas fincas familiares. Según Cummins, esa percepción todavía es correcta pero la realidad está cambiando. "Veo unas tendencias preocupantes, especialmente en las lecherías orgánicas. En ese sector hay una movida grande hacia relocalizar la producción de fincas familiares a corrales industriales de engorde. La compañía Horizon controla 70% del mercado de lácteos orgánicos, y en 2003 la compró Dean Foods". "De ninguna manera puedes tener una lechería orgánica si tienes cientos de vacas. Después de cierto tamaño la operación ya no puede ser ecológicamente saludable, entre otras razones debido a la cantidad de estiércol que producen".

Añadió que "en California, hay fincas orgánicas enormes que producen zanahorias y lechugas en monocultivo, utilizando grandes insumos energéticos y recibiendo agua subsidiada- tres elementos que son anti-ambientales e inaceptables para quienes quieren una agricultura ecológica". Según un estudio de la Universidad de California, recinto de Davis, realizado en 2002, la producción agrícola orgánica en ese estado está extremadamente concentrada: dos por ciento de las fincas orgánicas son responsables de más de la mitad de la producción en el estado.

Otros puntos de vista

No todos piensan que estas tendencias sean malas. Barbara Hauman, portavoz de la US Organic Trade Association, dice que "mientras más jugadores haya, habrá más productos para los consumidores, quienes por su parte comprarán más productos. Esto resultará en más tierras dedicadas a la producción orgánica, independientemente del tamaño de la operación. Y eso será mejor para el ambiente, las comunidades locales y el planeta".

Interesante es el caso de Gary Hirshberg, jefe de la empresa Stonyfield Farms, el mayor productor de yogur orgánico en Estados Unidos. Recientemente, Hirshberg vendió la compañía al conglomerado francés Danone, pero manteniendo su puesto de jefe. Se estima que su familia se llevó $35 millones de los $125 millones que pagó Danone.

Mary Townsend, portavoz de Stonyfield, expresó que en la venta gana todo el mundo, incluyendo consumidores y agricultores. Explicó que Danone le permitió a Hirshberg operar la compañía como siempre lo había hecho, con el pequeño agricultor siempre en mente y siguiendo los más estrictos criterios orgánicos.

A fin de cuentas, ¿Es bueno o malo que las grandes corporaciones se metan en la agricultura orgánica? La respuesta depende de qué uno crea que es más importante. A algunos les gusta comerse un buen tomate orgánico y no les importa si se lo compraron a la corporación Heinz o a un pequeño productor en Adjuntas. Pero para otros, tal distinción sí tiene importancia. La tendencia a la corporatización continuará, creando interesantes y complicadas contradicciones para la agricultura ecológica en el futuro.

Carmelo Ruiz Marrero
E-mail: moc.ocirotreupdadiralc@ziurc

Fuente: Semanario CLARIDAD

Comentarios