Más soja… más infierno
Ayer anunciaron un programa que otorgará aportes no reintegrables a productores de soja y de maíz, para financiar la compra de fertilizantes y semillas. El gobierno sigue apostando a producir más soja, sin considerar la necesidad urgente de cambiar el modelo de producción.
El anuncio lo realizaron en un acto en la ciudad de General Las Heras, el ministro de Economía, Sergio Massa, y el secretario de Agricultura, Juan Bahillo. Los productores de hasta 400 hectáreas de soja recibirán $6.000 por hectárea, mientras que los pequeños productores de maíz -de hasta 100 hectáreas- contarán con una ayuda de $ 20.000 por hectárea. Estos montos, según los cálculos oficiales, representan el 40% de los costos en semillas y fertilizantes para la siembra de ambos cultivos. Del mismo podrán participar aquellos productores pymes que no se registraron en el Programa de Incremento Exportador (PIE), conocido como “dólar soja” y, en el caso específico de la oleaginosa, quienes no tengan más de un 15% de stock retenido.
El 1 de noviembre se pondrá en marcha esta iniciativa, que se anuncia como parte del programa de fortalecimiento para pequeños y medianos productores. En una nota anterior ya hemos comentado que es un engaño referirse a pequeños y medianos productores, cuando se habla de cientos de hectáreas sembradas con estos cultivos. En ese momento, la propuesta del gobierno era para productores de hasta 200 hectáreas de soja. Parece que la Mesa de Enlace supo presionar ayer en la reunión con Bahillo para llevar ese límite a 400 hectáreas. Otra concesión anunciada hoy es que el Gobierno no aumentará retenciones al sector agroexportador y que propondrá en el debate por el Presupuesto 2023 una cláusula que garantice que el Poder Ejecutivo no podrá subirlas.
Massa afirmó que “aspiramos a tener más de 1 millón de hectáreas más sembradas, en el desafío de entender que cuanto mayor capacidad de producción tenga el sector agropecuario, mayor capacidad de exportación tiene la Argentina”.
Con este programa aumentará la superficie sembrada de soja, se profundizarán los daños del modelo de agricultura industrial, cuyos costos enormes sobre la salud humana y ambiental pagamos todas y todos. Quienes seguramente ganarán (seguirán ganando) son las empresas multinacionales del agro que venden semillas e insumos. Más ganancias para los grandes.
Las y los pequeños productores familiares que alcancen este programa estarán siendo nuevamente víctimas de este modelo feroz, porque forzados por la ventaja financiera se meterán aún más en la siembra de estos cultivos, alejándose de alternativas más sustentables. Como ya dijimos en el artículo anterior, “si la intención del gobierno fuera fortalecer a la producción pequeña y mediana, debería hacer política orientada a alcanzar diferentes objetivos como: aumentar la diversificación y la producción mixta (agricultura y ganadería), bajar el uso de insumos externos (costosos y contaminantes), promover mercados locales de comercialización, mejorar las condiciones de vida en el campo para las familias, entre otros. Pero, forzando a producir más granos, en particular soja, el gobierno hace todo lo contrario”.
La crisis ambiental y alimentaria es urgente y no hay margen para engaños. Es imperioso transitar hacia otro modelo de producción sustentable, de perspectiva agroecológica. Es urgente “desojizar” nuestra producción y para ello serán claves las y los pequeños y medianps productores.
Por ahora el gobierno nacional sigue apostando a la alternativa infernal, tal como define Cecilia Gárgano al modelo agrario industrial. ¿El gobierno se responsabilizará del infierno?
Fuente: Tramas