Foro Agrario: la verdadera sociedad rural
Agroecología, propiedad de la tierra, justicia y el rol de la mujer atravesando y despatriarcando cada palabra. El inédito Foro Agrario reunido en Buenos Aires reunió a más de 3.000 campesinos, agricultores y productores que están simbolizando lo más nuevo, vital e inteligente desde el punto de vista de la alimentación, la salud, los territorios, la producción y la sociedad. La construcción de un programa que pronto será dado a conocer, como un mensaje a la clase política argentina.
El escenario del micro estadio de Ferrocarril Oeste no fue ocupado por actores, protagonistas o celebridades, sino por el público. Y por lo que el público fue capaz de elaborar durante dos días de trabajos y comisiones para discutir la realidad del campo.
Ese público no fue espectador sino protagonista este martes 7 y miércoles 8 de mayo, que tienen destino de ser fechas recordadas durante mucho tiempo. Se congregaron 3.000 campesinas y campesinos, productores, agricultoras, gente llegada desde diversas provincias para hacer algo que una mujer misionera, micrófono en mano y gorra verde de la Unión de Trabajadores de la Tierra, describió así, dándole un sentido totalmente nuevo a una palabra:
- “Esto es una gran re-unión”.
Iban subiendo al escenario voceros de las distintas comisiones con propuestas a corto, mediano o largo plazo. En algunos casos las leían y en otros las habían plantado en grandes hojas de papelógrafos.
La comisión de Horticultura y Fruticultura, por ejemplo, propuso un reconocimiento de la emergencia socio-productiva del sector a nivel nacional, y compra pública por parte del Estado a productores agroecológicos, entre muchas otras ideas prácticas, que generarían mejor producción y mejores alimentos para escuelas y hospitales, por ejemplo. La comisión de Pueblos Originarios planteó la restitución de territorios que por ley pertenecen a comunidades indígenas, una Ley para la propiedad comunitaria, desmilitarización y anulación de la ley antiterrorista.
Otra mujer desde el micrófono reclamaba agua potable para las comunidades campesinas, y alumbrado público en zonas donde transitan “por el problema de las violaciones”. Otro grupo propuso que “la madre tierra sea sujeto de derecho”. Se habló de la inutilidad de los contratos de alquiler por un año que deja a los pequeños productores siempre en el abismo. Del desastre de la intermediación que con sus camiones aplasta los ingresos de los productores, y multiplica los egresos de los consumidores de frutas y verduras, por ejemplo.
Otra de las comisiones enumeró: “A corto plazo, inversión en infraestructura, servicios sociales básicos, educación. Queremos seguir viviendo en el campo. Ley de reparación histórica de la agricultura familiar, Promover el acceso a la tierra, redistribución de tierra para la producción agroecológica. Ley de fomento de agroecología. Promover redes de comercialización para la producción agroecológica e incorporar compras estatales a ese tipo de producción. Ley nacional que regule el uso de agrotóxicos”.
Así, el público del Foro, protagonista en lugar de espectador, fue dando a conocer las propuestas que confluirán en el Programa Agrario que este encuentro campesino, esta re-unión, presentará a la clase política.
En cualquier caso, ese programa ya es un proyecto y una meta, de aquí en más, para protagonizar el futuro.
Los ejes, según Maritsa Puma, 22 años, de Chuquisaca: “Tierra, agroecología, igualdad de género”. Agrega Rubén Gutiérrez, 25 años, de Potosí: “Apostamos a la soberanía alimentaria, a un modo sano de producir, y a la reforma agraria”.
“La política es muy mezquina”
“No me salen palabras para describir lo que viví acá. Discutimos algo nuevo. Para nosotras, que venimos de provincias y tenemos que transmitir a los compañeros, es un desafío. Estuve en el taller de género. Tuve una experiencia en Santa Clara, en Jujuy, donde el exmarido de una compañera le pegó tres tiros. Ella sobrevivió, pero nos dimos cuenta de la cantidad de mujeres que sufren violencia en el campo. Esto me sirvió mucho para desahogar problemas y llevar información para ayudar en los territorios”.
Alicia Vega es la coordinadora de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) de Jujuy-Salta, salió de la ciudad de Fraile Pintado en un micro el domingo a la noche, viajó 30 horas, llegó el lunes a última hora y el martes ya comenzó a participar de este Primer Foro Nacional por un Programa Agrario Soberano y Popular, organizado por la UTT junto a organizaciones rurales, universidades, sindicatos y movimientos sociales.
“Es, sin duda, un hecho histórico”, resume Alicia el masivo encuentro que se había postulado con la idea de plantear “cambios estructurales y productivos profundos” para presentar a los candidatos a elecciones.
-¿Qué significa eso?
-Nos da bronca porque somos arrendatarios y hay muchas tierras que no ocupa nadie y son de empresarios. A los políticos les diría que se fijen allí. En Güemes tomamos tierra, sacamos gente del basural para enseñar a producir y que los niños tengan un futuro mejor. Eso nos da bronca, porque la política es muy mezquina. Que pongan los ojos en nosotros, que damos de comer al pueblo.
De la violencia machista a la forma de producción extractiva, Vega ejemplifica en números muchas de las discusiones de los paneles. “En Fraile Pintado estamos pagando 40 mil pesos la tierra porque somos arrendatarios. A eso sumale que los sobres de semillas salen otros 40 mil, el abono y los químicos. Ahora, en la UTT estamos trabajando en la agroecología, aprendiendo, y viendo que da muchísimos resultados. Es mucha la diferencia”.
Un ejemplo: “Un productor gasta 100 mil pesos en químicos y abonos, pero en preparados nuestros gasta muchísimo menos. Todos nos estamos capacitando, y los compañeros están más animados. Muchas compañeras murieron por cáncer por salir con la mochila a sus espaldas, pero ahora somos más fuertes en todo. Y para eso sirve este encuentro: nos llevamos mucho más para transmitir”.
Se iba consolidando la imagen de que esta fue la re-unión de la gente que vive en el campo: no la que lo hereda.
La que lo hace vivo: no la que lo envenena y lo mata.
La que trabaja la tierra: no la que la explota y la contamina.
La que produce alimentos: no la que exporta commodities.
La que busca el hacer y el futuro: no la que abusa del poder y del pasado.
Quién la tiene más larga
Maritsa Puma: “La idea del Foro estuvo recontrabuena, porque cada organización estaba por separado, y acá nos estamos unificando en las reuniones. Yo estuve en Semillas. Al principio no se animaban a hablar muchos campesinos y productores de lo que les pasaba. De cómo nos hacen perder la cultura”. Maritsa integra el Consultorio Técnico Popular de la UTT, además de producir verduras en la zona de El Pato (La Plata) con su familia.
“De a poco todos agarraron confianza y empezaron a contar sus cosas, cómo se pierde con las semillas. Se abrieron todos y pudimos tirar propuestas a corto plazo y también a largo plazo”.
¿Por qué ocurre esa dispersión o incomunicación entre organizaciones? Rubén Gutiérrez: “Todas luchaban muy separadas, cada una por su lado, y se armaban espacios de discordancia. No llegaban a acuerdos. Tenían luchas en común pero no se apoyaban entre ellas. Esa incomunicación empezó como una competencia a ver quién tiene más gente, o más fuerza. Es una competencia donde se medían desde el lado más machista posible: a ver quién la tiene más larga. Ahí ya veías que estaba todo mal encaminado, porque partían de una cosa competitiva, individualista y machista”.
Rubén percibe que el Foro puede replantear esas jaulas mentales. “Más allá de que cada uno tenga sus diferencias, o su propia forma de hablar, todos estamos atrás de la tierra, la semilla, el agua, los medios de producción populares para el pequeño y mediano agricultor. Este Foro puede unificar luchas, pero no solo de organizaciones campesinas sino también en los barrios, y con los consumidores que también son afectados por el modelo de producción actual”. Por eso la apuesta es “pasar a un modo sano y agroecológico, a la soberanía alimentaria, y a la reforma agraria”
Maritsa: “Las mujeres están más, y tiene que estar la juventud. Nos pasa que muchos jóvenes tenemos que ir a la ciudad si queremos estudiar, pero decíamos que la Universidad tendría que poner institutos en el campo para que las mujeres que tienen hijos también puedan prepararse, o que haya lugares que atiendan a los niños para que las madres jóvenes puedan ir a estudiar”. Quienes hayan tenido la posibilidad de ver en la práctica el talento de estas productoras y productores comprenderá que cualquier inversión en este tipo de dispositivos es, para decirlo como los papelógrafos, pura ganancia a corto, mediano y largo plazo.
El cambio de la historia
Durante los encuentros de las comisiones, desde las gradas, se observaba una imagen particular. No había un orador, ni alguien hablando para miles de personas que escuchan sentadas. La imagen no era de rectángulos de individuos mirando hacia un mismo lado, sino que se veían círculos de personas.
Cada círculo era una comisión distinta, como si cada círculo tocara a otro y se multiplicara en dos, en cinco, en diez más. “En total fueron 23 comisiones temáticas”, dice a lavaca el coordinador nacional de la UTT, Nahuel Levaggi. “Por ejemplo, están las vinculadas a las producciones: lechería, granos, pesca, forestal. Otras más pendientes de la comercialización: comercio exterior, logística. También cuestiones transversales: género, juventud, acceso a la tierra”.
El trabajo futuro será la sistematización de ese material. “Lo que sucedió fue un hecho inédito por la cantidad de participación de trabajadoras y trabajadores de la tierra, por desafiarse a discutir y proponer qué queremos más allá de lamernos la herida o de contar lo mal que estamos, sino que estamos proponiendo un programa agrario integral para todas las dimensiones de la producción agropecuaria. Es muy amplio”.
-A partir de hoy, ¿sonaría extraño que un funcionario desconozca esta discusión?
–Hoy cambió la historia. Estoy convencido. Y viene cambiando. De hecho, tenés hoy a políticos hablando de soberanía alimentaria, y eso es porue cambia el sector que está discutiendo esa política agropecuaria, cuando hasta el momento había sido potestad de alguna oficina adentro de las grandes corporaciones. De hecho, ningún político tuvo propuestas para el agro, y no discutirlo es funcional a que el modelo de agronegocio se fortalezca y que diversas carteras como el INTA o la Secretaría de Agroindustria sean meros despachos de esas corporaciones.
Asistieron al acto los diputados José Aragón, Leonardo Grosso, Luis Basterra, Juan Huss y la senadora Marilin Sacnun, entre otros. En un costado, con su bastón, la siempre joven Miryam Gorban, titular de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Faculad de Medicina de la UBA hacía un gesto con las manos como la de algo insuperable y decía a lavaca dos palabras: «Estoy emocionadísima».
Remolacha, cebolla y salud
En Ferro también hubo feria a precios populares:
- Remolacha: $15 el paquete.
- Cebolla: $15 el kilo.
- Kale: $15 el paquete.
- Rúcula: $10.
Mieles agroecológicas, cervezas, vinos de comunidades diaguitas, manzanas sabrosas sin venenos, salsas, dulce de leche y una innumerable cantidad de productos que demuestran una forma de producción no extractiva. Pero Mercedes Taboada, productora de Florencio Varela (sur del conurbano bonerense) e integrante del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), lo explicaba mejor: “En este contexto, este Foro fue importantísimo: demostramos que somos un actor político”.
La cooperativa que integra Mercedes se ubica en Ingeniero Alan, en la zona rural de Florencio Varela, casi en el límite con Berazategui. Son 72 productores. “Pero si sumamos al Frente Agrario, a la Federación Nacional Campesina, la 1610 y la UTT, somos 1800 productores solo en ese cordón”.
Algunas organizaciones están en un modo de producción que es de transición de los agroquímicos a un formato agroecológico. Mercedes subraya que su cooperativa produce todo sin venenos.
-¿Cómo definís a la agroecología?
-Es salud y vida. Después, comer sano y seguro. No podemos definirla de otro modo, porque nos viene a dar una mejor calidad de vida. Cuidamos nuestra salud y la de los consumidores, porque volvemos a lo que nosotros ya sabíamos y aprendimos hace muchísimos años, desde nuestros ancestros, porque nuestros abuelos y tatarabuelos siempre produjeron sin veneno. Los agroquímicos entraron con la llamada Revolución Verde. Antes no existían ni se hablaba de veneno. Pero hoy es más fácil comer del cartón o de una lata que un producto sano, fresco y seguro.
La Nueva Etapa
Una de las comisiones se dedicó especialmente a la Ley de Semillas, el proyecto que las corporaciones buscan aprobar en el Congreso para apropiarse de los bienes de pequeños productores. La comisión estuvo coordinada por Carlos Vicente, de la organización GRAIN y la revista Biodiversidad. “Es tremendo el nivel de dependencia de las semillas producidas por las empresas”, dice a lavaca. “La soja la produce Monsanto, el maíz Syngenta, y nombramos a los grandes, pero también el acceso a las semillas del tomate, morrones o berenjenas también están cooptadas por las corporaciones. Son semillas importadas, y hay un enorme desafío para producirlas acá. Es un desafío tan grande como el de la tierra, para no seguir siendo esclavos de esos grupos”.
Los dos días del Foro le dejaron una impresión. “Es el comienzo de una nueva etapa, en una época donde sólo el 5 por ciento de la tierra en Argentina está en manos de campesinos y productores familiares. Que más de 3000 personas nos reunamos para decir que otro campo y otra agricultura son posibles dicen mucho, en país con 35 por ciento de pobres”.
Vicente también alerta sobre que los pueblos rurales se están despoblando porque la gente se va del campo en dirección a las ciudades. Pero las comisiones reflejaron un presente con horizonte: “Es muy impactante que hay mucha claridad en que el camino a futuro es la agroecología. Estamos hablando de que estos productores son quienes producen el 90 por ciento de nuestras verduras y hortalizas diarias. Y hay otro aspecto interesante: aquí conviven quienes están produciendo sin agrotóxicos y quienes sí usan. No hay un rechazo, sino una capacitación, que beneficia tanto a productores para producir bien y ganar mejor, como a consumidores que pueden empezar a pensar en acceder a alimentos de calidad, sanos y baratos”.
La productora Nelsi Bequer andaba con un tupper con guiso de lentejas en sus manos. Llegó desde Andresito, en Misiones, y es integrante de la Coordinadora de Trabajadores Rurales de la provincia (COTRUM). “Estoy en una cooperativa de pequeños productores, somos 130 familias, pero el Estado no nos escucha ni nos tiene en cuenta”.
Para Nelsi sólo hay una salida, que es la misma que expresa este Foro:
“El punto cierto es la organización. Si estamos organizadas, logramos hacer muchas cosas. Veo gente que no está organizada, y eso te lleva a no tener visión certera de lo que quieren hacer. Yo tengo 61 años y estoy firme, siguiendo la lucha porque es una conclusión que tomé hace muchos años. Toda la vida me crié trabajando la tierra, ahora ya me cuesta por la edad, pero doy mi opinión a miles de jóvenes”.
–¿Y qué les dice?
-Que tienen que organizarse. Y seguir. Como lo que está pasando acá. Sólo así vamos a poder terminar con las multinacionales y con todos los venenos y las injusticias que tenemos.