México: hacen guacamole los bosques en Michoacán
En Michoacán, la falta de coherencia entre las políticas públicas vinculadas al uso de suelo y los recursos forestales está permitiendo la transformación de los ecosistemas de la zona en monocultivos de aguacate, es decir, está convirtiendo los bosques en guacamole, denunció Greenpeace.
La organización ambientalista señaló que los datos existentes sobre la acelerada deforestación en la entidad dan cuenta del criterio mercantil sobre el uso de la tierra: en los 11 municipios donde se concentra 95 por ciento de la región productora de aguacate, se perdió, de 1990 a la fecha, casi 40 por ciento de los bosques de pino y encino a una tasa del 3 por ciento anual, tan sólo en la franja de 1,200 y 2,500 metros sobre el nivel del mar (1).
En 1968, la superficie total dedicada al cultivo del aguacate en Michoacán comprendía 13,350 ha. Esta superficie aumentó en más de 170 por ciento para 1975 (23,000 ha); 250 por ciento más para 1980 (58,800 ha); 130 por ciento para el año 2000 (78,500 ha) y 110 por ciento en los 6 años siguientes (86,500 ha hasta el 2006) (2). Es decir que desde 1968, y sin contar las miles de hectáreas de bosques que desde 2006 a la fecha han sido transformadas, la superficie en que se cultiva este fruto en la región ha aumentado cuando menos en casi 650 por ciento.
“Este agresivo avance de la frontera agrícola a costa de los bosques ha sido impulsado por la gran demanda y el alto precio del aguacate a nivel a nacional e internacional. La contradicción entre las políticas públicas asociadas al sector forestal y al uso del suelo han debilitado a las instituciones locales de gobierno y permiten la fragmentación y privatización de los terrenos forestales de propiedad común. En contraste, las comunidades que mantienen la cohesión y la estructura comunal, y que se han organizado para mantener el control y orden en sus terrenos forestales, mediante planes de manejo u otras herramientas, han logrado frenar el cambio de uso suelo y generar esquemas de producción sustentables (2), señaló Paloma Neumann, integrante de la campaña de bosques de Greenpeace México.
La falta de coherencia y coordinación entre las dependencias involucradas en los sectores agropecuario y forestal, la Procuraduría Agraria, el Registro Agrario Nacional, la Comisión Nacional Forestal, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, ha impulsado el cambio de uso del suelo y el mercado ilegal de tierras forestales, toda vez que no hay registro de ninguna autorización de cambio de uso del suelo con fines agrícolas en la zona desde 1980 (3). Es decir, las plantaciones aguacateras han avanzado sobre los bosques al amparo de la falta de una política forestal clara, la burocracia, los vacíos, la multiplicidad de dependencias y la ilegalidad.
La acelerada deforestación provocada por la sustitución de bosques para sembrar huertas de aguacate es todavía más preocupante en un contexto de cambio climático. De acuerdo con un estudio realizado por investigadoras de la UNAM (4), un aumento de la temperatura global de 2 °C en promedio y una disminución de 10 por ciento en la precipitación, pueden ocasionar cambios en el 50 por ciento del territorio mexicano, a tal magnitud que la vegetación de zonas templadas, como los bosques de pinos y encinos, se verían seriamente afectados provocando una reducción en su distribución y podrían ser desplazados por otro tipos de vegetación que toleran condiciones ambientales más áridas.
“Si en esta proyección se considera que los bosques deteriorados y fragmentados son más vulnerables al cambio climático, entre 60 y 70 por ciento de los bosques templados se podrían ver afectados en el futuro (3). Esto a su vez provoca una especie de círculo vicioso: la deforestación por un lado aumenta la emisión de CO2 a la atmósfera, este aumento en la concentración de CO2 incrementa y acelera los cambios en el régimen climático, aumentando la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos (sequías e incendios) que ponen en riesgo a los bosques templados. Si se piensa esto en el contexto de deforestación que afecta en la actualidad a los bosques de Michoacán, la situación es alarmante”, enfatizó Neumann.
Además, la acelerada pérdida de bosques en Michoacán puede tener otras graves repercusiones para la población del estado, resultantes de la pérdida de la biodiversidad que albergan, de los importantes recursos biológicos que proveen, así como de muchos otros servicios como la captura, retención y distribución del agua, y la retención del suelo, que previene deslaves e inundaciones.
A pesar del interés que el presidente Felipe Calderón ha mostrado en las discusiones a nivel nacional e internacional por el tema ambiental, la política del gobierno mexicano está centrada en el fomento a la reforestación y el establecimiento de plantaciones forestales comerciales, es decir, falsas soluciones como la principal vía para hacer frente a la deforestación y al cambio climático (5). Aunque Calderón asegure que se ha hecho un esfuerzo sin precedente del cual se siente orgulloso y de haber recibido, en 2008, el Certificado Global de Liderazgo en Materia Ambiental (3), México sigue siendo uno de los 5 países a nivel mundial que más rápidamente pierde sus bosques y selvas.
“Sólo se podrá detener la deforestación si se establece una política pública coherente que coordine a los diferentes sectores involucrados en el uso del suelo, que provea opciones reales y efectivas para la conservación y manejo sustentable de los bosques, centrada en el fortalecimiento e impulso del buen manejo forestal comunitario; que ha demostrado ser una opción efectiva para manejar y conservar nuestros bosques, generando empleos, así como desarrollo local y regional, todo esto mediante el fortalecimiento de las estructuras de gobierno comunales y ejidales”, señaló Héctor Magallón, coordinador de la campaña de bosques de Greenpeace.
“Greenpeace ha denunciado en las últimas semanas el efecto negativo que ha ocasionado la contradicción entre las políticas agrícola, pecuaria, ambiental, forestal y de desarrollo urbano e infraestructura, en zonas forestales de gran importancia como el Parque Nacional La Malinche, ubicado en los estados de Puebla y Tlaxcala; así como en la reserva de Los Tuxtlas y en la reserva ecológica restrictiva ubicada en la zona conurbada Xalapa- Coatepec- Banderilla- E. Zapata y Tlalnehuacoyan, en el estado de Veracruz. Estos no son casos aislados o excepcionales, sino ejemplos concretos de cómo seguimos perdiendo nuestros ecosistemas forestales a una tasa preocupante de casi medio millón de hectáreas anuales (6)”, agregó Magallón.
Greenpeace
www.greenpeace.org.mx
Greenpeace está preparando una propuesta para alcanzar una tasa cero de deforestación en México a más tardar en el año 2020, que podrá ser consultada próximamente en el sitio de internet: ver aquí
Notas:
1.- Barsimantov, J. A., y J. Navia Antezana, 2008. Land use and land tenure change in Mexico’s avocado production region: Can community forestry reduce incentives to deforest for high value crops? Duodécima Conferencia Bienal de la Asociación Internacional para el Estudio de los Comunes. Cheltenham, Londres, Reino Unido. Junio14-18. Disponible en: http://journalogy.com/Paper/12152822.aspx
2.- Ibidem.
3.- Ibidem
4.- Villers, L. e I. Trejo. Evaluación de la vulnerabilidad en los ecosistemas forestales. En: Martínez, J. y A. Fernández. (Coord.) 2004. Cambio climático: una visión desde México. Instituto Nacional de Ecología, Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
5.- Presidencia de la República. Discursos: “El Presidente Calderón en la Celebración del Día Mundial del Medio Ambiente”. Jueves, 5 de Junio de 2008. Disponible en: ver aquí, y “El Presidente Calderón en el Día Mundial del Medio Ambiente 2010”. Viernes, 4 de Junio de 2010. Disponible en: ver aquí
6.- Francisco Takaki Takaki: Información Básica para la Construcción de la Tasa de Deforestación. México, INEGI, Dirección General de Geografía, presentación no publicada, 2009. Disponible en: ver aquí; Sánchez Colón, S., A. Flores Martínez, I.A. Cruz-Leyva y A. Velázquez. 2009. Estado y transformación de los ecosistemas terrestres por causas humanas, en Capital Natural de México, vol. II: Estado de conservación y tendencias de cambio. Conabio, México, pp. 75-129.
Fuente: Ecoportal