Las ciudades tienen que cambiar sus sistemas alimentarios
Hoy, 15 de octubre, 100 ciudades de todo el mundo subscriben en Milán el Pacto de Política Alimentaria Urbana. Barcelona, con la presencia de Ada Colau en el acto, es una de ellas.
Esta iniciativa implica un compromiso firme por parte de los Gobiernos de estas ciudades en «desarrollar sistemas alimentarios sostenibles, inclusivos, resilientes y diversificados, para asegurar una comida sana y accesible». Habla, además, de promover la participación de todas las partes involucradas, incluyendo a la sociedad civil organizada, la producción agrícola a pequeña escala y los sectores técnicos y académicos.
La firma de este pacto es una excelente oportunidad para que ciudades como Barcelona corrijan la poca atención que las políticas municipales han dado a los temas alimentarios, estratégicos para el sector económico, social y ambiental de la ciudad.
Por este motivo, al colectivo de la Revista Soberanía Alimentaria y a la organización internacional GRAIN nos satisface la presencia de Ada Colau y la firma de este compromiso que esperamos que dé impulso a una Política Alimentaria que regule y defina todas aquellas decisiones que desde el consistorio se toman, y que tienen repercusión directa en la alimentación de la población de Barcelona y en los productores y productoras.
Por eso reclamamos también que se tomen decisiones, como algunas de las 32 medidas que se describen en la Carta por una Soberanía Alimentaria.
En concreto pensamos que es urgente:
- Constituir el Consejo Alimentario Municipal de Barcelona para definir, de forma participativa, las políticas alimentarias y hacer un seguimiento de su aplicación.
- Acelerar un debate, con todos los actores, de la actual estrategia de Mercabarna para valorar si es un modelo válido para potenciar el campesinado local así como la producción ecológica y de proximidad.
- Parar la actual tendencia que está dando entrada a las grandes superficies en los mercados municipales.
- Promover la existencia de un mercado campesino semanal en cada barrio de Barcelona para favorecer la venta directa de proximidad y de temporada.
- Garantizar que la compra pública de alimentos por parte del Ayuntamiento de Barcelona (comedores escolares públicos, bancos de alimentos, residencias de gente mayor, etc.) incluya criterios de producción local, ecológica y de temporada.
- Establecer medidas para defender la poca tierra agrícola que todavía existe en Barcelona y para ampliarla a partir de recalificaciones de solares u otros espacios abandonados.
- Como están pidiendo diferentes grupos sociales de Barcelona, prohibir el uso del herbicida glifosato en parques y jardines, tras la resolución de la OMS donde lo califica como «probable cancerígeno».
Fuente y fotos: Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas