Mientras pueda, yo sospecho

Idioma Español

“Que culpa tiene el tomate
que está tranquilo en la mata
si viene un hijo de puta
y lo mete en una lata
y lo manda pa' Caracas”
(Canción republicana de la Guerra Civil española)

30-12-02

El escarabajo es conocido por los estadounidenses como corn rootworm y gusano de las raíces por aquellos que hablan español, su denominación científica es Diabrotica virgifera. El insecto, de origen americano, tiene dos actividades preferidas: alimentarse golosamente de las raíces de las plantas de maíz y reproducirse aceleradamente. En EE.UU. la lucha contra el insecto demanda cada año entre 650 a 1.000 millones de dólares.

Es un animalito duro de matar y hasta ahora no apareció pesticida capaz de controlarlo. Otro método más racional de combatirlo es la rotación de cultivos, especialmente soja. Pero no siempre se obtienen buenos resultados, pues el insecto tiene la capacidad de poner sus huevos en otoño en el campo plantado con soja, para que nazcan un año -y hasta dos años- después cuando se planta maíz.

En Europa el insecto era desconocido hasta que, según fuentes confiables, apareció en 1996 en Sarajevo simultáneamente con la entrada de los soldados estadounidenses. Otras versiones aseguran que fue detectado por primera vez en 1992, en las cercanías de los hangares de los cazabombarderos estadounidenses del aeropuerto de Belgrado. Progresivamente se extendió a Italia, Suiza, Hungría, Rumania, Croacia, Bosnia, Bulgaria, Montenegro, Eslovaquia, Austria, Ucrania y ahora en Francia. Curiosamente el animalito muestra una extraña predilección por los aeropuertos, además de Belgrado, en 1998 fue encontrado en las cercanías del aeropuerto Tessera (Italia) y este año en las cercanías de los aeropuertos franceses de Orly, Bourget y Roissy.

Aeropuertos y soldados significan armas y, como se sabe, estas pueden ser de varios tipos, entre otros, las bactereológicas y virales. El objetivo de estas armas es destruir las cosechas para dominar la alimentación de un determinado país o grupo de países. Otras veces, modificando agentes microbianos y otros hongos fusarium, estas armas son utilizadas para combatir cultivos considerados ilícitos, tal el caso de Colombia y las plantaciones de coca, amapola y marihuana. No estamos afirmando que este sea el caso de la Diabrotica virgifera... pero.

La aparición del insecto en Francia bien merecería una investigación exhaustiva. En este país el insecto está prohibido en los laboratorios, pero en 1999 (recordemos que la presencia del insecto se detectó en 2002) Monsanto alentó la experiencia en Francia de transgénicos específicamente resistentes a la Diabrotica. También Pioneer realizó experimentos en territorio francés antes de que el insecto apareciera. Ahora Monsanto y Pioneer han registrado en Europa un nuevo maíz transgénico denominado Mon 863 que, ¡oh casualidad! es resistente a la Diabrotica.

La noticia generó el debate en Francia: ¿la invasión de la Diabrotica ha sido fortuita o provocada? Todo resulta una combinación perfecta: la aparición de una plaga desconocida en Europa -por lo tanto ni los agricultores ni los científicos tienen ninguna experiencia con ella- cuyos primeros focos se detectan cerca de los aeropuertos; para la cual no se conoce un insecticida eficaz ni se resuelve con la rotación de cultivos y la única solución aparente es a través de variedades genéticamente modificadas; lo cual aumentará la presión sobre los países europeos opuestos a estas variedades. Todo esto ocurre en el mismo momento en que el presidente Bush (que recientemente aprobó una ayuda de más de 180.000 millones a los productores que cultivan transgénicos), estudia la posibilidad de iniciar una acción contra la Unión Europea en la OMC, aduciendo que los europeos bloquean la importación de transgénicos. También recordemos que EE.UU. es el mayor exportador mundial de maíz. De manera que detrás del insecto, casualidad o no, se advierte un tema político.

Las transnacionales en general y las vinculadas a los agrotóxicos y la biotecnología en particular, han dado suficientes motivos para desconfiar de sus métodos a la hora de aumentar sus lucros. Ahí está el antecedente de Delta & Pine y sus semillas de algodón envenenadas en Paraguay, las semillas de "tabaco loco" que ingresaron de contrabando a Brasil, etc. Hoy mismo, Monsanto realiza propaganda en los principales medios de prensa de Brasil defendiendo e incentivando la utilización de semillas genéticamente modificadas, a pesar de estar prohibidas por orden judicial. Algo tan ilegal como que los carteles de la droga incentivaran el consumo de cocaína en los medios estadounidenses. Al mismo tiempo, lleva adelante una guerra comercial: el Roundup (único herbicida que tolera la soja transgénica de Monsanto y que por supuesto fabrica la misma transnacional) se vende en Brasil a unos 3 dólares el litro, mientras en EE.UU. cuesta tres veces más. La jugada es clara: si la justicia libera los transgénicos y la mayoría de los productores optan por ellos, se aplicará el conocido principio de la oferta y la demanda, con lo cual el precio del herbicida aumentará sensiblemente.

Por todo ello, yo sospecho de todo este affaire de la Diabrotica y lo hará mientras no se demuestre lo contrario y mientras me lo permitan. Lo último tiene que ver con un reciente editorial del diario El Mercurio, vocero de la derecha chilena, que reclama un nuevo tipo penal que prevenga y castigue el accionar de las organizaciones ciudadanas, entre las que figuran las organizaciones ambientalistas. Tal parece que la Diabrotica tiene patas largas.

Autor:
Enildo Iglesias
Rel-UITA

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