Los guardianes de las semillas autóctonas
"El último encuentro, abierto a nuevas incorporaciones, se produjo en la feria Lugo Natura, que se clausuró el sábado pasado. A lo largo de estos últimos años han ido reuniendo diferentes variedades de tomates, pimientos, cebollas, espinacas, nabos, calabazas y berenjenas, entre otras".
Rede Sementes de Lugo es una hormiga frente al gigante de las patentes, que trabaja sin descanso para conseguir su objetivo: recuperar las semillas que utilizaban sus abuelos, y tratar de desvincularse de la soga de la multinacional que controla este campo. Una treintena de personas, con huerta y con interés en una alimentación sana, se han unido para recuperarlas e intercambiarlas. No hay dinero por medio en esta iniciativa que también ha incorporado las plantas de frutos rojos y de púas para injertar frutales. Sus integrantes se reúnen dos veces al año para compartir semillas, conocimientos sobre cultivos y cómo combatir plagas de forma natural.
El tamaño de la cosecha no importa, lo que realmente consideran relevante es recuperar los sabores perdidos y llevar a sus mesas productos sanos sin manipulación genética y libres de productos químicos.
El último encuentro, abierto a nuevas incorporaciones, se produjo en la feria Lugo Natura, que se clausuró el sábado pasado. Rede de Sementes de Lugo tuvo la oportunidad en este encuentro de explicar su filosofía a los lucenses y de ampliar el catálogo con el que cuentan. Uno de sus integrantes, Anxo Cubero, que cuida una huerta en el municipio de Lugo, explicó que esta iniciativa partió de un grupo de personas que creían en la alimentación sana y equilibrada y que querían tomar el relevo de sus mayores. «Empezamos hai dez ou quince anos e moita xente da que fixo aportacións de sementes xa non está», aseguró.
El objetivo inicial era recuperar las semillas que utilizaban dos generaciones antes, las de los abuelos, que estaban adaptadas a la tierra y a sus características. A lo largo de estos últimos años han ido reuniendo diferentes variedades de tomates, pimientos, cebollas, espinacas, nabos, calabazas y berenjenas, entre otras. Incorporaron otras especies que no son tradicionales, como por ejemplo el fisalis o alquequenjes, porque son frutos que tienen muchos adeptos.
La intención de este grupo, según Cubero, es informatizar todo el patrimonio que tienen y que han ido recogiendo a lo largo de los años y crear un banco de semillas, de cuya custodia se encargarán determinadas personas, que tendrán la misión de controlar cómo se desarrollan en otros huertos. Uno de los pilares básicos de esta filosofía es que está descartado el uso de productos químicos y entre los objetivos, llegar a ser autosuficientes a la hora de cultivar verduras y hortalizas y no depender de las multinacionales y de sus patentes.
El grupo también realiza catas de productos cuando recogen las cosechas para testar sabores y comprobar las evoluciones de unas semillas que están adaptadas al medio y que son más resistentes a las plagas y a los ataques de los insectos.
Fuente: La Voz de Galicia