Imágenes generadas con IA derrochan millones de litros de agua, y mucha energía
La popularidad de contenidos visuales inspirados en el Studio Ghibli evidenció la gigantesca huella ecológica de cada imagen.
Las plataformas de inteligencia artificial que crean imágenes o contenido visual están generando un consumo masivo de agua y electricidad. Los altos índices de demanda de estos recursos naturales básicos generan preocupación por las maneras de asegurar su suministro: inversiones, sostenibilidad y exigencias de otros sectores sociales y productivos.

La demanda global de electricidad aumentó un 4,3% en 2024 y seguirá creciendo a su ritmo más rápido en los últimos años. Previsiblemente, a una tasa del 4% anual hasta 2027, según la Agencia Internacional de Energía. Esta expansión se debió a las temperaturas récord globales, que impulsaron el consumo de refrigeración en muchos países, así como por la expansión de la IA y los centros de datos.
La aceleración del crecimiento de la demanda mundial de energía en 2024 estuvo liderada por el sector eléctrico, con un aumento del consumo mundial de electricidad de casi 1100 teravatios-hora, o un 4,3 %. Esto representó casi el doble del promedio anual de la última década, señala el informe de la AIE. Esta fuerte demanda estuvo impulsada además por la actividad industrial, la electrificación del transporte y las olas de calor.
En el caso de la IA, el ChatGPT ha sido utilizado por aproximadamente el 25% de los estadounidenses desde su lanzamiento en 2022, según cifras del Pew Research Center. Sin embargo, estas interacciones cotidianas vienen acompañadas de un consumo desproporcionado de agua y electricidad, generando preguntas cruciales sobre su sostenibilidad.
¿Cómo consume agua la Inteligencia Artificial?
El aumento esperado de la demanda de electricidad para 2025 y años siguientes se soporta en los proyectos de las grandes tecnológicas.
Una consulta ChatGPT necesita en promedio casi 10 veces más electricidad para procesarse que una búsqueda en Google. En esa diferencia radica el desafío de los gigantes tecnológicos para cubrir la alta demanda de energía que acompañe su crecimiento. Microsoft se anotó a la energía nuclear y suscribió un acuerdo para abastecerse de una central inactiva y que volverá a entrar en operaciones: la Three Mile Island, lugar del peor accidente nuclear en la historia de Estados Unidos.

La popularidad de imágenes generadas con inteligencia artificial inspiradas en el Studio Ghibli ha puesto de manifiesto una realidad poco discutida: el considerable impacto ambiental que conlleva la creación digital mediante IA. Mientras miles de usuarios comparten estas hermosas creaciones en redes sociales, pocos son conscientes de la huella ecológica que dejan tras cada generación.
Las redes sociales están llenas de ilustraciones generadas por inteligencia artificial al estilo Studio Ghibli y comienza a inquietar el disparado uso de agua. Según estimaciones recientes, en menos de una semana se habrían utilizado 216 millones de litros de agua para sostener la infraestructura necesaria que permite generar este tipo de contenidos. El volumen equivale al consumo mensual de una ciudad pequeña.
Detrás de cada imagen creada con modelos como ChatGPT, Midjourney, DALL·E o Stable Diffusion, se esconde una red de servidores que necesita mantenerse refrigerada constantemente. Los centros de datos donde operan estas plataformas utilizan agua para enfriar chips de alta potencia, indispensables para procesar las solicitudes generadas por millones de personas en todo el mundo.
Escasez hídrica: tensiones sociales y políticas
Cada vez que alguien genera una imagen o una respuesta textual con inteligencia artifical, pequeñas cantidades de agua son evaporadas indirectamente a través del funcionamiento de enormes centros de datos que operan sin pausa. Muchos de ellos alimentados por plantas termoeléctricas que también consumen agua intensivamente.
Investigadores de la Universidad de California en Riverside y la Universidad de Texas en Arlington, junto con estudios publicados en The Washington Post, advierten que, si no se introducen cambios significativos, el consumo global de agua atribuible a la IA alcanzará entre 4.200 y 6.600 millones de metros cúbicos para 2027. Una cifra que equivale al consumo anual de agua de entre 4 y 6 países como Dinamarca, o la mitad del Reino Unido.

Además inquieta que estas proyecciones podrían ser superadas solo por el consumo de agua de los centros de datos de IA en Estados Unidos en 2028.
Esta perspectiva resulta preocupante en un contexto de crisis hídrica global, con regiones afectadas por sequías prolongadas y sistemas de infraestructura hidrológica que envejecen rápidamente. El acceso al agua potable ya se ha convertido en un factor de tensión social y política en numerosas regiones. Y el crecimiento exponencial de la IA amenaza con agudizar esta situación.
Hasta ahora, no existe ninguna legislación internacional que imponga límites o establezca políticas públicas de sostenibilidad digital. Algunos gigantes tecnológicos han empezado a buscar alternativas.
Amazon Web Services, por ejemplo, ha implementado el uso de aguas residuales tratadas en ciertos centros de datos. Pero la mayoría de las compañías aún depende del agua potable.
Intensivo el uso de recursos naturales
Datos del Departamento de Energía de Estados Unidos, actualmente hasta el 40 % de la energía consumida en estos centros se destina a sistemas de enfriamiento. Esto equivale al consumo eléctrico total del estado de California.

Pero además de electricidad, se requiere una enorme cantidad de agua. Los servidores alcanzan temperaturas elevadas y necesitan sistemas de refrigeración que funcionan trasladando ese calor hacia torres de enfriamiento, donde se disipa en forma de vapor. Este proceso implica un uso constante y elevado de agua dulce.
El consumo de agua en IA se distribuye en tres niveles:
- En los propios centros de datos (agua usada para refrigerar los servidores, evaporada en torres de enfriamiento).
- En la generación de electricidad (las plantas termoeléctricas consumen agua para enfriar sus sistemas).
- En la fabricación de chips y servidores (requieren agua ultrapura en procesos altamente contaminantes).
Los grandes centros de datos, al concentrar su capacidad de procesamiento en pocas ubicaciones, están sometidos a exigencias térmicas enormes, reseña Iagua. Aunque algunas compañías han avanzado hacia sistemas de enfriamiento “secos” que reducen el consumo de agua, en la mayoría de los casos se utilizan sistemas que dependen de la evaporación directa de agua dulce.
Además, esta agua suele ser potable para evitar obstrucciones o el crecimiento de bacterias en las tuberías.
En busca de una IA sostenible

La necesidad de una inteligencia artificial más sostenible empieza a generar inquietud dentro de los gestores del agua y la electricidad. Las principales líneas de trabajo apuntan hacia la optimización de algoritmos para reducir el consumo computacional. Así como el uso de energías renovables y el diseño de nuevos sistemas de refrigeración más eficientes. Aun así, cita Infobae, el desafío de fondo sigue siendo cómo equilibrar el avance tecnológico con el cuidado del medio ambiente.
Frente a estos datos, surge una pregunta inevitable: ¿vale la pena consumir millones de litros de agua para generar imágenes digitales de alta calidad? Para algunos, la creatividad y el entretenimiento digital justifican este gasto. Para otros, se trata de un lujo insostenible. Lo cierto es que el debate ya está sobre la mesa. Pensar dos veces antes de hacer una consulta a un sistema de inteligencia artificial podría marcar la diferencia.
El auge de las imágenes inspiradas en el estilo visual de Studio Ghibli ilustra el doble filo del desarrollo digital. Aunque permiten explorar nuevas formas de expresión artística, también dejan en evidencia el impacto ambiental que muchas veces se oculta detrás de una simple ilustración. La inteligencia artificial no solo consume datos, también consume recursos naturales esenciales: agua y energía.
Fuente: Cambio 16