La FAO pide socorro
Constatando que de los 29 Presidentes de los países de la OCDE, solamente 2 se dignarán desplazarse hasta Roma a la cumbre de los pobres, Jacques Diouf, Director General de la FAO, expresa claramente su amargura y la impotencia de la ONU frente a la Organización Mundial del Comercio.
La FAO reconoce que el número de personas que sufre malnutrición crónica no se ha reducido más que marginalmente en el curso de los últimos seis años. Admitiendo también abiertamente que la situación se ha deteriorado en un importante nùmero de paìses, particularmente en África donde cerca del 35% de la población sufre malnutrición. La FAO admite pues el fracaso de la lucha contra el hambre en el mundo y la imposibilidad para alcazar el objetivo que se había fijado en 1996.
Pero una vez realizado el balance, la FAO se muestra incapaz de señalar las razones, mostrando así una ausencia peligrosa de coraje político.
Para Vía Campesina, el aumento de la pobreza y del hambre es el resultado de las políticas liberales impuestas por el FMI y el Banco Mundial y después por el Acuerdo Agrícola de la OMC. La apertura de los mercados, la competencia desenfrenada entre los agricultores de las diferentes partes del mundo ha traído una crisis mayor y el retroceso de la seguridad alimentaria. Los precios de los principales productos agrarios han alcanzado niveles históricamente bajos, implicando la ruina de inmumerables campesinos en beneficio de las multinacionales de los países de la OCDE.
Para Vía Campesina, esta situación dramática, fuente de tensiones y de guerra, no podrá resolverse más que con el abandono del liberalismo y la aplicación del principio de Soberanía Alimentaria que garantiza a cada país o grupo de países el derecho a definir su propia política agraria y alimentaria.
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