Guatemala: pobladores exigen suspender programa Moscamed

Idioma Español
País Guatemala

En Guatemala, cientos de campesinos, caficultores, apicultores y ambientalistas sospechan que las aspersiones aéreas masivas del programa financiado por EEUU para erradicar la Mosca del Mediterráneo, conocido como Moscamed, causan daños a sus cultivos, matan sus abejas y crean enfermedades, tales como reacciones alérgicas y conjuntivitis.

 

Durante tres décadas, el gobierno de EEUU ha financiado aspersiones de químicos sobre miles de km² de cafetales, reservas naturales, fuentes de aguas y pequeñas fincas, en un intento por erradicar la plaga.

 

“Lo que están haciendo destruye al ambiente y daña la agricultura, la salud de la gente y el comercio”, dijo Marcos Maz, apicultor y ambientalista de San Antonio, en el departamento suroccidental de Suchitepéquez. Maz es activista en un creciente movimiento social que busca terminar con las aspersiones aéreas y suspender el programa Moscamed.

 

Funcionarios de Moscamed niegan que las aspersiones sean dañinas, y dedican muchos recursos para ganar el apoyo de pobladores, apicultores y autoridades municipales, con jornadas médicas, cursos de repostería y apoyo a la apicultura.

 

Desde 1977, EEUU ha financiado el programa Moscamed, invirtiendo más de US$266 millones. A partir de la década de 1980, aviones contratados por el programa han asperjado más de 10 millones de litros de pesticidas sobre extensas áreas de Guatemala. Durante los años 80 y 90, el programa utilizó malatión, un pesticida que tras años de ser utilizado fue descontinuado por el programa debido a los posibles daños ambientales y riesgos al a salud que podría causar.

 

Recientemente, el programa ha asperjado con Spinosad GF 120 Naturalyte Fruit Fly Bait, un pesticida producido por la empresa agroquímica estadunidense Dow Agrosciences. De acuerdo con cifras del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación de Guatemala (MAGA), más de 6 millones de litros de GF-120 han sido importados por Moscamed desde el 2002, lo que equivale a más de 5,000 TM.

 

Científicos de Dow Agrosciences han concluido que Spinosad es altamente tóxico para las abejas, otros insectos benéficos y especies acuáticas, y recomiendan precauciones para evitar daños ambientales, como no asperjar en áreas urbanas, cerca de cuerpos de agua, o en lugares y tiempos donde los insectos benéficos están en actividad.

 

De acuerdo con el procedimiento de aspersiones en Guatemala, el avión sobrevuela el mismo lugar cinco a siete veces, asperjando gotas gruesas de GF-120, sumando alrededor de 500 gotas por m².

 

En California, EEUU, el uso de Spinosad es regulado cuidadosamente y residentes y trabajadores agrícolas son advertidos de no acercarse durante por lo menos cuatro horas después de las aplicaciones terrestres. En Guatemala no hay tales advertencias ni precauciones.

 

En áreas urbanas de California, los residentes deben encerrar a sus mascotas y cubrir muebles de patio antes de las aspersiones terrestres.

 

En Costa Rica y otros países centroamericanos no se utilizan aspersiones aéreas de Spinosad para combatir la Mosca del Mediterráneo. Guatemala, en cambio, fue escogido por EEUU para establecer una barrera que evite la “migración” de la mosca hacia sus siembras, 3,500 km al norte.

 

Moscamed se inició como un programa para erradicar la mosca. Una década después, los consultores todavía creían que con el uso masivo de malatión este objetivo se alcanzaría en cuatro años. Sin embargo, hoy solamente hablan de “controlar” la mosca con aspersiones y no hay un plazo definido para lograr la meta.

 

¿Falsa amenaza?

 

La afirmación de Moscamed de que la amenaza de la mosca es principalmente un problema de “migración internacional” es cuestionada por James Carey, un entomólogo de la Universidad de California-Berkeley que tras estudiar el ADN de las moscas, concluyó que la Mosca del Mediterráneo ya es residente permanente de California y ha sido detectada en 167 municipios —la tercera parte del estado— desde 1975. Carey es un experto muy reconocido que trabajó siete años como asesor científico de un panel sobre la Mosca del Mediterráneo, creado por el Departamento de Alimentos y Agricultura del estado de California.

 

“Las consecuencias de políticas que continúan basándose en presunciones erróneas…, de que todos los brotes de la Mosca del Mediterráneo en California se deben a reintroducciones, serán catastróficas,” concluyó Carey en su informe.

 

Durante muchos años el programa operó sin tener una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA). Fue en el 2002 cuando para legalizar el uso de Spinosad, se contrató a una empresa consultora perteneciente al entonces viceministro de agricultura, Ricardo Santacruz, uno de los responsables del programa Moscamed. Santacruz renunció a su puesto en el MAGA para dirigir la evaluación, y al concluirla, se reintegró a su cargo.

 

La evaluación, que fue favorable, no fue aprobada sino hasta el 2005. Mientras tanto, el programa asperjaba Spinosad sobre grandes zonas rurales del país sin respaldo de una EIA. Para sostener sus conclusiones, la evaluación utilizó principalmente los estudios de científicos de Dow Agrosciences, el Departamento de Agricultura de EEUU y el MAGA, todas partes interesadas en el uso del agroquímico. No impidió la aprobación de la EIA la conclusión de los consultores sobre “la falta de información relacionada a la situación en el terreno y admitimos las limitaciones de nuestro análisis por esta circunstancia”.

 

A pesar de las advertencias de estos científicos sobre la alta toxicidad de Spinosad, que causa mortalidad en los insectos benéficos, en ninguna parte de la EIA se discutieron alternativas a la aspersión aérea durante horas del día, mientras trabajadores agrícolas y la fauna están presentes y activos en el campo. Tampoco hubo discusión en relación al impacto sobre otros insectos y aves que pueden alimentarse con las moscas envenenadas. Guatemala tiene numerosos aves e insectos en vías de extinción.

 

Oposición local

 

Campesinos, apicultores, ambientalistas y cafetaleros en Guatemala se han opuesto al programa durante muchos años. Israel Gramajo, alcalde de San Antonio Suchitepéquez, recientemente encabezó un esfuerzo para eliminar el puesto de cuarentena de la carretera que atraviesa su localidad y prohibir las aspersiones aéreas. El puesto de cuarentena es diseñado para evitar el traslado de frutas hospederas de la mosca hacia el oeste. Sin embargo, la región al noroeste de San Antonio es el lugar donde Moscamed ha detectado la mayor presencia de la mosca.

 

En muchos países, estas preocupaciones relacionadas con la salud humana, la producción agrícola y a los posibles daños ambientales son suficientes para suspender estas prácticas hasta conocer con certeza cuales son los impactos. Sin embargo, en Guatemala, donde el presupuesto de Moscamed es visto como una fuente importante de ingresos para muchas personas en el programa, y la Embajada de EEUU históricamente ha tenido una enorme influencia sobre las políticas nacionales, este no ha sido el caso.

 

A principios de octubre, Guatemala fue centro de atención mundial debido al descubrimiento de un programa estadunidense de la década de 1940 en que médicos de ese país infectaron cientos de guatemaltecos con sífilis como parte de un experimento con respaldo del gobierno de EEUU. De acuerdo con numerosos científicos, la aspersión masiva de pesticidas sobre miles de km² de Guatemala no es necesaria, tampoco es segura, y es preocupante que estas decisiones tan vitales para el futuro del país están siendo dejadas a instituciones con intereses que en el pasado han causado graves daños al país.

 

Fuente: El Mercurio

Temas: Agrotóxicos

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