Horticultor órganico chillanejo le dobló la mano al gigante Monsanto

Idioma Español
País Chile

Luego de cinco años de litigio y tras pasar por todas las instancia de la justicia chilena, se resolvió a través de una conciliación ante la Corte Suprema en la capital la querella presentada por José Riquelme Vásquez contra Monsanto Chile S.A., por la venta de semillas certificadas de melón tipo Braco, que no correspondían a las características de la variedad.

Por José Luis Montes

 

La transnacional acordó el pago de $13 millones y medio a través de un vale vista, para poner término al conflicto, con un plazo perentorio para el 11 de este mes.

 

Riquelme es un horticultor orgánico que ha destacado por sus emprendimientos en exportaciones de productos hortofrutícolas y precisamente en una de estas experiencias logró establecer contratos con Francia para la producción de melones Braco, un producto que se caracteriza por su piel rugosa y rayas que lo caracterizan.

 

Adquirió semilla certificada producida por Seminis/Monsanto en la firma comercial Mahuida Ñuble, para cuatro hectáreas y fracción, por poco más de $3 millones. Cuando empezaron a aparecer los frutos se percató que no correspondían a la especificación. Constatado el daño le ofrecieron una indemnización de 15 mil dólares, pero para el agricultor la cifra no cubría ni sus gastos, ya que solo las cajas que adquirió para embalar el producto para su envío a Europa tenían ese valor.

 

Previamente, con la misma casa comercial, Riquelme había tenido un problema similar con semillas de cebolla, pero se había arreglado con una compensación económica que abarcaba los costos de la producción.

 

El productor determinó llevar el caso de los melones a la justicia, ya que calculó sus costos de preparación de tierras, semillas, tiempo y adquisición de cajas, en más de $20 millones. Su contrato, por la exportación de los melones, alcanzaba los US$140 mil.

 

La querella fue de menos a más, ya que primero la rechazó el Segundo Juzgado de Letras de Chillán, pero la Corte de Apelaciones de la misma ciudad, a pesar de fallar en su contra, no aceptó costas, con lo que se reconocía que Riquelme estaba en su derecho al presentar el requerimiento. Por último recurrió a la Corte Suprema, con el resultado señalado.

 

Al final, con el desgaste que le produjo este episodio y tomando el resultado como un triunfo, aceptó la oferta de conciliación de Monsanto y estableció un precedente para los pequeños productores que en ocasiones son engañados con semilla “certificada” cuya calidad o variedad no corresponde. Estos casos, afirma, son más habituales que lo que se cree, y a los productores afectados solo se les devuelve el valor de la semilla, sin calcular el daño completo. Agrega que por lo general los pequeños productores terminan aceptando las condiciones que les ponen.

 

También siente una sensación de doble triunfo por haber doblegado a una empresa transnacional como Monsanto, que a su juicio “está causando daños inmensos a la agricultura internacional con sus semillas genéticamente modificadas, con resistencia a los pesticidas y herbicidas”. Y también por el hecho de no responsabilizarse de la calidad de las semillas convencionales que venden.

 

Cabe señalar que Riquelme es un “orgánico” consecuente y se ubica en la vereda opuesta a los transgénicos.

 

“Lo económico en esto ya no era lo importante, estaba peleando por el derecho de los agricultores y considero que este resultado ha sido un triunfo”, concluyó.

 

Fuente: Diario La Discusión

Temas: Corporaciones, Transgénicos

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