Johannesburgo + 3
Azúcar y maíz son dos alimentos básicos que se complementan en la dieta humana, pero convertidos en mercancías por el sistema que rige al mundo, se transformaron en antagónicos.
La política de la ONU es programar sus ciclos por décadas para evaluar sus programas. No aguardaremos al 2012 para comentar los tres casos siguientes.
1.- El diario Expreso de Guayaquil nos informa el 07.09.02 que en ocasión del IV Congreso Bananero de Costa Rica los productores de Ecuador plantearon que la única manera de evitar los ataques externos a la industria es la unión del sector.
Vicente Wong, vicepresidente de Favorita Fruit Company, se encargó de aclarar las cosas proponiendo la formación de un bloque latinoamericano para protegerse de los ataques en el plano social, ambiental y mostrar acciones concretas de lo avanzado en este campo (los destacados son nuestros) y agregó que Ecuador se enfrenta actualmente no solo a los retos derivados del ataque de sectores como la Human Rights Wacht, sino a otros relacionados con el mercado.
Los llamados ataques sociales, en realidad son denuncias de hechos reales relativos a la falta de libertad sindical (actividad que es reprimida con parapoliciales cuando la justicia cómplice no alcanza), el trabajo infantil en las plantaciones, etc. El ataque ambiental tiene que ver, fundamentalmente, con denuncias por la utilización indiscriminada de Nemagón (DBCP) y otros agrotóxicos altamente peligrosos para la salud y el ambiente.
Por si la formación del bloque latinoamericano demora en concretarse, Alvaro Noboa, abogado, empresario -propietario de 105 empresas- banquero y productor bananero (dueño de la finca Los álamos de reciente y triste notoriedad) se postula a la presidencia de Ecuador. Resulta difícil admitir que su fortuna es producto del esfuerzo y del trabajo. Arturo Gortaire, gerente de la hacienda La Clementina asegura que votará por su "patrón", aunque "solo lo conoce por televisión". Un trabajador con 35 años de trabajo en la empresa dice no recordar haber visto nunca a Alvarito (como lo llaman sus seguidores) en las plantaciones. Sus acólitos pregonan que es un buen candidato "porque es rico y los ricos no roban". Algunos opositores, ya sea por malintencionados o por previsores, se preguntan: ¿entonces, cómo se hizo rico?
Ni la libertad sindical, ni los agrotóxicos como el Nemagón, merecieron la atención de la reunión de Johannesburgo.
2.- Una delegación mexicana, encabezada por el gobernador de Veracruz, Miguel Alemán Velazco, solicitó ayuda a los cultivadores de maíz de Iowa (EE.UU.) para resolver la disputa comercial con el gobierno estadounidense sobre el azúcar. Alemán les recordó a los productores, que México es un fuerte importador del maíz producido en Iowa y por lo tanto les solicitó su cooperación para persuadir al gobierno estadounidense de concretar un acuerdo comercial.
Con una actitud genuflexa, característica de los tiempos en que vivimos, el mensaje subliminal de Alemán fue: ya les estamos comprando su maíz transgénico, no importa que contamine y destruya nuestras variedades autóctonas, en compensación, cómprennos más azúcar. Ni Alemán, ni ningún otro gobernante en México, considera pertinente analizar la razón por la cual este país, cuna del maíz, hoy tiene que importarlo.
Azúcar y maíz son dos alimentos básicos que se complementan en la dieta humana, pero convertidos en mercancías por el sistema que rige al mundo, se transformaron en antagónicos. México tiene un excedente de azúcar que quiere exportar a EE.UU. según lo establecido en el Tratado de Libre Comercio (TLC) y que algunos "acuerdos por debajo de la mesa", denunciados pero nunca aclarados, impiden. Las cosas se complicaron más cuando EE.UU. comenzó a exportar a México jarabe de maíz con alto contenido de fructosa (JMACF) que compite con el azúcar (385.000 toneladas durante el año pasado) a lo cual México respondió imponiendo un gravamen sobre las bebidas gaseosas endulzadas con JMACF, es decir, las estadounidenses Coca-Cola y Pepsi-Cola.
Pero resultó que el suplicante Alemán mentó la soga en la casa del ahorcado, pues Iowa cuenta con plantas de producción de JMACF en por lo menos cuatro localidades. Por ello, la respuesta de Audre Erikson, presidenta de la Asociación de Refinadores de Maíz con sede en Washington fue muy clara: "La fructosa ha sido suprimida" (del mercado mexicano debido al impuesto). "La industria del edulcorante de maíz ha sido la más perjudicada. México puede vender su azúcar aquí, aun menos de lo que desea, pero nosotros no podemos vender allá".
Esto sucedía en el mundo real, mientras en Johannesburgo se discutía sobre el sexo de los ángeles.
3.- A María Floralba le tocó vivir en una zona de guerra, el Putumayo colombiano casi en la frontera con Ecuador. María Floralba todavía cree en los códigos, con un pedazo de trapo blanco y un palo elaboró una bandera pidiendo paz (o una mínima tregua) a la Policía Antinarcóticos de Colombia para evitar que fumiguen su pequeña plantación de yuca. No tuvo suerte. El veneno que acabó con la coca vecina, también terminó con su yuca y los pastos del potrero donde pastaban sus animales. Sus dos hijos sufren afecciones en la piel y ella ya no sabe qué hacer. Julio, vecino de María, reclama porque el gobierno le dio dos vacas para que dejara de plantar coca, pero ahora le dañan los pastos y las vacas morirán.
Estas son algunas de las consecuencias del Pan Colombia, que con fondos y ayuda militar de EE.UU. pretende erradicar los cultivos de coca. A los campesinos del Putumayo la vida les ha enseñado, como a todos, que el mundo moderno está regido por la economía, pero las cuentas no les cuadran. La superficie promedio de las tierras de su propiedad es de una hectárea. En una hectárea plantada de coca se recogen, cada tres meses, tres kilos de hojas. El kilo de hojas se comercializa a 720 dólares, lo que equivale a 2.160 dólares cada tres meses. Para que dejen de cultivar coca, los gobiernos de Colombia y Estados Unidos les propusieron dos opciones: recibir dos terneras o 50 gallinas y un chancho. Dos terneras cuestan 300 dólares. 50 gallinas a 3 dólares cada una son 150, mas un chancho (120) hacen un total de 270 dólares. Seguramente alguien se encargará de explicar que la propuesta es ecológica, pues si les otorga a los campesinos 2.160 dólares cada tres meses para que adquieran terneras o gallinas y chanchos, estos animales se convertirán en plaga universal.
Por su parte, el nuevo ministro de Agricultura colombiano, Carlos Gustavo Cano, anunció que su gobierno invertirá en los próximos cuatro años, 300 millones de dólares en incentivos para quienes sustituyan los cultivos ilegales, lo cual beneficiará a 50.000 familias. Si tomamos la opción mas alta (las dos terneras) tenemos que para ese número de familias se necesitan 15 millones de dólares. ¿Dónde irán los 285 millones restantes?
Las fumigaciones se realizan con Roundup (glifosato), al que se le añade otras sustancias llamadas surfactantes que lo convierten en más peligroso para la salud humana y animal. Sus consecuencias han sido objeto de investigaciones científicas de campo que arrojaron, entre otros, los siguientes resultados:
- el 100% de las personas que habitan a menos de 5 Km. de donde se realizaron fumigaciones con Roundup sufrieron intoxicación aguda;
- cerca del 80% de las aves (entre ellas las gallinas del Plan Colombia) mueren durante las fumigaciones; lo mismo sucede con las vacas, chanchos (también los del Plan Colombia) caballos y cabras;
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en los cultivos se constataron daños en el café, cacao, plátano, caña de azúcar, yuca, arroz y frutales, además de secar el pasto de los potreros que no se regenera después del paso del ganado.
El glifosato fue diseñado en los años 70 por la compañía Monsanto, quien con la marca Roundup es la mayor productora y distribuidora del agrotóxico (solamente en EE.UU. durante el año 2000 vendió más de 25 millones de kilos). El lector se preguntará, ¿entonces se utiliza en EE.UU.? La respuesta es sí, fue aprobado por la Agencia para la Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés). Pero resulta que postulada por el presidente Bush, la Sra. Linda Fisher es vicepresidenta de la EPA, donde llegó luego de ser relacionista pública de Monsanto en Washington durante diez años.
La implicancia anterior es mínima si tomamos en cuenta que el gobernador de Putumayo, Iván Guerrero, rechazó las fumigaciones a las plantaciones de coca, pues los campesinos de la región las erradican manualmente: "Acá no se trata de fumigar con avionetas, sino de pensar en los seres humanos", afirmó. Asegurando que "los campesinos ya habían erradicado 6.000 hectáreas de las 10.000 que se impusieron como meta".
El drama de María y de sus vecinos queda escondido por tanta corrupción y cinismo y es demasiado pequeño para que los mandatarios reunidos en Johannesburgo se ocuparan del mismo.