Los grandes subsidiados del Paraguay
Ningún sector de la economía se ha beneficiado tanto de los subsidios como los empresarios de la soja y la ganadería, quienes hoy se han convertido en los más férreos opositores al subsidio a pequeños productores en quiebra para que estos puedan saldar sus deudas con el sistema financiero y puedan retomar las tareas productivas.
Los sojeros y ganaderos han recibido en la época de Stroessner un millonario subsidio cambiario, obteniendo dólares a precios por debajo de los vigentes en el mercado para destinarlos a la importación de maquinarias y equipos. Los empresarios del campo han recibido también millonarios subsidios crediticios en la época de los redescuentos del Banco Nacional de Fomento con préstamos a tasas por debajo de las de mercado.
Los empresarios sojeros y ganaderos también han recibido subsidios tributarios, ya que han tenido un trato tributario diferencial con menor tasa de impuesto a la renta, la exoneración del IVA bajo presión de los tractorazos durante varios años y el mantenimiento de una tasa irrisoria de Impuesto Inmobiliario sobre un valor fiscal muy alejado de los valores reales de las tierras que persiste hasta la actualidad en el marco de una ley propulsada por los propios evasores, los empresarios de la soja y la ganadería.
El Banco Central del Paraguay ha salido a menudo a comprar masivamente dólares para sostener el tipo de cambio y aumentar o mantener altas las utilidades de los empresarios de la soja con un dólar alto en el marco de un subsidio cambiario. El BCP así viene subsidiando las ganancias de los sojeros a costa de disminuir, vía inflación, los salarios de los trabajadoresy los pequeños productores campesinos en una abierta transferencia de recursos de los sectores más pobres a los sectores más ricos.
El Iragro y el Inmobiliario juntos deberían reportar alrededor de 500 millones de dólares anuales, pero el año pasado el Iragro y el Inmobiliario rural han contribuido en total solamente con 50 millones de dólares debido a la escandalosa evasión a la que Hacienda hace la vista gorda. Bastaría con controlar a 8.000 empresarios de la soja y la ganadería para recaudar el 90% del potencial del Inmobiliario y el Iragro, pero el gobierno de Horacio Cartes no está dispuesto a cobrar a los sojeros y ganaderos ni siquiera los impuestos vigentes y que están obligados a pagar por ley. Los empresarios del campo vienen dejando de ingresar más de 450 millones de dólares anuales al fisco en una suerte de subsidio tributario a los más pudientes que se mantiene hasta hoy.
A todo esto hay que agregar que Petropar tiene una deuda de alrededor de 280 millones de dólares de los cuáles el 52% es consecuencia de subsidiar la producción y el transporte de soja. Es decir, más de 140 millones de dólares se han destinado a subsidiar directa o indirectamente a los empresarios de la soja, actividad en la que alrededor de 5.000 empresarios concentran alrededor del 80% de las tierras sojeras.
Los grandes subsidiados de nuestra historia han sido y lo siguen siendo los empresarios de la soja y la ganadería, quienes como si fuese poco producen en gran medida en tierras malhabidas. Según la Comisión Verdad y Justicia existen alrededor de 8 millones de hectáreas de tierras ilegalmente en manos de sojeros y ganaderos quienes se negaron rotundamente a que sean tan siquiera mensuradas durante el gobierno de Fernando Lugo.
Estos son quienes hoy se oponen tenazmente a la condonación de deudas de pequeños productores, quienes corren el riesgo de perder las pequeñas parcelas de las que dependen para sobrevivir.
Campeón de los caraduras:
Para Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremios de la Producción, el subsidio es bueno cuando él lo propone y le sirve para congraciarse con productores a los que manipula en cada tractorazo.
En el 2012, Héctor Cristaldo, hoy férreo opositor al subsidio a los campesinos, fue el propulsor de un subsidio de 100.000 millones de guaraníes a pequeños productores debido a la sequía del 2011. En ese entonces incluso amenazaba con un tractorazo si el parlamento no aprobaba la ley de la que fue el promotor. En su discurso para congraciarse con algunos productores, a los que manipula en cada tractorazo en defensa de los intereses de los grandes empresarios de la soja, decía incluso que buscaban sumar a la UIP y la Feprinco para apoyar el subsidio ¡Eguatamina! ¿Vos te imaginás a la UIP y la Feprinco apoyando subsidios a los campesinos?
El subsidio se hizo efectivo en el año 2012 a través de la ley 4674/12 por un valor de 100.000 millones de guaraníes. Ahora, como el subsidio no lo plantea él y no le sirve para que pueda congraciarse con los productores, entonces el subsidio es malo. Hay que tener cara.
Fuente: E´a