Francia: Monsanto condenada por publicidad mentirosa
La corporación transnacional Monsanto fue condenada el pasado 26 de enero por un tribunal francés de la ciudad de Lyon, a pagar varias multas después de declararla culpable del delito de “publicidad mentirosa”. En las etiquetas y piezas publicitarias de su producto Roundup Ready, Monsanto anunciaba que el herbicida “es totalmente biodegradable” y que su uso deja “el suelo limpio”
La condena se produjo como corolario de una denuncia presentada en 2001 por la ONG francesa Eaux et Rivières de Bretagne (ERB) ante el Ministerio del Medioambiente y el secretariado de Estado para los Consumidores. ERB acusó a Monsanto Agriculture France, y a Scotts France, distribuidora en Francia del Roundup, de mentir en su publicidad. Y aportó pruebas. Sobre las etiquetas de seis diferentes productos de Monsanto conteniendo Roundup, cuyo principio activo es el glifosato, se anunciaba que el herbicida tenía ventajas ambientales en relación con sus competidores. Esas ventajas, según Monsanto, eran que el Roundup es “100 por ciento biodegradable, limpio, respeta el medioambiente, eficacia y seguridad para el medioambiente, utilizado según las indicaciones del fabricante no presenta riesgos particulares para el ser humano o los animales domésticos”.
Miente, miente, que siempre algo quedará
Monsanto ha hecho suya la máxima acuñada por Goebbels, el ministro de Instrucción Pública y Propaganda de Hitler. Ya en 1996 había sido condenada en un juicio similar en Nueva York, Estados Unidos, y fue obligada a dejar de engañar al público, pero en Europa continuó mintiendo hasta 2003, cuando resultó evidente que sus métodos de mercadeo estaban siendo investigados. Sin embargo, en ese período y gracias a onerosas campañas publicitarias en medios gráficos y audiovisuales que la llevaron a ser la principal anunciante del sector en Francia, el Roundup se transformó en el herbicida más aplicado en jardines y tierras galas.
La mentira es una regla para Monsanto1, que ha promovido su “agricultura transgénica” con base en engaños, falsedades y promesas nunca cumplidas. No obstante, su soja RR (resistente al Roundup) es el grano más producido en el mundo. Ahora, con la reciente adquisición de Delta&Pine Land2, una de las principales productoras de semillas del mundo, Monsanto es también propietaria de la llamada “tecnología Terminator” por la cual las plantas se autoesterilizan al madurar, impidiendo así que los cultivadores y campesinos extraigan semillas de sus plantas y deban comprarlas.
“Cuando en 2000 Monsanto realizó una enorme campaña publicitaria en televisión para el Roundup, nosotros acabábamos de obtener los resultados de estudios que mostraban la presencia masiva de glifosato, el principio activo del Roundup, en los ríos bretones”, recuerda Gilles Huet, delegado de la ERB. Y agrega que “Con estas mentiras Monsanto logró la expansión del uso de este producto”3.
Según la asociación, y a pesar de que en 2001 la Comisión Europea clasificó al glifosato como “tóxico para los organismos acuáticos” y capaz de “provocar efectos nefastos para el ambiente a largo plazo”, las dos principales moléculas del glifosato se encuentran presentes en el 55 y 35 por ciento de las aguas superficiales francesas4.
En sus considerandos, el tribunal de Lyon entendió que el glifosato no es biodegradable ni siquiera según las especificaciones del producto incluidas por Monsanto en el embalaje, y por tanto tampoco deja el suelo limpio, más aún teniendo en cuenta que se recomienda su uso permanente. Y además señaló que Monsanto y Scotts France conocían las características ecotóxicas del producto, pero que a pesar de ello difundieron mensajes publicitarios engañosos “conteniendo argumentos ecológicos erróneos con el objetivo de hacer creer falsamente en la existencia de una inocuidad total e inmediata para el ambiente de sus productos”.
Después de haber suspendido la audiencia en dos oportunidades, finalmente el tribunal condenó a Monsanto Agriculture France a pagar una multa de 15 mil euros y a Scotts France con una multa similar por haber incurrido en el delito de “publicidad mentirosa”.
Carlos Amorín
© Rel-UITA
1 de febrero de de 2007
SIREL # 1429
1 - Véase “The Monsanto Files”, en The Ecologist, Vol. 28, Nº 5, septiembre/octubre 1998. Existe versiones en español y en portugués, ésta coeditada por la Rel-UITA.
2 - Responsable por el caso de “Las semillas de la muerte. Basura tóxica en Paraguay”, ocurrido en diciembre de 1998 en la localidad de Rincon’í.
3 - Libération, 27/01/07 - Francia
4 - Informe del Instituto Francés del Medioambiente 2006.
Rel-UITA agradece la colaboración de los profesores Beethoven Herrera Valencia y Julie Massal, quienes desde Colombia aportaron la primera información sobre este hecho.