Las negociaciones de Bonn y el cambio climático
"Las negociaciones en Alemania, rumbo a la reunión acerca del cambio climático en México, terminaron en una situación incierta. El resultado de este primer texto base, según los analistas, no tiene balance para las naciones en desarrollo y más bien afirma el controvertido acuerdo de Copenhague."
Las negociaciones en Alemania, rumbo a lo que será la reunión más importante acerca del cambio climático en México, terminaron en una situación incierta. Estados Unidos y otros países desarrollados continúan tratando de que el Protocolo de Kyoto acabe. El resultado de este primer texto base, según los analistas, no tiene balance para las naciones en desarrollo y más bien afirma el controvertido acuerdo de Copenhague. Ninguno de los acuerdos que propuso Bolivia en Tiquipaya ha sido considerado.
¿Qué pasó en Bonn hace un mes? ¿Qué significa lo ocurrido para Bolivia? ¿Qué pasa con el cambio climático, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la ayuda económica para los países en desarrollo? ¿En qué ha quedado la Cumbre de los Pueblos que se hizo en Tiquipaya?
Hace un mes, la ciudad alemana fue sede de la primera reunión de los negociadores de la Unfccc que tienen en agenda dos reuniones más antes de la más importante que se realizará a fin de este año en Cancún, México.
En estas reuniones se debe afinar el texto que servirá como base para los acuerdos que se podrían firmar en México, que deben respetar las decisiones de todas las naciones que forman parte del principal organismo internacional de cambio climático.
Sin embargo, este primer paso no ha sido lo que muchos países, como Bolivia, esperaron. Luego del fallido encuentro en Copenhague el año pasado, se buscaba mucho más en Bonn.
En Dinamarca la COP15 terminó con un acuerdo que inicialmente firmaron sólo cinco países, Estados Unidos, Brasil, India, China y Sudáfrica. El acuerdo no era vinculante legalmente y sólo establecía intenciones, pero no hechos. No hubo ningún tratado acerca de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que fuera determinante en la lucha contra el cambio climático, tampoco se establecieron responsabilidades claras.
Para muchos, el encuentro en el que por primera vez participaban docenas de presidentes de diferentes naciones haciendo de este tema un asunto político y ya no solamente ambiental, fue un fracaso.
Bolivia estuvo entre los más críticos junto a los demás países de la ALBA.
El país tomó protagonismo luego del discurso de Evo Morales, que en esa ocasión se dirigió a la plenaria de la Unfccc con duras palabras acusando a Estados Unidos de ser el culpable por el fallo de la reunión.
Poco tiempo después de la COP15 de Copenhague, el gobierno boliviano convocó a la primera Cumbre Mundial de los Pueblos, que se realizó en Tiquipaya en abril de 2010.
La Cumbre de los Pueblos contó con la presencia de más de 35 mil personas que asistieron a las distintas plenarias y reuniones que se llevaron a cabo durante tres días en Cochabamba y de las que emergió el Acuerdo de Tiquipaya (ver recuadro).
Al término del encuentro, el gobierno dijo que este acuerdo sería presentado ante la Unfccc que había anunciado que incluiría en la agenda de Bonn todas las propuestas que se hicieran antes de abril de este año. Bolivia presentó las conclusiones justo en la fecha indicada. Estas estaban abocadas sobre todo a la justicia climática y a las responsabilidades de las naciones desarrolladas con los países en desarrollo.
A pocos días de iniciadas las negociaciones de junio en Bonn, el embajador ante la ONU, Pablo Solón, declaraba su optimismo acerca del avance en la agenda y prácticamente aseguraba que las conclusiones de Tiquipaya serían incluidas en ella.
En la primera conferencia de prensa, Yvo de Boer, el saliente secretario ejecutivo de la Unfccc hasta este mes, también dijo que algunas de las conclusiones de Tiquipaya podrían ser incluidas en la agenda que se estaba tratando.
TIQUIPAYA, CERO
Pero no ocurrió así. En contra de lo que pidieron Bolivia y China, la mayoría de las negociaciones se hicieron a puerta cerrada. Se emitían comunicados oficiales al término de cada jornada y los periodistas tenían que “pescar” las noticias persiguiendo a los delegados de cada país en los pasillos. Las conferencias de prensa parecían anuncios diplomáticos.
Pocos fueron los críticos hacia las negociaciones porque todo se manejaba con mucha cautela. Recién al final empezaron a aparecer resultados que merecían titulares.
El último día se supo que ninguna de las propuestas que emergieron de la Cumbre de los Pueblos de Tiquipaya había sido incluida en la agenda base de negociaciones.
“Este es un texto para complicar la situación. Pensamos que iba a ser balanceado y trabajamos para eso, pero no se ha incluido ninguna de las propuestas emergentes de Tiquipaya y excluye algunas de las propuestas del G77 y China”, explica indignado Pablo Solón.
Según el análisis, el texto sólo hace referencia al Acuerdo de Copenhague sin tomar en cuenta muchas de las referencias del Protocolo de Kyoto, lo que debilita este acuerdo y prácticamente lo elimina, que es lo que buscan Estados Unidos y otros países desarrollados.
“Es un texto sin balance. No lo aceptamos. Vamos a apelar a los movimientos sociales de todo el mundo, la situación es muy crítica. Si este documento es el que se va a trabajar en Cancún, el futuro de la humanidad y de la Madre Tierra está en peligro”, dijo Solón.
Para los países en desarrollo, la discusión acerca del futuro del Protocolo de Kyoto pone en riesgo el único acuerdo vinculante legalmente al que están suscritos algunos países desarrollados, como es el caso de los de la Unión Europea.
EL RESULTADO
El texto, con el que se trabajará en la siguiente reunión en agosto también en Bonn, muestra el compromiso del Grupo Especial de Trabajo a Largo Plazo (AWG-LCA) para realizar debates sobre la reducción de gases de efecto invernadero, la adaptación a los efectos del cambio climático, la transferencia de tecnologías limpias, la reducción de las emisiones de la deforestación y la estructuración de las finanzas y acuerdos institucionales. Sin embargo, no establece ningún acuerdo legalmente vinculante que obligue a los países a cumplir su parte.
Un segundo grupo de trabajo sobre acción climática, que se centra en los compromisos de reducción para los 37 países industrializados que han ratificado el Protocolo de Kyoto, también se reunió en Bonn.
En este grupo, los países comenzaron a trabajar para convertir en realidad las promesas de reducción de emisiones. Sin embargo, las promesas de los países industrializados están muy por debajo de lo necesario para mantener el aumento de la temperatura en 2 grados centígrados, y obviamente mucho más lejos del 1 grado centígrado que propuso Bolivia.
Las promesas hechas por los países ricos hasta el momento suman alrededor de 12-19% de las emisiones de los niveles de 1990 para el año 2020. Los países industrializados, como grupo, han manifestado su voluntad de asumir un objetivo de -80% para 2050. Esto no es suficiente.
Al respecto, Jean Pascal van Ypersele, vicepresidente del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático) explicaba que el cambio climático no espera y que los países en desarrollo son los que más sufren las consecuencias de esta burocracia que impide se lleguen a acuerdos determinantes.
“El daño que se está haciendo al demorar las soluciones es irremediable”, aseguró el científico.
La reunión de Bonn tuvo la asistencia de más de 4.500 participantes, entre ellos delegados gubernamentales de 185 gobiernos, junto con representantes de comercio, industria y organizaciones ambientales.
¿Y CANCÚN?
Se espera mucho de Cancún, donde se realizará la COP16. Pero los pronósticos de lograr un acuerdo que sea vinculante legalmente y que establezca de una vez por todas las responsabilidades, derechos y obligaciones de cada país, no son los mejores.
El presidente Evo Morales ha propuesto retrasar esta reunión determinante hasta que se logren algunos acuerdos en las reuniones previas que trabajarán la agenda, y sobre todo Estados Unidos establezca sus responsabilidades e intenciones, pero la Unfccc ha sido explícita.
Yvo de Boer dijo que “sería posible incluso postergarla (la COP16) hasta el año 3.000, pero eso significará que Estados Unidos lleva la batuta respecto de la agenda global del cambio climático y eso no puede aceptarse. Quizá no se esté avanzando lo suficientemente rápido, pero se está avanzando, tengo esperanzas en el proceso de Cancún y en el siguiente que se realizará en Sudáfrica; lamentablemente es un tema que le afecta a los más vulnerables y ellos no pueden esperar, pero estamos avanzando en una ruta positiva.”
Al respecto, el embajador mexicano Luis Alfonso de Alba, próximo anfitrión en Cancún de la Conferencia de las Partes, COP16, explicó que se están identificando las acciones que necesitan acuerdos jurídicamente vinculantes como es la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para hacer más efectiva la reunión.
“Se están identificando los procesos que necesitan un marco legal necesariamente y creemos que Cancún será una oportunidad de ver más maduramente esos procesos. El proceso de negociación no va a terminar en Cancún o en Sudáfrica (en la COP17), no queremos cerrar ninguna posibilidad en Cancún, pero queremos ser realistas, tenemos clara la necesidad de establecer la estructura para el financiamiento y cómo transferirlo, a partir de allí se puede trabajar en la adaptación”, dijo de Alba.
Para el diplomático mexicano, el que se vea la reunión de Cancún de forma pesimista no ayuda a nadie, “pero somos realistas y vemos el análisis del proceso y cómo se está realizando. No sólo se depende de Cancún, es un trabajo de todos los días, hay una gran parte de naciones que van a participar en la reunión que son víctimas no responsables. Nos interesa mucho que Cancún se vea como un esfuerzo de Latinoamérica.”
Yvo de Boer será reemplazado por la costarricense Christiana Figueres, que tiene que asumir la responsabilidad de llevar adelante las siguientes Conferencias de las Partes. Ella sabe que no será una tarea fácil, “asumo que este trabajo es difícil de cumplir, pero intentaré hacerlo con la misma responsabilidad que Usted”, le dijo a de Boer al cierre de la plenaria de la Unfccc en Bonn.
Con una agenda todavía por concluir y el descontento de muchos países en desarrollo por cómo se están llevando a cabo las negociaciones, es difícil predecir lo que ocurrirá en Cancún. Bolivia ya ha declarado que denunciará ante la ONU la exclusión del Acuerdo de Tiquipaya.
Hasta ahora lo único cierto es que mientras el tiempo pasa, la situación respecto del cambio climático y el calentamiento global no mejora y cada vez es más lo que se pone en riesgo.
El Acuerdo de Tiquipaya
Entre otros puntos, Bolivia propone liberar los derechos de propiedad intelectual referentes a la tecnología que podría transferirse de los países desarrollados a las naciones en desarrollo, y disminuir el aumento de la temperatura a 1 grado, aunque también apoya los 1.5 que proponen otros países.
Se ha propuesto la creación de un tribunal del cambio climático, el que el gobierno boliviano asegura que es urgente al no existir hasta ahora ningún mecanismo de sanción para aquellos países que no cumplan con sus compromisos ambientales.
En cuanto al mecanismo REDD+ y los mercados de carbono, Bolivia continúa siendo bastante crítico respecto de este tema.
Pablo Solón, embajador de Bolivia ante la Unfccc, declaró en Bonn que “hemos planteado que para hablar de este tema es necesario primero preguntarnos si han sido o no efectivos (los mercados). Hay que ver qué porcentaje de deforestación se ha reducido producto de los mercados que ya están vigentes. Es necesario saber cómo evitar que los mercados de carbono generen especulación y nuevas burbujas financieras. Tenemos que saber cómo evitar que los mercados de carbono se conviertan en un mecanismo para que los países desarrollados no cumplan con su responsabilidad (de reducir las emisiones de carbono) y la transfieran a las naciones en desarrollo. Hay que saber cuál será el impacto de estos nuevos mecanismos que se quieren crear sobre las reducciones domésticas en los países desarrollados. A nosotros nos parece que será una absoluta irresponsabilidad avanzar en este tema si no se clarifican todos los aspectos. Estamos diciendo que nos compensen, pero no a través de mecanismos de mercado porque si es así ¿quién ayuda a quién?”
Bolivia pide destinar el seis por ciento del PIB de los países desarrollados a favor de la lucha contra el cambio climático de los países en desarrollo.
Se pidió valorizar y recuperar las agriculturas locales campesinas e indígenas y los conocimientos ancestrales de producción y recolección de alimentos.
Se estableció en cuatro artículos que la Madre Tierra es un ser vivo. Así como los seres humanos tienen derechos, ella los tiene, a ser respetada, a la continuación de sus ciclos vitales libre de las alteraciones humanas, y a mantener su identidad.
Se expresó el rechazo ante la moción de adaptación al cambio climático entendida como la resignación ante los impactos. Los países desarrollados deben adaptar sus estilos de vida y de consumo mitigando su impacto a la Madre Tierra. También se acordó la constitución de redes entre los pueblos del mundo que tengan capacidad de acción para fortalecer las acciones a determinar en Cancún, México, y con posterioridad obtener el poder de decisión y acción para realizar cambios.
Glosario
Unfccc: Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático
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Fuente: Los Tiempos