La papa y la batata que soñaron ser puré
El 29 de enero pasado la multinacional BASF retiró sus solicitudes de autorización en la Unión Europea para intentar la comercialización de sus papas genéticamente modificadas (GM): Fortuna, Amadea y Módena. La empresa adujo que seguir invirtiendo en estos proyectos "No se justifican, debido a incertidumbres en el marco regulatorio y la amenaza de la destrucción de los campos", algo que ya sucedió con el maíz transgénico en Hungría.
Es que ya nadie cree las bondades de los “inofensivos” plaguicidas maquillados que están a la venta y otros que vendrán a sustituir al endosulfán, el veneno más usado después del glifosato en nuestro país. Nadie sabe cómo se controlan las verduras y frutas que se venden en la calle, las del cordón verde de la Costa bonaerense o de Balcarce y de las huertas santafesinas que conviven con arroceras transgénicas. ¿Quién controla la cebolla de San Juan, manipuladas sin guantes por peones golondrinas santiagueños, los tomates que mataron a niños en Corrientes, el ajo de Rosario, y los cítricos bañados con Spinosad en Entre Ríos, las uvas de Cuyo y las manzanas del sur, aunque nadie duda que se siguen usando el malatión? Créase o no.
Como para muestra basta un botón, no hay control ni para la presidenta comunal de Romang, Sandra Passarino, la mayor “batatera” de la zona, con campos en localidades cercanas al pueblo, explotados por empleados en negro que salen por la madrugada en acoplados, desde sus casas, cuando nadie los ve. La blonda en cuestión sigue anexando hectáreas a su patrimonio en dudosas adjudicaciones para sembrar y fumigar en la entrada del pueblo. Lo que nadie duda es su ambición por comprar el Molino arrocero ex Susarelli , el as en la manga para su próxima campaña, sumado a la patraña “Romang ciudad” un anhelo enterrado por el Censo hasta la próxima década, que dejó a las claras cómo se rieron de los votantes.
Parte del endosulfán usado hace años por los batateros del norte santafesino va a parar a las aguas del Río San Javier, de donde la bomba extrae el agua de consumo humano, y se bioacumula en la grasa de los sábalos que come toda la costa santafesina. Pero otros fungicidas como el mancozeb, y fertilizantes foliares “quelatados” son moneda corriente, que todo consumidor olvida cuando ve una guarnición de papas fritas.
La desconfianza a estos productos transgénicos en Europa, obligó a la empresa BASF a reorganizar sus actividades en este campo en las regiones más cálidas, como los Estados Unidos. Pero antes de finalizar el 2012 compró a la empresa Becker Underwood, de inoculantes y fungicidas, líder por ser la que provee “el colorante para césped” a la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL). El paisajismo y la jardinería es una utopía, donde el verde y la inocencia bíblica del Edén hoy solo es un cuadro de museo.
Las autorizaciones de estos cultivos OGM fue una lucha durante años entre la Comisión Europea y los Estados miembros. Ocho países (Francia, Alemania, Luxemburgo, Austria, Hungría, Grecia, Bulgaria y Polonia) han adoptado medidas de seguridad para prohibir su tierra maíz MON810 de Monsanto, uno de los dos OGM autorizado para el cultivo en la UE, con la patata Amflora de BASF.
Pero también deberá abandonar su investigación y desarrollo en la mejora de la nutrición de maíz en los Estados Unidos. Seis sitios estarán cerrados: en Olivia, Minnesota, Henderson, Nebraska, y Weldon Sycamore, Illinois, Estherville, Iowa, y uno de los dos sitios en Ames, Iowa. En total, aproximadamente 40 puestos serán eliminados. Esta decisión se produce en medio de la incertidumbre sobre el futuro de los OMG en Europa.
A Monsanto tampoco le va muy bien con los maíces Bt y sus falsas promesas. Es que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) ha confirmado en un documento publicado el 17 de enero la aparición en gusano de la raíz del maíz, resistente a la variedad transgénica desarrollada por Monsanto, para luchar contra este parásito.
El trabajo publicado en 2011 en la revista PLoS One ha puesto de relieve la aparición en Iowa, esta resistencia a Cry3Bb1, la toxina insecticida producida por el maíz. El equipo de IRM EPA ha concluido que el gusano de la raíz del maíz no puede ser controlado por Cry3Bb1 en ciertas zonas de cultivadas. Mientras que la "resistencia confirmada" según se define en los documentos de registro “No se ha cumplido”, dada la naturaleza de los datos, Monsanto, ha acordado diversas acciones y cambios para abordar esta derrota.
Mientras la EFSA, trata de invalidar los resultados del estudio en ratas de profesor Gilles Serallini, alimentadas con maíz transgénico y agua con glifosato, que sacudió a las multinacionales el año pasado, dentro de las principales críticas expresan que la cepa de ratas utilizadas desarrollan de forma espontánea tumores; por otra parte, que el número de grupos de ratas sometidas a ensayo (diez machos y diez hembras ) son insuficientes para establecer estadísticas robustas.
Sin embargo 140 científicos franceses, se distanciaron de las críticas de Academias francesas. Serallini también recibió el apoyo de 200 científicos internacionales. Tanto los partidarios y el propio Serallini, presidente del Comité Científico de Investigación e Información Independiente sobre Ingeniería Genética (CRIIGEN) dejaron en evidencia que no es suficiente que las empresas aprueben solo en tres meses, los OGM y sus venenos, sino que se necesitan estudios a largo plazo.
Esto se fortalece aún más con el informe publicado el 23 de enero, por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), de unas 700 páginas, donde dejan al descubierto los “agujeros” en el sistema regulatorio en materia de salud y medio ambiente vigentes en Europa y en otros lugares del mundo, llámese ANMAT o FAO.
Fuente: Asociación Argentina de Periodistas Ambientales (AAPA)-Medio&medio)
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