Haití: Inundaciones devastadoras dejan un saldo trágico en víctimas y daños materiales
Actualmente, Haití enfrenta una de las peores catástrofes naturales de su historia, con inundaciones devastadoras que afectan especialmente al norte, la Grande-Anse y el Noroeste del país. Las pérdidas humanas y materiales son dramáticas. Las pérdidas humanas y materiales son abrumadoras. Decenas de cuerpos ya han sido recuperados de las aguas. Lxs campesinxs, que representan la columna vertebral de la economía rural, han perdido casi todas sus cosechas, así como animales esenciales para su subsistencia. Comunidades enteras se encuentran sumidas en la desesperación ante la magnitud de las destrucciones.
Los daños son incalculables y tienen un impacto directo en la vida de miles de campesinxs. Estas inundaciones ocurren en un contexto ya difícil para Haití, un país que lleva años luchando por levantarse de las crisis políticas, económicas y sociales. En este momento, las inundaciones en el departamento del Norte agravan aún más la situación de sufrimiento y pérdidas en Haití, que ya enfrenta la violencia de las pandillas en los departamentos del Oeste y de Artibonite, así como en las principales carreteras del país. En estos últimos días, 184 personas perdieron la vida en un ataque orquestado en Puerto Príncipe, y otras 20 fueron asesinadas en Artibonite mientras dormían. Mientras tanto, la solución haitiana para Haití sigue siendo ignorada por la comunidad internacional.
En Grand’Anse, más de 6,000 campesinxs y 500 ganaderxs afectadxs
Del 30 de noviembre al 2 de diciembre, lluvias torrenciales devastaron Grand’Anse, golpeando particularmente a Jérémie, la ciudad principal del departamento. Las aguas engulleron casi el 80% del territorio comunal, arrastrando con ellas las vidas de dos niñxs. Trece personas también resultaron heridas y otras dos desaparecieron, víctimas de un deslizamiento de tierra y del desbordamiento del río Tipiman. Las inundaciones afectaron 32 familias, obligando a unas 60 personas a huir de sus hogares. En Dame-Marie, dos pescadorxs están desaparecidos, también víctimas de esta furia de las aguas.
Las infraestructuras, ya frágiles, no resistieron el impacto. Dos casas fueron completamente destruidas y unas 20 más sufrieron daños graves. Las carreteras intercomunales, vitales para el transporte de alimentos, quedaron gravemente dañadas. En Jérémie, las calles se convirtieron en ríos de barro, cubiertas de escombros, barro y basura.
Para lxs pequeñxs productorxs agrícolas, ya agobiados por las dificultades, el balance es aún más pesado. Más de 6,000 campesinxs y 500 ganaderxs han visto cómo sus cosechas y ganado fueron devastados, mientras que los canales de riego se obstruyeron.
Pérdidas agrícolas dramáticas en el Gran Sur
Las lluvias azotaron fuertemente el Gran Sur, inundando los campos de frijoles Congo, un cultivo sensible al exceso de agua. Las pérdidas de esta cosecha, que debía realizarse entre ahora y enero, ponen en peligro los medios de subsistencia de lxs campesinxs ya gravemente afectadas por el hambre.
Los sistemas de riego en Dubreuil, Torbeck y Les Anglais fueron destruidos, y se necesitan maquinaria pesada para repararlos. Los caminos agrícolas también resultaron gravemente dañados, y la destrucción de los canales de riego pone en peligro la cosecha de invierno. Es esencial una movilización urgente para preparar la temporada de primavera y garantizar las cosechas venideras.
Las consecuencias de las inundaciones en las comunas del norte
Entre las comunas más afectadas, muchas forman parte de la cuenca del Cap-Haitien, situada al norte del país.
En la comuna de Acul-du-Nord, los campesinos han sufrido pérdidas enormes. Entre las pérdidas animales, se cuentan siete bueyes, quince cabras, diez cerdos y muchas plantaciones, que representan más de 200 huertos de cultivos diferentes. Cuatro casas fueron destruidas, dejando a las familias sin hogar y sin recursos.
En Milot, la situación es igualmente grave, con la pérdida de seis bueyes, setenta huertos de cultivo, siete cabras y diez cerdos. Los daños materiales son incalculables, y los campesinos están devastados por la destrucción de sus medios de subsistencia.
En la comuna de Bas Limbe, treinta bueyes fueron arrastrados por las aguas, así como cuarenta cabras. Los huertos de plátano y arroz, que constituían fuentes importantes de alimento e ingresos, fueron completamente destruidos. Se estima que más de 100 huertos fueron afectados y más de 50 casas fueron inundadas.
En Plaine du Nord, siete bueyes fueron arrastrados por el río, junto con veinte cabras y veinte cerdos desaparecidos. Cincuenta huertos fueron completamente destruidos por las aguas. Los habitantes se encuentran en una situación crítica, con su vida cotidiana alterada por la pérdida de sus recursos vitales.
En Cap-Haitien, aunque los daños también son considerables, es imposible, en este momento, evaluar la magnitud total de las destrucciones causadas por las lluvias incesantes. La situación sigue siendo dramática y la información sigue llegando lentamente, ya que algunas comunas siguen siendo inaccesibles.
Las pérdidas humanas no son menos trágicas. El saldo de muertes asciende a una decena de víctimas, incluidas siete en Cap-Haitien, dos en Acul-du-Nord y una en Bas Limbe. Las rutas están casi completamente cortadas debido a los daños causados por los barrancos y los ríos, lo que dificulta enormemente los desplazamientos. La lluvia sigue cayendo, lo que agrava aún más la situación, y una escasez de gasolina afecta al norte del país debido a la imposibilidad de circular. Dos ejes viales principales han sido completamente cortados por las aguas. La población pide urgentemente la intervención de las autoridades, especialmente para asegurar el río Haut-du-Cap, que, con cada lluvia, amenaza con causar nuevas víctimas debido al aumento de las aguas.
Los líderes locales de MPA/MPNKP en el norte, aunque hacen todo lo posible para apoyar a las poblaciones afectadas, llaman a una movilización general y a un apoyo más efectivo por parte del Estado y de las organizaciones internacionales para hacer frente a esta crisis.
Una mirada regional a la crisis climática
Las inundaciones en el norte de Haití constituyen un llamado urgente a la acción, no solo para proporcionar ayuda inmediata a las víctimas, sino también para fortalecer las infraestructuras y los sistemas de prevención de desastres. También subrayan trágicamente la crisis climática que afecta al mundo entero, y particularmente al Caribe, donde los fenómenos naturales con consecuencias devastadoras se multiplican de manera cada vez más frecuente.
En Cuba, el paso del huracán Rafael a principios de noviembre de 2024 causó graves pérdidas para lxs campesinxs en las provincias de Artemisa, Mayabeque y La Habana. En Artemisa, se afectaron 7,200 hectáreas de plátano, 3,040 hectáreas de yuca, y 432 hectáreas de maíz, mientras que Mayabeque perdió 704 hectáreas de plátano, 417 de yuca, y 56 de boniato. En La Habana, las pérdidas fueron de 156 hectáreas de plátano, 103 de yuca y 12 de maíz. Además, se destruyeron 832 hectáreas de hortalizas en Artemisa y 238 en Mayabeque, mientras que el frijol también sufrió daños significativos con 560 hectáreas afectadas en Artemisa y 185 en Mayabeque. Esta devastación que trajo severos daños a las viviendas e infraestructuras, pone en riesgo también la Soberanía Alimentaria de las familias campesinas.
Las inundaciones reportadas este año en la República Dominicana y Puerto Rico han dejado a miles de familias sin hogar y desconectadas debido a la destrucción de carreteras, lo que resalta aún más la gravedad de la situación en la región. Las primeras víctimas de estas catástrofes suelen ser lxs campesinxs, pero también son ellxs quienes aportan soluciones concretas para mitigar y luchar contra el cambio climático. Lo logran gracias a sus prácticas de restauración de suelos y a la gestión sostenible de sus territorios, a través de la agroecología campesina en el marco de la búsqueda de Soberanía Alimentaria. Es más necesario que nunca escucharles y apoyar sus iniciativas.
Fuente: La Vía Campesina