México: el maíz transgénico no es la neta de nuestro planeta
La reciente campaña publicitaria denominada “La neta de tu planeta” de AgroBIO, muestra el interés de la agroindustria (Bayer, Dow, Monsanto, Dupont, Pioneer, Syngenta) por generar una corriente de opinión favorable a la siembra de transgénicos en México, especialmente de maíz a cielo abierto.
Iván P. Moreno Espíndola, Mariela Fuentes Ponce, Luis M. Rodríguez Sánchez* / I Parte
Bajo una fachada de falsa neutralidad científica y de ciudadanía informada llaman a una supuesta objetividad en la información sobre el uso de los organismos genéticamente modificados (OGM) en la agricultura. ¿Qué objetividad pueden encontrar los consumidores y ciudadanos en la información que difunde AgroBIO, una asociación civil compuesta por las principales corporaciones trasnacionales implicadas en la producción de semillas transgénicas?
A continuación presentamos los seis mitos difundidos en la página de Internet “La neta del planeta” de AgroBIO como un ejemplo de información manipulada y propagandística y no de argumentos con base científica, que plantea sin fundamento los supuestos beneficios en el cultivo de alimentos transgénicos en México.
1. “Campo más productivo”: No existe un gen que aumente la productividad. Los OGM no están diseñados para ello, sino para reducir el daño por plagas y, sobre todo, para resistir al glifosato, herbicida producido por Monsanto. El único argumento de peso podría ser que, con el uso de estas semillas, se pierde menos cosecha por el ataque de algunas plagas o se incrementa ligeramente el rendimiento por la reducción de las “malezas” que pudieran competir con el cultivo utilizando herbicida.
A pesar de ello, la Union of Concerd Scientist en Estados Unidos comparó los rendimientos de plantas transgénicas y convencionales en un historial de 20 años sin encontrar diferencias en la producción. En Brasil, se compraron seis variedades de soya transgénica y convencional y el rendimiento fue 9 por ciento mayor en plantas convencionales.
AgroBIO tomó para su publicidad una frase de la FAO que dice que los cultivos biotecnológicos “pueden servir de ayuda para reforzar la agricultura en las zonas marginales y para restablecer la producción en los terrenos degradados”, pero el concepto de biotecnología implica algo más que los OGM, toda vez que existen otras aplicaciones que no implican la liberación de organismos que no existen en la naturaleza. En el mismo documento, la FAO habla de la selección asistida por marcadores y el cultivo de tejidos antes de referirse al uso de OGM en campo; además, señala que “a nivel local, la agricultura orgánica podría ser una alternativa a la agricultura convencional para los próximos 30 años”.
2.- “Más y mejores alimentos”: La FAO señala que “todos los cultivos OGM explotados comercialmente no son alimentarios (algodón, colza) o se utilizan en gran parte para piensos (soya y maíz)”, no promueven la disponibilidad de alimentos, mientras que AgroBIO argumenta la necesidad de aumentar la producción para dar de comer a la población mundial, que también va en aumento. Sin embargo, la producción de alimentos desde la década de 1960 hasta la actualidad se ha triplicado y la población mundial se ha duplicado. Según el informe Global Food Losses and Food Waste, realizado por el Instituto Sueco de Alimentos y Biotecnología para la FAO (2011), un tercio de los alimentos producidos cada año en el mundo se pierden o desperdician, por las exigencias estéticas del mercado y por la gran distancia entre el productor y el consumidor. Lo anterior podría reducirse eliminando intermediarios y acercando al campesino y al consumidor final.
En cuanto a la calidad y seguridad de los OGM, la Cofepris indica que la evaluación de los OGM incluye la revisión de estudios moleculares, equivalencia sustancial, toxicidad y alergenicidad; sin embargo, dichas evaluaciones son generalmente realizadas por las mismas empresas que desean vender los OGM y no se encuentran a disposición de los consumidores. Asimismo, la Academia Americana de Medicina Ambiental (AAEM) expuso que “los alimentos genéticamente modificados son un riesgo en las áreas de toxicología, alergias, inmunología, salud reproductiva, metabólica, fisiológica y genética”.
3.- “Mejor vida para el productor y sus familias”: El uso de semillas transgénicas resistentes a glifosato, herbicida con alto riesgo de toxicidad, implica exponer la salud de los productores y la de sus familias, así como la de los consumidores. Un grupo de investigadores austriacos demostró que la exposición a glifosato en cantidades menores a las que se aplican en campo puede provocar daño en el ADN y cáncer en los seres humanos. Un estudio de la Universidad de Leipzig, Alemania, encontró concentraciones de glifosato en muestras de orina de la gente de la ciudad; todas tenían de cinco a 20 veces más que el límite permitido para el agua potable. AgroBIO afirma que el uso de OGM generará más ganancias para los agricultores al reducir insumos y labores, pero el sistema de producción con OGM generalmente implica la producción de unos cuantos cultivos que no cubren la mayor parte de las necesidades alimentarias del agricultor, lo que implica que éste y su familia se vuelvan altamente dependientes de las grandes empresas agroalimentarias, no sólo para consumirles fertilizantes y herbicidas, sino también alimentos. En Argentina y Brasil numerosos agricultores han sido despojados de sus tierras para utilizarlas en la siembra de soya transgénica, la cual no ha ayudado a alimentar a dichos pueblos.
*Profesores-investigadores del área de Agronomía de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco que participan en el Programa de Investigación Sierra Nevada-Centli de la institución junto con productores del Valle de México.
**“La neta de tu planeta”: http://lanetadetuplaneta.com/infografias.php
Fuente: La Jornada Michoacán