México: muerte y resistencia social en el Río Santiago
El Río Santiago es uno de los mejores ejemplos de la irresponsabilidad, falta de vocación ambiental y uso demagógico del discurso del “desarrollo sustentable” por parte del gobierno y los industriales que usufructúan las aguas del río.
La alianza entre el poder político y el dinero han logrado que este río desde finales del siglo XX esté convertido en el drenaje más grande de México. Sus enormes copos de espuma blanca/gris/verde/amarilla y el fétido olor de sus aguas, anuncian enfermedades y la muerte lenta en todas las poblaciones que se localizan en sus aproximadamente 475 kms. de longitud. Hace treinta años que se vieron los últimos peces en sus aguas y desde entonces las gentes de los pueblos y comunidades saben que no deben introducirse al río y que por ningún motivo deben beber de sus aguas.
Se dice que entre los años 1525 y 1530, cuando el conquistador español Nuño de Guzmán llegó por estor rumbos, no le resulto fácil encontrar la manera de franquear la “endiablada y áspera” Barranca y cruzar el Río Santiago, entonces llamado Río Grande, por las muchas piedras que éste tenía (Marín Tamayo, 1992). Con seguridad la fuerza y vastedad del río no permitían el avance de las tropas invasoras que además tuvieron la respuesta de los guerreros de los pueblos purépechas, cocas, cazcanes o tochos, nahuas, wirraritari, tecuales, guachichiles, zacatecos, tepecanos y tecuexes, entre otros, que resistieron y combatieron al ejército invasor por varias décadas en esta región. Más de 500 años después, cruzar el Río Santiago sigue siendo peligroso. Ya no por la fuerza y profundidad de su caudal sino porque sus aguas contienen tal cantidad de sustancias tóxicas que resultan letales para quienes toquen, respiren o absorban un poco de ellas, así como para el entorno natural de los pueblos y comunidades del Río Santiago en el estado de Jalisco, México. Por tales razones actualmente se le considera como un río muerto en el cual hace más de 30 años es imposible toda vida.
Los ríos como cualquier otro recurso natural colectivo no siempre tienen una “muerte natural”. Su muerte se tipifica como ecocidio y los factores de su muerte son producto de la explotación sin límite que el modo de acumulación de capital realiza sobre la naturaleza así como el nulo respeto que se tiene sobre la misma. Los usos capitalistas de las aguas del Río Santiago tienen antecedentes desde fines del siglo XIX, en el año de 1894, cuando junto a la caída de la cascada el Salto de Junacatlán se construyó la planta hidroeléctrica considerada entonces como la primera en Latinoamérica y la segunda a nivel mundial por su capacidad de generación de energía (1). Dicho temprano proceso industrializador que tomó como plataforma el río fue continuado en 1906 cuando se puso en marcha el proyecto de la fábrica textil Río Grande, propiedad de la familia Martínez Negrete (Durand, 1986: 52). Sin embargo, los efectos devastadores de las decisiones gubernamentales y prácticas industriales anti ecológicas se ubican en los años setenta del siglo XX, a partir de que inicia la creación del Corredor Industrial El Salto-Ocotlán. Desde el Estado mexicano se promovió la industrialización siguiendo el cauce del Río; se permitieron las descargas de desechos industriales pero ni el gobierno ni los industriales tomaron medidas para evitar la enfermedad primero y luego la muerte del Río Santiago. Ahora los dos niegan toda responsabilidad y pretenden diluirla en el clásico “todos somos responsables”.
Junto al río se ha dicho que existen más de 1500 plantas industriales, la mayoría de ellas pequeñas y medianas de las que se desconocen sus procesos productivos. Algunas de las grandes y más riesgosas son: ZF Sachs Suspensión México, SA de CV; Quimikao, SA de CV; Grivatec, SA de CV; Hilasal Mexicana, SA de CV; IBM de México; Industrias Petroquímicas Mexicanas, SA de CV.; Grivatec, S.A. de C.V.; Celanece Mexicana; Ciba Especialidades Químicas, Nestlé, e Industrias Ocotlán. Análisis recientes de calidad de agua (2) han encontrado en las aguas del río fuertes cargas de tóxicos como: níquel, arsénico, ácido sulfhídrico, mercurio, cromo, plomo y furanos. Todos ellos provienen de estas plantas industriales. Además de estos, el río también recibe prácticamente todas las aguas residuales que produce los aproximadamente cuatro millones de habitantes de la zona conurbada de Guadalajara (3) y las gran cantidad de lixiviados que producen los basureros “Los Laureles” (4), “Picachos” y “Hasar´s” (5).
Así, el Río Santiago es uno de los mejores ejemplos de la irresponsabilidad, falta de vocación ambiental y uso demagógico del discurso del “desarrollo sustentable” por parte del gobierno y los industriales que usufructúan las aguas del río. La alianza entre el poder político y el dinero han logrado que este río desde finales del siglo XX esté convertido en el drenaje más grande de México. Sus enormes copos de espuma blanca/gris/verde/amarilla y el fétido olor de sus aguas, anuncian enfermedades y la muerte lenta en todas las poblaciones que se localizan en sus aproximadamente 475 kms. de longitud (6). El paso de las aguas tóxicas ha erosionando sus tierras y las ha hecho inservibles; secó y contaminó sus huertos frutales. Hace treinta años que se vieron los últimos peces en sus aguas y desde entonces las gentes de los pueblos y comunidades saben que no deben introducirse al río y que por ningún motivo deben beber de sus aguas. Las personas y los animales domésticos que lo han hecho han muerto por envenenamiento. La contaminación del Río Santiago, en su paso por el estado de Jalisco, afecta a una población no menor a las 200 mil personas.
Los riesgos para la vida que conduce el Río Santiago pasaron de la presunción al hecho concreto con el fallecimiento del niño Miguel Ángel López Rocha, vecino del fraccionamiento La Azucena, municipio de El Salto, Jalisco. El murió el 13 de febrero de 2008, 19 días después de que accidentalmente cayó al río y absorbió un poco de sus aguas. A través de ellas se filtraron en su sangre varios microgramos de arsénico. El parte médico estableció que: “…las causas fueron: paro cardiorespiratorio, falla orgánica múltiple e intoxicación aguda por arsénico” (7). Su madre María del Carmen Rocha Mendoza declaró: “desgraciadamente… nos pasó eso, para que se den cuenta de que corremos peligro todos. Tengo miedo… tengo más niños…”.
Este ha sido hasta ahora el caso más documentado y cubierto ampliamente por los medios de una muerte provocada por la contaminación de las aguas del río Santiago. Entre los pobladores, sin embargo, se afirma que ni es el primero ni será el último que muera por motivo de la contaminación. No existe documentación precisa al respecto pero las versiones orales hablan de cientos de personas enfermas de múltiples enfermedades degenerativas y de varios muertos por semana.
En los estudios sobre calidad de agua realizado realizados por la CEA invariablemente destacan dos sitios donde particularmente se concentra la contaminación: la cuenca del Ahogado, cercana a las poblaciones de El Salto y Juanacatlán y Paso de Guadalupe (8), población aguas bajo, perteneciente al municipio de Ixtlahuacán del Río. San Cristóbal de la Barranca (9), cabecera municipal del municipio que lleva el mismo nombre, es otra población de las más afectadas. En este caso hasta el presidente municipal reconoció el problema: “Pues mira… yo te puedo garantizar que si metes un perro al agua ahí en San Cristóbal, un chucho, un animal, lo que sea, si no se muere, poquito le anda faltando. Pero haz de cuenta que los animales, pasan los caballos y se les cae el pelo de los pies, imagínate a una persona que se mete ahí, olvídate, ni pensarlo. Ha habido gente que toca el agua y se le salpulle la piel, se hacen pintos, en sí hay personas que se están haciendo pintas. Pues mira, hay veces que traen personas que incluso han llegado hasta a fallecer, nomás que la verdad no sabemos el motivo…” (10).
Negligentemente el gobierno de Jalisco y las autoridades de salud han negado esta situación no obstante las evidencias empíricas. No niegan que la contaminación exista, lo que no aceptan es que ésta sea la causa de la muerte y enfermedad que abunda en los pueblos del río Santiago. Desde luego, la gente opina diferente porque, por ejemplo, en El Salto y Juanacatlán ellos respiran a diario los olores pestilentes provenientes de las aguas contaminadas como del basurero “Los Laureles” donde se depositan día con día 3,500 toneladas de basura procedentes de la ciudad de Guadalajara; sienten el picor que les produce la espuma que deambula por sus casas y calles; deben establecer todas las noches un fuerte dispositivo de combate contra los zancudos que invaden sus hogares apenas cae el sol y se asoma la noche. Es como vivir en estado de sitio. La gente que habita más cercana al río prefiere no salir de casa y deben sellar puertas y ventanas para intentar contener el olor desagradable.
Por esto es que sospechan que la gente está enfermando y muriendo lentamente de diversas enfermedades degenerativas y cancerígenas. En las actas de defunción, dicen, no se registra la causa real del fallecimiento.
A diferencia de otros casos, los embalses construidos en el cauce del Río Santiago no han significado el desalojo de grandes cantidades de personas. El pueblo de Arcediano donde por más de una década se intento construir la presa del mismo nombre quizá sea el caso más significativo, no tanto por la cantidad de desalojados sino por el significado político de la resistencia de la señora Lupita Lara Lara, única persona de su comunidad que nunca acepto la idea de abandonar su pueblo por unos cuantos pesos. Con sus propias palabras ella ha dicho: “Como no me fue pareciendo cómo actuaba el gobierno; cómo no me pareció como usaron todo para sacarnos, y cómo entre más desbarajustes hacían a mí me prendía más fuerza, más coraje, más decisión y decía, sabes qué, pues yo no me voy, mi dignidad y mis derechos no tienen precio”.
Respecto de este proyecto hidráulico desde diversas perspectivas se aportaron suficientes argumentos sobre los riesgos que implicaban para la salud pública el construir una presa sobre un lecho altamente contaminado. Nada fue suficiente para evitar que el gobierno de Jalisco y la Comisión Estatal del Agua (CEA), con la complicidad del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) destruyeran tanto al puente como al pueblo de Arcediano. El puente colgante de Arcediano, había sido construido entre los años 1893 y 1894. Fue el primero en su tipo en América Latina y el segundo en América (11). Finalmente, casi a fines del año 2009 el gobierno declaro, si mayores explicaciones, que no realizaría la presa de Arcediano pero tanto el pueblo como el puente ya habían sido demolidos, la barranca había sufrido alteraciones significativas y se habían gastado muchos millones de pesos del erario público. Como es característico de los gobiernos en México y en Jalisco, este simplemente abandonó el proyecto sin asumir ninguna responsabilidad.
Por razones como éstas el 14 de abril de 2008, cientos de vecinos de El Salto, Juanacatlán, Puente Grande y Tololotlán realizaron una manifestación en la ciudad de Guadalajara y entregaron al gobernador Emilio González Márquez lo que aún hoy sigue siendo su pliego petitorio. En dicho documento la principal demanda fue, y sigue siendo, que se declare “emergencia ambiental” en esa zona. La estrategia del gobierno ha sido la negligencia, el silencio y el desprecio a las demandas presentadas. No le importa la vida de la gente de los pueblos del río Santiago ni el río mismo. Por su parte, los industriales contaminadores mantienen inalterada su política de no invertir mayor cosa en la limpieza del río, y en un exceso de cinismo exhiben en sus puertas de entrada o en sus salones de recepción vistosos letreros donde se dice que son empresas acreditadas como limpias y con responsabilidad ecológica.
Después de Puente Grande, el Río Santiago se interna en la Barranca que lleva su propio nombre. Esta barranca alcanza profundidades de hasta 610 metros. Es una falla natural que a través de los siglos ha sido ayudada por la fuerza del cauce del Río Santiago (12) para alcanzar tales profundidades. Los pueblos que por aquí se localizan tienen una composición social básicamente campesina e indígena y son demográficamente pequeños. Sin embargo, tienen la fortuna de vivir en uno de los más ricos y diversos paraísos naturales de Jalisco. Con una extensión de 1,137 hectáreas la Barranca del Río Santiago desde 1997 fue declarada “Área Natural Protegida” (13) siendo con ello la más grande de la zona conurbada de Guadalajara. Por ello mismo esta convertida en la zona más asediada por el capital inmobiliario.
Ex Hacienda de Lazo, Los Tempisques, Los Camachos, Ixcatán, Paso de Guadalupe, La Soledad, son algunas de estas poblaciones que se encuentran en la Barranca antes de llegar a San Cristóbal de la Barranca. Es por estos rumbos que pueden apreciarse hermosos paisajes en verde de diferentes tonalidades que se dibujan en los cerros y montañas aún cubierto de cedros y otros árboles y plantas nativas. En la profundidad de la barranca y lo alto de sus paredes imposibles de escalar se genera un ambiente frío y una espesa neblina todas las mañanas se desplaza serpenteando por la barranca como huyendo de los primeros rayos del sol; hay caminos escarpados que con la neblina y el verdor del paisaje dan la impresión de estar en otros mundos a pesar de encontrarse a solo unos minutos de la urbe tapatía. Por ahí se localizan los remansos de aguas termales de balnearios como Los Camachos, Huaxtla y Milpillas, rodeados de árboles frutales, que corren graves riesgos por los lixiviados incontrolados de los basureros “Picachos” y “Hasar´s”. En fin, maravillas naturales que ha sido motivo de inspiración de grandes artistas plásticos mexicanos como Gerardo Murillo, el “Dr. Atl”; Xavier Guerrero y Roberto Montenegro, así como de innumerables poetas.
Adentrándose en estos pueblos y comunidades, caminando por sus estrechas calles y callejones es como se puede disfrutar de muchos y deliciosos olores: el de leña quemada que anuncia que algo rico se está cocinando; el de frutas como la guayaba, el limón, y el exclusivo y único mango barranqueño. Todo esto se pierde cuando se está a poca distancia del río. Más si se vive en sus márgenes y peor aún si se está por ahí en el momento que abren las compuertas de la Presa Agua Prieta por donde pasan y bajan a toda velocidad aproximadamente 8,550 metros cúbicos por segundo de aguas negras que sin tratamiento alguno se incorporan al río Santiago procedente de la ciudad de Guadalajara.
Todo esto así como la vida de sus habitantes se encuentra en completo riesgo. Por ello, en diversos momentos de su historia estas comunidades han desarrollado varias luchas contra quienes están contaminando e intentando despojarlos y echarlos de su territorio. La acción más reciente fue el bloqueo durante tres días a los basureros “Picachos” y “Hasar´s” durante el mes de octubre de 2009. El día 14 de octubre suscribieron un compromiso con el Ayuntamiento de Zapopan, la Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable (SEMADES) y la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (PROEPA) para empezar a resolver el tema de los vertederos de “Picachos”, “Hasar´s” y las porquerizas que por más de cinco años contaminan el arroyo grande de Milpillas y el río La Soledad. Hasta el mes de julio de 2010 nada se había resuelto y la contaminación seguía avanzando.
Así, la demanda por la declaración de zona de emergencia ambiental; la indignación y la rebeldía por los familiares y vecinos fallecidos y enfermos por la contaminación; la oposición a la construcción de la presa de Arcediano; la resistencia al despojo del territorio donde han vivido las comunidades por siglos, incluso antes de que fuera fundada la ciudad de Guadalajara; el bloqueo y los intentos de clausura de los basureros productores de lixiviados, etc., han abierto la posibilidad de la convergencia, del caminar juntos, del compartir conocimientos y saberes ancestrales, de empezar a conocerse entre sí y platicar la posibilidad de crear un proyecto de movimiento social muy otro, diferente a los clásicos y ya muy conocidos en México.
En sus encuentros, las personas de estos pueblos, comunidades y ciudades han empezado a hablar de construir una forma distinta de hacer política en la cual sean ellos los protagonistas centrales y nada tengan que ver los partidos políticos y las ONG que no respetan la soberanía del pueblo organizado. Una forma de hacer política donde adquieran centralidad los procesos de producción de comunidad, autonomía y auto emancipación como forma alternativa a la idea liberal de ciudadanía limitada al derecho al voto y centrada en la disputa por el poder.
Un proyecto en el cual se piense en la construcción de un proyecto a tan largo plazo como el necesario para limpiar el río Santiago y eliminar todas las fuentes de contaminación que amenazan la vida y la salud de las personas. Esto se tendrá que hacer con o sin el gobierno porque la vida de los habitantes de los pueblos y comunidades está de por medio.
Referencias:
(1) Véase el documento Problemática ambiental de la región de los pueblos de El Salto, Juanacatlán, Puente Grandes y Tololotlán y sus comunidades en Jalisco, México, [2008], elaborado por la asociación Un Salto de Vida y publicado con el apoyo de la Fundación Rosa Luxemburgo, de Alemania.
(2) Realizados por la Comisión Estatal de Agua (CEA) institución a quien el Art. 23 de la Ley del Agua para el Estado de Jalisco y sus Municipios le otorga toda una serie de atribuciones, entre otras, ser vigilante del estado en que se encuentra la calidad del agua.
(3) La zona conurbada de Guadalajara está integrada por los municipios de Guadalajara, Tlaquepaque, Zapopan, Tonalá, Tlajomulco de Zúñiga, El Salto, Juanacatlán e Ixtlahuacán de los Membrillos.
(4) Este se localiza dentro del territorio del municipio de Tonalá, Jalisco, pero a muy poco distancia de las cabeceras municipales de El Salto y Juanacatlán. Empezó a funcionar desde el año 1986 pero nunca siguió los criterios ecológicos para evitar que se convirtiera en fuente de contaminación de los mantos freáticos. A partir del año 1994 fue concesionado a la empresa española Caabsa Eagle.
(5) Picachos y Hasar´s son dos basureros que se encuentran en el municipio de Zapopan, Jalisco. El primero lo administra la autoridad municipal de este municipio y el segundo esta concesionado a una empresa privada. Los dos han sido denunciados en múltiples ocasiones por diversas comunidades por el hecho de que sus lixiviados han contaminado algunos ríos y arroyos menores que derivan en el río Santiago y que han dañado sus huertos, envenenado sus animales domésticos y, desde luego, también a las personas. Durante el mes de octubre de 2009 algunas comunidades se movilizaron y bloquearon durante tres días la entrada de estos vertederos, imposibilitando que en ellos se depositara la basura de prácticamente todo el municipio de Zapopan. El plantón se levantó luego que la autoridad municipal se comprometió a resolver la demanda y a hacer algunas obras para las comunidades afectadas. Hasta mediados de 2010 nada se esto se había resuelto y, al contrario, el temporal de lluvia ponía de nuevo el riesgo de que los contenedores de los lixiviados fueran insuficientes.
(6) En México siempre que se habla de datos o mediciones oficiales se genera polémica y entonces la referencia depende de la fuente consultada. Así, en el caso del río Santiago la Comisión Estatal de Agua (CEA) dice que sólo en su paso por el Estado de Jalisco el río Santiago tiene una longitud de 262.5 km. Por su parte la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco señala que el río Santiago “recorre 475 metros lineales…” La diferencia entre este dato y el anterior reside en que en el segundo está considerado el paso del río por el Estado de Nayarit, entidad vecina de Jalisco. Sin embargo, haciendo esta misma consideración hay quien afirma que el río Santiago recorre 562 km entre los estados de Jalisco y Nayarit (Juan Pablo Soler Villamizar, “El Río Santiago nace moribundo. Es por las represas y la contaminación de los desechos industriales”, ( ver aquí). En fin, ya saben, en eso de andar midiendo pareciera que resulta imposible estar de acuerdo.
(7) La Jornada Jalisco, 14 de febrero de 2008. Así lo estableció el director del Hospital General de Occidente, el médico Enrique Rábago Solorio.
(8) Consulte: Aquí
(9) En este pueblo confluyen tres ríos: el Santiago, el Juchipila y el Cuixtla. El 11 de febrero de 1875 San Cristóbal de la Barranca fue destruido totalmente por un temblor provocado por el volcán “El Ceboruco”.
(10) La Jornada Jalisco, 24 de febrero de 2008.
(11) El primero se construyó en la ciudad de Brooklyn, EU, diez años antes que el de Arcediano.
(12) El Lago de Chapala, Universidad de Guadalajara, CUCEI, s.a., s.f. Documento localizado: Ver aquí
(13) El tema de las Áreas Naturales Protegidas u otras denominaciones similares es todo un tema en México. Lo es porque los gobiernos en realidad no hacen lo conducente para protegerlas del asedio contante del capital inmobiliario. Tras de cada centímetro que se gana al bosque protegido se puede encontrar un acuerdo turbio, igual que las aguas negras y contaminadas, entre agentes gubernamentales y agentes capitalistas.
Bibliografía:
Doñan, Juan José [2001]: Oblatos-Colonias. Andanzas tapatías, Guadalajara, Campo Raso Editorial.
Durand, Jorge [1986]: Los obreros de Río Grande, México, El Colegio de Michoacán.
Marín Tamayo, Fausto [1992]: Nuño de Guzmán, México, Siglo XXI.
Casillas, José: Ichcatlan, no muere. Renace cada día.
Gallardo Valdez, Juan, “La contaminación del río Santiago”, en Ciudades, No. 73, enero-marzo de 2007, México.
Jorge Regalado - Profesor-Investigador del Departamento de Estudios sobre Movimientos Sociales de la Universidad de Guadalajara, Jalisco, Mexico.
Fuente: Ecoportal