La noche de los barbijos
Ayer, en Rosario, miles de personas marcharon bajo una misma consigna: “La salud no se negocia”. Fue otra jornada histórica. La realidad ya no se puede tapar. Esta tarde, desde la Plaza San Martín hasta el Monumento a la Bandera, sobraron los ejemplos de carne y hueso para entender que “fumigar es envenenar. Y el veneno, mata”.
O te caga la vida.
“Perdí mi intimidad, se arruinó mi sexualidad. Al lado de mi casa hay un campo sojero y me fumigan desde 2015. Una madrugada, empezaron a fumigar y a la media hora tenía toda la cola inflamada. Y la vagina también. Me empezó a sangrar, y después se me hicieron unos granos de pus. Ya no puedo hacer el amor con mi marido porque me duele mucho”, dice Norma Cabrera, que tiene 44 años, 6 hijos, algunos con problemas en la piel y respiratorios, una hija con cáncer y un vecino que como tiene poder y contactos políticos, la amenazó con impunidad y la sigue fumigando.
Entre muchas personas de diferentes puntos del país, entre los cuales hay representantes de asambleas de todo el país que resisten al extractivismo, se destacan un montón de pibas y pibes de Villa Constitución que cantan por las calles de Rosario. Hace dos años, en su pueblo de 50.000 habitantes vieron un cartel y quisieron saber. Nitron es una empresa estadounidense, que junto a su concesionaria PTP Warren, instalaron un depósito de fertilizantes a 360 metros de varios barrios. Las pibas y los pibes, junto a muchos otros vecinos, juntaron 15.000 firmas para hacer la primera consulta popular en la historia de la provincia de Santa Fe. Preguntan, casa por casa, si los vecinos quieren vivir contaminados. Por eso, y por acampar frente al depósito y oponerse a que su ciudad reciba 160 mil toneladas de veneno, los golpearon y metieron presos el pasado 2 de abril.
También están los ojos de Norita, irreconocible bajo un pañuelo y un barbijo, agarrada a la letra L de la palabra plurinacional, de la bandera que encabeza la marcha donde sobran los testimonios en primera persona de “un movimiento político emergente con una base espiritual”, como dice Cristina Arnulphi, que es Doctora en Física pero que no hace “más investigaciones desde que me di cuenta que mis investigaciones iban a parar a las multinacionales farmacéuticas”.
En estas cuadras y cuadras de personas, de casos, de historias atravesadas por el veneno, se habla de la vida, de la tierra, de la pacha.
Sobra evidencia científica. Incluso, ayer, en otra noticia que no verás en la televisión, se hizo un tribunal contra el agronegocio: más de 17 personas afectadas en los territorios y en sus cuerpos y su salud contaron, al igual que investigadores que expusieron diferentes pruebas de afectaciones al medio ambiente. El juicio popular fue presidido por el ex fiscal Carlos Matheu, que fue el fiscal de la histórica causa de las Madres de Ituzaingó Anexo en Córdoba. En los próximos días se podrá escuchar la sentencia en el Congreso, y conocer con lujo de detalles cómo el agronegocio está produciendo un ecocidio y un genocidio por goteo.
Eso, hoy está pasando en tu país. También, “cada vez es más evidente que frente al agronegocio, hay una posibilidad de hacer otra agricultura: la agroecología. Con producción local y base campesina. Promoviendo, como bien se marcó hace unas semanas en el Foro Agrario, una redistribución de la tierra. Porque el tema, como siempre, es la tierra. Y sí, por más que te digan otra cosa, es perfectamente posible producir sin agrotóxicos".
- Fotos de Viojf.
Fuente: Revista Cítrica