La detención de Facundo Jones Huala
El 30 de enero fue detenido Facundo Jones Huala a quien se acusa de ser líder de una organización terrorista, a la que se responsabiliza por múltiples atentados en la Patagonia Argentina. Ninguna de las circunstancias de su detención se corresponde con el mito de la fantasmal organización, el RAM, que desde hace años viene agitando la derecha.
Facundo estaba solo, había ingresado a una habitación vacía porque, según parece, no tenía donde dormir. No tenía custodia, ni armas. Y los policías que lo detuvieron informaron que estaba en estado de ebriedad.
Según mencionan las mismas fuentes, se lo detuvo por la denuncia de una vecina, que observó movimientos raros en el quincho de su vivienda, en el barrio La Esperanza, en el Bolsón. La gravedad de este hecho, es la misma que la acción de cualquier sin techo que ingresa a una vivienda o un automóvil vacío para pernoctar. Las circunstancias de la detención parecen bastante raras para una persona que según distintos voceros de la derecha es financiada por una organización inglesa, el gobierno nacional, la Universidad Madres de Plaza de Mayo, el anarquismo internacional, los movimientos de apoyo a los rebeldes del Kurdistán, las FARC y los vascos de ETA.
La historia de Facundo Huala y sus hermanos, es la de un puñado de jóvenes urbanos, que vivían en los barrios populares de Bariloche, siempre muy maltratados por la miseria y la policía. Esos jóvenes, en un momento de su vida, se reconocieron como mapuches y asumiendo esa identidad salieron a reclamar lo que les correspondía. En sus primeras luchas, donde acompañaron asentamientos de comunidades que reclamaban por la devolución de sus tierras ancestrales, lo hicieron como lo que eran: jóvenes radicalizados por años de sufrir la represión institucional.
No sabemos si alguna vez se pusieron algún nombre, no tiene importancia. Lo que es seguro es que nunca fueron la gran organización que inventó la derecha. Y también, que sus pequeñas acciones, donde expresaron su radicalidad y su ingenuidad política, molestaron a organizaciones mapuches muy institucionalizadas. Estas organizaciones, como la burocracia sindical, prefieren siempre negociar, aún a costa de ceder derechos. Fueron dirigentes de su propio pueblo, los que los acusaron de ser mestizos, de no hablar bien el idioma, o de estar financiados por la CIA o el gobierno saliente (kirchnerismo).
La misteriosa, y probablemente inexistente RAM, fue convertida por la derecha en un espantajo a agitar cada vez que se plantean algunas verdades contundentes. Por ejemplo: Que el pueblo mapuche es preexistente a la conformación de la Nación Argentina; que no hubo “Campaña al desierto” porque esas tierras estaban ocupadas; que la Patagonia es un lugar de saqueo y de lavado de dinero; que la mayoría de los grandes propietarios son europeos; y que, todos los gobiernos, sin diferencias de color político, han hecho la vista gorda a estas irregularidades. La adquisición de grandes estancias, que comprenden zonas de fronteras o fuentes de agua, viola normas constitucionales y leyes nacionales.
Lo de Lago Escondido es apenas una muestra de esa ilegitimidad, pero es una buena síntesis. Su dueño, Joe Lewis, es accionista de Pampa Energía, donde participan empresas sospechosas de lavado de dinero con sede en las Bahamas y en Delaware. El principal accionista es el grupo Mindlin, socio de Macri y amigo de Massa.
La gobernadora de Rio Negro, Arabela Carreras, presentó la detención de Jones Huala como un gran trofeo, afirmando: “Es para destacar la tarea que tuvo el Ministerio de Seguridad nacional con el operativo en Villa Mascardi y también la jueza y la fiscal federal, manteniendo la orden de captura respecto de las personas que están cometiendo estos delitos; de esta manera logramos aunar criterios para tener estos resultados”.
Del lado chileno, las autoridades que toleran el mismo saqueo de bienes naturales y las mismas irregularidades, coinciden también en criminalizar al pueblo mapuche, que está mucho más organizado que del lado argentino. Por eso se apresuran a pedir su extradicción.
La colaboración entre gobiernos para detener y extraditar a militantes populares, nos recuerda momentos aciagos de nuestra historia.
En los últimos meses, la trama mafiosa del poder judicial se ha puesto en el tapete por una serie de fallos que han afectando a la vicepresidenta de la Nación, y al propio parlamento. Es el mismo poder Judicial que es aplaudido, sin grieta, por la aprehensión de “tan peligroso terrorista”. El poder judicial es el mismo, solo cambian las víctimas.
Como decía el obispo mártir, Oscar Arnulfo Romero: “La Justicia es como las serpientes, solo pica a los que están descalzos”.
Fuente: Tramas