Nicaragua: Productores “resucitan” las semillas criollas
Para sostener la producción de frijol en los inviernos poco lluviosos, campesinos de 12 comarcas de municipios de Totogalpa, Somoto, San Lucas y Las Sabanas han vuelto al uso de las semillas criollas.
Los agricultores de esta región del país se deciden por el cultivo de estas semillas porque su ciclo productivo es más corto, son resistentes a la sequía, a las plagas y por tanto de menor costo en la producción. “La criolla es la semilla que hemos valorado como efectiva en estos tiempos de cambio climático. Ella es la que ha dado los resultados, señaló Óscar Hernández García, de la comarca Las Cruces, Totogalpa.
“La mejorada es más productiva, pero solo da una cosecha, es más tardada, algunas cosechan casi a los cinco meses y necesitan químicos. Mientras que las criollas que tenemos, producen todo el tiempo (…) a los tres meses ya uno está aporreando, y se cosechan con abonos orgánicos”, comparó.
Xiomara Martínez García, productora de la misma comunidad, mostró cuatro puñadas de semillas criollas de frijol, de las variedades preferidas como: seda rojo, siete panas, inta norte e inta rojo.
Bancos de semillas:
“Tenemos 12 quintales para distribuirlos en los 25 socios, en la siembra próxima. Para la cocina en nuestras familias, el frijol criollo es más rápido para cocer y hasta la sopa tiene un mejor sabor y sustancia”, añadió.
El rescate del frijol criollo, el mismo que cultivaban los antepasados de estas tierras, empezó hace un par de años con la instalación de 12 bancos de semillas que financió la cooperación de la embajada de Alemania en Nicaragua, a través del Instituto de Promoción Humana de Somoto, dijo Raúl González Paz, técnico agrónomo en la zona.
Los bancos de semilla mantienen la sostenibilidad en un banco de referencia, situado en el valle de Sabana Grande, Totogalpa, que en la actualidad conserva 45 quintales de las diferentes variedades de frijol que son naturales de esta zona seca de Madriz. Desde aquí se diseminan variedades como el huasqueño, maravilla, pronto a la olla, seda, frijol negro, siete panas, inta rojo, inta norte, entre otros.
“El objetivo del banco de referencia es mantener una reserva de las semillas para que en caso de pérdidas totales por sequía o inundaciones, tengamos para volver a reproducirlas”, señaló González Paz.
Preservación:
Relató que cuando inició el programa de rescate, en ninguna de las 12 comunidades con bancos se encontraba el frijol criollo, había desaparecido de las parcelas desde hace una década, porque los agricultores la habían cambiado por las híbridas o mejoradas.
“Hicimos un rastreo en otras comunidades de la zona, y encontramos que algunos productores guardaban (para recuerdo) pequeñas cantidades de criollas, quienes nos la proveyeron para multiplicarlas”, recordó el agrónomo.
Antes de tener el banco, íbamos a comprar una arroba a otro lado, y no sabíamos qué tipo de semilla era. Ahora cada día la gente está llegando al banco de semillas para ser socios”, dijo José del Carmen Cárdenas Carrasco.
Autogestión:
Igual historia contó María del Carmen González Gutiérrez, lideresa del banco de semilla de la comarca La Muta, Totogalpa, que han bautizado como “Produciendo para el mañana”. Relató que están en el mismo esfuerzo de recuperar la semilla criolla de frijol, la que había desaparecido del todo en 1990.
José Hernán Pastrana, también directivo, dijo que cuentan con 18 quintales de semillas para los 28 socios para venderles a otros vecinos. Dijo que se presta a libra por libra. También el banquito presta dinero para sembrar.
Igual en la comarca El Matasano, del municipio de San Lucas, 36 productores de granos básicos están aglutinados en un banco de semillas que fundaron hace seis años. Próspero Obando Muñoz, dirigente de la asociación, dijo que se fortalecerán como organización ahora que cuentan con una moderna infraestructura donde guardan los silos repletos de semillas de frijol, maíz y sorgo.
Fuente y foto: El Nuevo Diario