La Amazonía española
“Hemos ganado, nos sentimos triunfadores, pero es lamentable que el gobierno, que pudo haber solucionado esto antes, haya esperado que se dé tanta violencia, que hayan tantos muertos, para derogar estas leyes”. Estas son las declaraciones de Salomón Awananch, presidente del Comité del paro amazónico, cuando el pasado 17 de junio el Congreso peruano anuló las llamadas “leyes de la selva”.
Dos meses de protestas, muertos, heridos y desaparecidos han sido necesarios para retroceder los planes que Alan García tenía diseñados para llevar a liquidación total -ahora en la crisis parecía un buen momento: todo se liquida, todo se remata- lo que este señor considera patrimonio personal. Sin considerar que Perú ratificó convenios que garantizan los derechos indígenas su gobierno aprobó esos decretos que ampliaban los territorios amazónicos disponibles para malvenderlos a empresas transnacionales de los EE.UU. y de la Unión Europea.
¿Por qué han demostrado tanta determinación los pueblos nativos? Entre otras razones porque ya conocen las secuelas de este modelo extractivo-exportador. Como explican los investigadores Martí Orta y Joan Martínez Alier, del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales y de la Universitat Autónoma de Barcelona respectivamente, hoy en día el 70% de la Amazonía peruana está concesionada a compañías petroleras que se superponen con territorios indígenas, áreas naturales protegidas e incluso con territorios de pueblos en aislamiento voluntario. Los conflictos ecológicos y sociales se pueden describir y detallar (deforestación debido a la presencia de vías de acceso, plataformas de perforación y oleoductos; contaminación debido a derrames de petróleo y descarga de agua contaminada; desaparición de la biodiversidad por las actividades de prospección sísmica, etc.) pero creo que, desde nuestros Territorios Libres de Petróleo, no somos capaces ni tan sólo de imaginar. Como tampoco soy capaz de imaginar que de esos dominios okupados nuestras estimables Repsol y Cepsa operan en 13 lotes por un total de 10 millones de hectáreas, más o menos. Una superficie equivalente al 20% de España. Todo este sacrificio por sacar al exterior unos millones de barriles de petróleo que mmmm, doblaría la producción anual de petróleo de la Amazonía Peruana lo que no permitiría ni tan siquiera suministrar el petróleo necesario para un día de consumo mundial.
Gustavo Duch Guillot