Los indígenas peruanos resisten frente a las semillas Terminator
Agricultores indígenas peruanos se lanzaron contra el intento canadiense de poner fin a la moratoria de la comercialización de las semillas transgénicas Terminator, que solo procrean plantas estériles.
Esta tecnología, denominada "restricción de uso genético", obliga a los agricultores que usan ese tipo de semillas a comprar nuevas partidas en cada temporada de cultivo.
Pero la moratoria dispuesta en 1998 por la conferencia de las partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica impide su comercialización.
Un grupo de países encabezados por Canadá propusieron en la conferencia celebrada en Bangkok en febrero regular las ventas de las semillas.
La iniciativa del gobierno canadiense obligó al secretariado de la Convención, con sede en Montreal, a abrir nuevas deliberaciones al respecto.
Por ahora, los llamados de atención más fuertes en favor de mantener la moratoria no procedieron de científicos, expertos o funcionarios sino de los indígenas peruanos, dijo a IPS Michel Pimbert, del Instituto Internacional para el Ambiente y el Desarrollo (IIED), con sede en Londres.
Luego de analizar el asunto, alrededor de 70 representantes de 26 comunidades indígenas andinas y amazónicas se reunieron durante dos días del mes pasado en Choquecancha, una aldea andina del sur de Perú.
En la asamblea, que contó con el apoyo de la Asociación Kechua-Aymara para la Conservación de la Naturaleza y el Desarrollo Sostenible (Andes) y el IIED, los dirigentes sintetizaron su evaluación sobre el daño que podrían causar las semillas Terminator.
"Los pueblos indígenas y los grupos marginados apenas tienen voz en lo relativo a políticas y legislación", dijo Pimbert. "Estas fueron las voces de los más pobres entre los pobres que viven en centros de biodiversidad".
Funcionarios de la Convención en Montreal han reconocido, según Pimbert, que el aporte de los cultivadores peruanos fue uno de los más fuertes emitidos hasta ahora con miras a la próxima conferencia, que se celebrará en marzo en Brasil.
Los indígenas informaron que, tanto ellos como los pequeños agricultores del mundo, "dependen de la cosecha como fuente principal de semillas para ser usadas en los ciclos agrícolas subsiguientes".
Los agricultores, además, "evaluaron la evidencia y los riesgos de la tecnología Terminator sobre la tierra, los sistemas espirituales y las mujeres, que son quienes cuidan sus semillas", dijo Pimbert.
La asamblea consideró que el uso de la tecnología Terminator terminaría esterilizando y matando a otros cultivos y formas de vida vegetal, mientras aumentaría la dependencia de los agricultores en grandes empresas que detentan patentes de semillas conocidas ancestralmente por comunidades indígenas.
Solamente en Perú, 2.000 variedades de papas podrían ser puestas en riesgo por la tecnología Terminator, aseguraron.
"Las semillas Terminator no tienen vida", expresó en una declaración Felipe González, de la comunidad indígena de Pinchimoro. "Como una plaga, infectarán nuestros cultivos y traerán enfermedades", agregó.
Las comunidades desean seguir usando sus propias semillas, así como mantener sus métodos para conservarlas y compartirlas, afirmó González.
La empresa de agronegocios Syngenta, con sede en Suiza, ganó hace poco la patente de semillas de papa Terminator pero la Convención sobre Diversidad Biológica le impide comercializarlas.
La presentación de los agricultores peruanos será evaluada este año en una conferencia sobre esa tecnología en Granada, España.
La posición de los indígenas peruanos será considerada formalmente en la conferencia de la Convención en Brasil, dijo Pimbert, quien también afirmó que activistas y comunidades de pequeños agricultores intentarán desacreditar estudios académicos según los cuales la tecnología Terminator es segura.
Los líderes indígenas peruanos urgen a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a exponer los peligros de la tecnología Terminator y ratificar la moratoria. También demandan que el pueblo indígena tenga voz en el proceso, a la par de las compañías agrícolas.
"La moratoria ayuda a proteger el milenario conocimiento agrícola de los indígenas y la agrobiodiversidad, así como la seguridad alimentaria global que habilita", señaló en una declaración Alejandro Argumedo, director asociado de Andes.
"La prisa por explotar la tecnología Terminator para el beneficio de las empresas no debe ser admitida para sabotear las vitales políticas internacionales de bioseguridad", agregó.