Monsanto sostiene a la World Wildlife Fund-WWF
La elección como sede para la realización del Foro Global de Soja Sustentable convierte a la ciudad brasileña de Foz do Iguazú en la capital de la República Unida de la Soja. Su organizador, el World Wildlife Fund (WWF), es financiado por Monsanto y otras corporaciones biotecnológicas
Algunas organizaciones ambientalistas están aliadas con los destructores del ecosistema planetario. Dime quién te paga y te diré para quien trabajas.
En los últimos años, la agricultura argentina aumentó su producción a niveles nunca imaginados gracias al cultivo de soja transgénica. Para los críticos, esta soja es el principal enemigo que tiene Argentina como país agropecuario y productor de alimentos.
La soja permite aumentar la producción pero produce la degradación del suelo, una masiva contaminación ambiental, pérdidas irreparables en la biodiversidad de ambientes naturales, la desaparición de alimentos básicos tradicionales, y un aumento de la desocupación por la expulsión de pequeños y medianos productores y trabajadores del campo, acrecentando el hambre y la indigencia. Lo mismo sucede en otros países de Latinoamérica.
Durante los años 2003 y 2004 las empresas transnacionales exportadoras de granos han desarrollado estrategias de cooptación de las organizaciones ambientalistas y de las asociaciones de productores para lograr en los próximos años sus objetivos de producir y legitimar la suficiente cantidad de soja que, según ellos prevén, el mundo globalizado necesitará.
Con esos propósitos, el Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wildlife Fund - WWF), mediante su institución asociada, la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA), organiza para el mes de marzo próximo un encuentro en Foz de Iguazú, donde se propone lanzar un proyecto de "Soja Sustentable". Este encuentro ha ampliado sus fronteras locales para convertirse en un verdadero Foro Global sobre la Soja.
En la última década, los principales países productores de Sudamérica - Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia - han duplicado su producción, alcanzando más del 60 por ciento de la cosecha mundial.
Si bien la WWF reconoce que el cultivo extensivo y la expansión de las fronteras agrícolas producen altos costos sociales y ecológicos, tales como la deforestación, la polución del agua y la erosión del suelo, así como conflictos sociales con comunidades locales, y asume que la expansión del cultivo de soja ha afectando seriamente ecosistemas como el Bosque Atlántico (al que pertenece la selva Paranaense), el Cerrado, el Chaco, las Yungas y la Chiquitanía, esta organización convalida la futura satisfacción de una demanda, que se espera que en los próximos veinte años se inc remente en un 60 por ciento.
¿Qué hay detrás de todo esto? Algo muy simple, dinero.
La WWF se define como la "Organización Conservacionista", con aproximadamente 5 millones de socios y una red de oficinas en más de 90 países de los cinco continentes. Es una de las organizaciones conservacionistas "independientes" más grandes del mundo. Actualmente, la WWF desarrolla alrededor de 1.300 proyectos y cuenta con más de 3.800 personas trabajando en todo el mundo. Con un ingreso anual de aproximadamente 398 millones de dólares, la WWF invierte cerca de 312 millones de dólares al año en programas de conservación.
Es de destacar el término "independiente" ya que para llevar adelante su trabajo, la WWF forma alianzas con muchos organismos, incluyendo Naciones Unidas (ONU), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), agencias de desarrollo como la Comisión Europea, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el Banco Mundial.
Según la WWF, el total de sus ingresos se componen de un 60 por ciento de donaciones privadas, un 21.6 de gobiernos y agencias de cooperación, un 6 por ciento de fundaciones, un 5.4 de donaciones corporativas, y un 7 por ciento de otras fuentes.
La WWF recibe mucho dinero de las corporaciones privadas. En su esquema, la categoría más alta de patrocinador corporativo es "el compañero de conservación," qué consiste en "compañías multinacionales que contribuyen a la conservación global en la que el WWF trabaja".
La WWF selecciona "a la mejor empresa que tiene responsabilidad social corporativa y a la mejor práctica medioambiental". Entre las corporaciones que encauzan dinero hacia la "Organización Conservacionista" están Monsanto, Dow Chemical, Chevrón Texaco, Exxon-Mobil, Shell Internacional, Weyerhauser y Duke Energy, según se desprende de sus propios documentos.
El Foro Global sobre Soja Sustentable promovido por la WWF ha reunido al siguiente grupo de empresas e instituciones, que conforman el comité organizador: los Supermercados Coop de Suiza; Cordaid, una institución católica con sede en Holanda; el Grupo André Maggi de Brasil, el mayor grupo productor de soja del área de Mato Grosso; y Unilever, el grupo manufacturero Anglo-Holandés de productos de consumo masivo que comercializa en más de 150 países.
Evidentemente, lo que no se observa aquí es la participación de rganizaciones campesinas y pueblos indígenas, que son actualmente los más afectados por el desarrollo de los planes de estos organismos y corporaciones; como tampoco las pequeñas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) locales que tienen limitados recursos económicos pero la mayor experiencia práctica sobre la problemática.
La obtención de fondos de parte de donadores bilaterales y multilaterales ha logrado que las grandes ONGs, como la WWF, se hayan convertido en "los encargados" de los recursos externos.
Algunos de los ejemplos de cooptación del WWF son: El Pacto Social en Paraguay, una iniciativa entre productores, gobierno y ONGs liderada por la WWF; El Proceso de Diálogo y Compromiso liderado por la WWF en Brasil, con las asociaciones de productores y ONGs; y el Foro por 100 millones de Toneladas de Cosecha Sustentable, impulsados por la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA) y el Capítulo Argentino de la Asociación Internacional de Agronegocios y Alimentación (IAMA), junto con un amplio espectro de instituciones del sector productivo, ONGs ambientalistas y organismos científico-técnicos del sector estatal de Argentina.
De cara al próximo evento organizado por la WWF, en Foz de Iguazú, diversas organizaciones de campesinos y ecologistas, entre ellos el Movimiento Sin Tierras de Brasil (MST), el Grupo de Reflexión Rural y el Movimiento de Campesinos de Santiago del Estero en Argentina (integrantes de la Vía Campesina, que aglutina a organizaciones sociales rurales y urbanas de todo el mundo), están desarrollando un "Contraencuentro" en esa misma ciudad del 16 al 18 de Marzo de 2005, para debatir y analizar las causas de la dependencia respecto del modelo de ingeniería genética y de los monocultivos de soja en nuestro continente.
Por Fernando Glenza, Desde La Plata, Argentina.- Prensa Mercosur