Historia del fracking: un negocio inhumano
Gabriel Jofré, werkén de Malalweche, comunidad mapuche del sur mendocino repasa cómo el extractivismo se tornó cada vez más depredador para el ambiente y para cada habitante de la región.
El tema de la extracción de hidrocarburos y del combustible fósil en nuestros territorios comenzó hace 40 ó 50 años. En aquellos años, en nuestro pueblo, cuando arrancaron con las explotaciones petroleras, eran unas empresas estadounidenses. Nadie entendía, todos hablaban en inglés. En un principio nuestro territorio fue invadido para la explotación minera. Desde los años 30 se extrajo carbón mineral y fue tal la extracción que llegó el tren hasta la zona de Malargüe. Cargaban vagones y vagones, que iban directamente a la Guerra Europea y nuestros padres y abuelos eran incorporados como mano de obra barata para extractivismo. Cuando llegó la industria petrolera produjo una súper invasión en los territorios. La expansión fue agresiva. En los años setenta se realizaban las exploraciones. En una anécdota que se cuenta mucho en nuestros pueblos, un día nos enteramos por la radio (que hoy es Radio Nacional) de que había denuncias de personas del campo que habían encontrado una araña gigante. Se armó un lío tremendo y todos entraron en pánico. Y en verdad es que era un Jeep camuflado. Nunca habían visto nada igual.
Lo cierto es que, con estas empresas, siempre llegaban gringos que, para los pobladores de la zona, eran raros, que hablaban en un idioma inentendible, pero a pesar de eso nuestras comunidades siempre se brindaron abiertas a la recepción. Nuestra gente es históricamente receptiva, e inclusive los ayudaban a los forasteros en la exploración petrolífera. Durante un tiempo fue una convivencia que se daba, en cierta forma, como ‘natural’.
En los años ochenta, Malargüe bajó la producción de petróleo. Se descubre la zona de Loma de la Lata en Neuquén y también en Rincón de Los Sauces. Y desde el gobierno del Movimiento Popular Neuquino se le brindaron las condiciones necesarias a las petroleras para que avanzaran.
En los años noventa, por estas circunstancias ya había un resurgimiento de la causa mapuche que era importante en Neuquén. En tanto, Malargüe quedó como si fuese una ‘reserva petrolera’, y fueron unos años medianamente tranquilos. Porque si bien había alguna que otra empresa, no se producía una depredación del territorio.
Cuando hace unos diez años resurgió el tema de la explotación petrolera y comenzó este auge, las comunidades aparecieron con sus reclamos territoriales. Desde el lado de las petroleras dicen que nosotros ‘nos ponemos a propósito’ en los lugares a donde ellos quieren hacer las exploraciones. Ese es el relato que tienen. Hasta a veces nos tildan como que nosotros somos ‘empresarios’ y que ‘nos avivamos en ocupar los territorios’, y que lo hacemos para sacar plata. Lo que tiene que quedar claro es que el fracking es diez veces más invasivo de territorios que lo que es el petróleo convencional. Traen tremendos camiones, con un movimiento impresionante, y -como están bajo observación constante- traen equipos de seguridad interna, entablan lugares inaccesibles y realizan inspecciones a las comunidades.
Es decir que nos revisan en nuestro propio territorio. Y todo esto lo hacen por el doble estándar que tienen: es decir que los terratenientes, si bien habilitan el acceso a los de las comunidades, se colocan en lugares estratégicos. Por ejemplo te preguntan: '¿Hasta dónde llega la comunidad?' Y cuando uno de nosotros le marca que la comunidad llega hasta tal lugar, inmediatamente al lado meten el corte, te hacen un pozo horizontal, que -por abajo- no sabes hasta dónde llega.
Es como ese capítulo de Los Simpsons cuando meten el caño desde otro lado y termina por debajo de la escuela. Parece gracioso, pero es exactamente así, eso es brutalmente real. La novedad que tiene Malargüe es que se hizo el primer ‘pozo multilateral’ en la zona de la laguna de Llancanelo. Dicen que ahí hay un tipo de petróleo especial, que no es el convencional, pero están en busca de ese fluido. La perforación multilateral significa que hacen el agujero principal, y después empiezan a ramificar en las profundidades hacia los costados. Es terrible, porque vos desde arriba ves un solo pozo, pero abajo están expandiéndose para todos lados. Es una situación desbordante. Las perforaciones de fracking se hacen en menos de 15 días.
Recién ahora, después de 2 años, la corte en Mendoza convocó por el tema de los cuatro primeros pozos, que no tenían las autorizaciones correctas para ser realizados. Están llamando a las audiencias pero los pozos ya están hechos. En menos de 15 días te hacen uno nuevo. Ahora ya llevan 12, hay otros 12 proyectados, y más hacia el sur de Malargüe, casi en el límite con Neuquén, hay otros 5, en la zona de la Cordillera.
Los temblores que provocan ya son más que reales. Están siendo de 4,5 puntos en la escala. Estamos hablando de temblores de 5 grados en zonas donde la gente nunca había percibido ninguno. El movimiento que realizan para hacer un pozo de fracking es impresionante: es como un juego de conexiones en las que tienen que colocar tremendos camiones, decenas de ellos, uno al lado del otro, en dos filas enfrentadas. Una hilera de camiones alimenta los fluidos químicos, y la otra línea lleva a cabo el proceso de presión. Es decir que, de un lado contaminan el agua, y del otro lado generan la presión necesaria para fracturar. Bombean tanto que, en un momento determinado, generan una cantidad de presión tal que dan un golpe, abajo, en las profundidades de la Tierra. Por eso se llama ‘hidrofractura’. Ese golpe fuertísimo fractura las capas de piedra. Es literalmente una explosión que viene a través de la presión de una mangueras inmensas, que dan unos latigazos que no lo podés creer. Todas cosas gigantescas.
Antes, los tanques de almacenamiento de los pozos rondaban los 40 ó 50 mil litros. Estos son de 5 millones de litros. Y hacen todo tan rápido que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas - INAI- tampoco alcanza. Porque los empresarios que están haciendo los pozos de fracking te dicen que ellos ya hicieron el relevamiento y que está todo aceptado. Y cuando nosotros vamos a preguntar al INAI y esperar a que te manden la respuesta, en menos de 15 días ellos hacen el pozo y se van.
Nosotros fuimos a revisar cómo trabajaban y qué era lo que estaban haciendo. Y la gente de las perforaciones empezaba a reconocerte todas las cagadas que se habían mandado. Hasta nos reconocieron que habían tenido un incidente de derrame de líquidos. Nosotros sabíamos que eso había pasado, pero no teníamos las pruebas. Entonces obtuvimos un video que hoy se convirtió en una prueba en ese caso que recién está tomando cuerpo 2 años después de ocurrido. Y en ese video el inspector me reconoce que hubo un derrame de líquidos de perforación.
Desde las empresas dicen es que el fracking es una actividad que está ‘altamente controlada’. Y eso es una mentira total. Ese es el relato con el que nos quieren convencer, pero nosotros tenemos pruebas de que no es así. En definitiva, lo que nosotros pensamos y decimos no es en el contexto de una visión apocalíptica, porque sabemos que la naturaleza en sí tiene una fuerza impresionante y siempre va a prevalecer. Pero entendemos que hoy es necesario generar un debate sobre la producción de la energía, sobre el uso de los recursos y el tema de la dependencia de los combustibles fósiles. Podemos seguir denunciando todo lo que vaya ocurriendo, pero no estamos encontrando una salida alternativa a todo esto, y estos tipos no van a parar.
Estamos planteando poder seguir viviendo y desarrollándonos en el territorio de nuestros antepasados, y no padecer lo que les está ocurriendo a muchos integrantes de la comunidad mapuche, que es el desarraigo y la pérdida de sus valores ancestrales. Nosotros entendemos la fuerza de la naturaleza y percibimos que ella nos dice: ‘¿Hace falta que hagan todo este daño como para darse cuenta de cuán grave es la situación? ¿No estaría bueno darse cuenta y ser más honestos en la búsqueda de una salida y una forma de encontrarnos de otra manera?’.
Si al día de hoy hay una dependencia de los combustibles fósiles, bueno, debemos plantearnos hasta cuándo vamos a depender de los hidrocarburos, y ponerle un límite a este desborde. Inclusive todavía existe el suficiente petróleo convencional como para evitar el violento abuso que significa la extracción del fracking. Nosotros sabemos que detrás de la extracción de estos combustibles hay otras utilizaciones más oscuras, que se esconden tras el uso de ese Shell Oil. Habría que seguirle la ruta, para ver cómo y de qué manera se utilizan esos combustibles. La pregunta es por qué se insiste tanto con la extracción de este tipo de combustibles. Evidentemente para algo se usa. Y se terminan llevando ganancias multimillonarias. Son negocios terribles y muy inhumanos.
Fuente: Revista Cítrica