La crisis ambiental es la crisis de la democracia
“No hay manera de abordar el cambio climático o la pobreza sin una democracia real”, sostuvo Frances Moore Lappé.
Stephen Leahy entrevista a la escritora FRANCES MOORE LAPPÉ
Para cumplir con los desafíos del siglo XXI, entre ellos el cambio climático, la alimentación mundial y la eliminación de la pobreza, es necesario librarse de las “trampas del pensamiento” que nos impiden ver al mundo tal cual es, dijo la ambientalista estadounidense Frances Moore Lappé.
“No hay manera de abordar el cambio climático o la pobreza sin una democracia real”, sostuvo la autora de “EcoMind: Changing the Way We Think to Create the World We Want” (“Mente ecológica: Cambiar el modo como pensamos para crear el mundo que queremos”), publicado por Nation Books.
Moore Lappé escribió 18 libros, entre ellos el muy influyente “Diet for a Small Planet” (“Dieta para un planeta pequeño”).
IPS dialogó con la activista sobre su nuevo libro.
IPS: ¿A qué se refiere con “trampas del pensamiento”?
FRANCES MOORE LAPPÉ: No vemos al mundo como realmente es, sino a través de un filtro o un mapa mental.
Las investigaciones en neurociencia muestran que interpretamos al mundo en base a nuestras experiencias pasadas. En otras palabras, vemos lo que esperamos ver.
Una de las ideas dominantes en nuestra sociedad tiene que ver con la escasez o la carencia. No hay suficientes recursos o alimentos para todos nosotros. Entonces “vemos” o interpretamos todo a partir de ese filtro o marco de referencia.
IPS: ¿Cómo nos afecta esa idea de la “escasez”?
FML: Creer que no hay suficiente nos pone a la defensiva y nos hace competir entre nosotros. Pensamos que es mejor conseguir lo nuestro antes de que lo haga alguien más. La mayoría de las personas con las que hablo insisten en que nuestra realidad actual y de futuro es que hay 7.000 millones de personas en la escasez del planeta. Están cegadas por esta mentalidad.
IPS: Pero ¿acaso no es verdad que nos estamos quedando sin recursos como agua, energía y alimentos?
FML: Siendo una joven estudiante descubrí que la producción alimentaria de Estados Unidos era extraordinariamente despilfarradora e ineficiente. Siete kilogramos de maíz y soja alimentaban al ganado para obtener medio kilo de carne. Ese medio kilo también requería 45,4 litros de agua. Casi la mitad de todos los alimentos cosechados nunca se consumen.
Este derroche sorprendente es la regla, no la excepción, y no solo en la producción de alimentos. El sector de la energía en Estados Unidos gasta entre 55 y 87 por ciento de lo que genera.
Pero no es solo Estados Unidos. Estudios de la Organización de las Naciones Unidas muestran que 3.000 de las mayores corporaciones del mundo causaron daños ambientales por dos billones de dólares solo en 2008.
IPS: ¿Por qué somos tan destructivos y despilfarradores?
FML: Es el resultado de la actual economía de mercado, que se centra únicamente en generar los retornos más rápidos y más altos para una pequeña minoría que ostenta la riqueza.
Nuestra economía crea escasez siendo extraordinariamente despilfarradora y destructiva.
El término “economía de libre mercado” es completamente erróneo. Lo que tenemos es una economía de mercado corporativo-monopólica de derroche y destrucción. Tenemos que ser más cuidadosos y más precisos en nuestro lenguaje.
IPS: Cada vez más ambientalistas y algunos economistas subrayan la necesidad de pasar de una economía centrada en el crecimiento a una enfocada en el no crecimiento, pero usted dice que esto es una trampa del pensamiento.
FML: Sí, conduce a un debate que distrae, sobre los méritos del crecimiento versus el no crecimiento.
El crecimiento suena a algo bueno, así que la mayoría de la gente se resistirá a la idea de no hacerlo. Pero es mejor apuntar a un sistema que potencie la salud, la felicidad, la vitalidad ecológica y el poder social.
IPS: En su libro también plantea que todos tienen que centrarse en “vivir la democracia”.
FML: Estados Unidos se ha convertido en lo que se llama una “plutonomía”, donde el uno por ciento de arriba controla más riqueza que el 90 por ciento de abajo. La desigualdad es mayor ahora en Estados Unidos que en Pakistán o Egipto, según el Banco Mundial. El resultado es que las corporaciones y los muy ricos influyen en las decisiones públicas a través de contribuciones políticas y ejerciendo presión. Actualmente hay una veintena de lobistas por cada integrante del Congreso legislativo.
Para contrarrestar este gobierno de privados necesitamos recrear una cultura de responsabilidad mutua, de transparencia, participación ciudadana y financiamiento público de las elecciones. La democracia no es simplemente votar una vez al año, sino una cultura, un modo de vida.
La “madre de todos los problemas” en la mayoría de los países está sacando el poder de la riqueza concentrada de la toma de decisiones públicas, y (reforzando) en cambio las voces de los ciudadanos. La crisis ambiental es de hecho una crisis de la democracia.
IPS: Muchas personas con conciencia ambiental sienten que ya es demasiado tarde y que hay demasiado por superar.
FML: Pensar que es demasiado tarde es otra trampa del pensamiento.
Puede ser demasiado tarde para evitar impactos significativos que podrían haberse evitado si se hubiera actuado hace dos décadas. No lo es para la vida. Mi libro está lleno de ejemplos de personas que se hacen cargo y cambian las cosas.
Lo que hace que la gente piense que es demasiado tarde es que se siente sola e indefensa. Y siente de esa manera por las trampas del pensamiento, las falsas creencias sobre la escasez y sobre la naturaleza humana como codiciosa y egoísta. Esas creencias y un gobierno de privados han conducido a un sentimiento de indefensión.
IPS: Este año es el 20 aniversario de la histórica Cumbre de la Tierra, y la conferencia Río+20 lo pondrá de relieve en junio. ¿Qué piensa usted al respecto?
FML: Yo participé en la conferencia Río+10 y hemos retrocedido esos 10 años. Río+20 podría ser la oportunidad de revertir el curso y alinearnos con la naturaleza para crear el mundo que realmente queremos.
Fuente: IPS Noticias