Energía para qué, para quiénes y para cuántos
El problema energético es mucho más complejo que las emisiones de efecto invernadero. Es un sistema fuertemente mercantil, con muy poca lógica de derecho, con inequidad en el acceso, desplazamiento de gente, destrucción de territorios, no se trata sólo de desfosilizar sino de desmercantilizar y de democratizar. En un marco de reuniones del G20 y de paros nacionales, en la Sala del Concejo Deliberante, tuvo lugar una actividad muy particular: invitados por Piuke, referentes de diversas organizaciones compartieron sus puntos de vista frente diversas maneras de abordar una transición energética.
Los protagonistas compartieron sus experiencias sobre los impactos provocados en sus comunidades por este modelo de saqueo colonial extractivista, sus luchas y también conversaron sobre la amenaza al Planeta que genera la transición, concebida como un simple reemplazo de fuentes en la oferta energética, concibiendo a los Territorios y los Bienes Comunes como un gran escenario de negocios.
La energía es un tema de especialistas. Hablan muy pocos, opinan muy pocos, deciden muy pocos. En ese sentido se pretende escuchar a diversos actores que quizás no se vean contemplados en las charlas técnicas.
En esta Ciudad Intercultural, se escucharon otra voces, por ejemplo el título de la charla “Az Mapu vs viejos y nuevos extractivismos”, fue la idea de discusión del Espacio de Articulación Mapuche y Construcción Política. Por su parte la Asamblea de Vecinos de Esquel compartió su visión desde la lucha en el territorio y el lanzamiento del Manual “Hablemos de Megaminería”, flamante publicación de las Asambleas chubutenses en construcción colectiva.
Desde la visión sindical, Laura Maffei compartió las problemáticas que abordan desde el Departamento Socioambiental Chico Mendes de UNTER.
Loa organizadores hicieron referencia a un párrafo de la publicación del especialista Pablo Bertinat, como frase disparadora, donde sostiene que “para discutir la energía en toda su dimensión, hay que discutir el modelo de desarrollo, y para eso hay que discutir el modelo productivo: qué se produce, qué no se produce, para qué, para quiénes. Lo central es garantizar condiciones de vida dignas que permitan satisfacer necesidades humanas, sin hacer desastres con otros humanos o con la naturaleza”.
“La idea fue explicar las demandas de energía en este tipo de extractivismo, como es la megaminería”, explicó Viviana Moreno, integrante de la Asamblea de Autoconvocados de Esquel, “que es devastador y contaminante. Resistimos a la megaminería como forma de actividad que sabemos, por conocimientos científicos y por hechos concretos, que no son beneficiosos para nadie, por la tecnología, la modalidad y fundamentalmente desde el punto de vista económico”.
Por su parte Humberto Kadomoto, de la misma Asamblea, señaló: “Avanzamos sobre algunas preguntas, podemos producir energía de forma sustentable, ya sea eólica, mareomotriz, fotovoltaica pero hoy nos preguntamos fundamentalmente para qué”, y se preguntó, “¿Tiene sentido generar energía sustentable para estos emprendimientos impactantes, netamente extractivistas que sólo va a dejar pasivos ambientales, que va a desplazar comunidades? Hemos ido construyendo nuestros propios “para qué”.”
En ese sentido Laura Maffei, referente del Departamento Socioambiental de UNTER, planteó que “este es un modelo que crece en su voracidad energética, por su forma de producción y consumo, la transición hay que hacerla hacia otro modelo energético, en este los organismos internacionales plantean que el consumo de energía va a crecer a un porcentaje establecido, la aspiración es desacoplar el consumo energético del PIB, el PIB debe seguir creciendo, las soluciones que nos dan es eficiencia, que es un negocio, que significa industrias menos intensivas en energías, pero no dejamos de hacer megaminería, y diversificar matriz, sacar fósiles y sustituirlos por renovables o nuclear, soluciones que da el modelo. Pero en el fondo no se discute el sistema energético. Soberanía energética de los Pueblos para elegir cómo, qué, para quién”.
“Y el sistema energético responde a un modelo de desarrollo y no discutimos el modelo de desarrollo”, finalizó Maffei.
“Nosotros particularmente traíamos como conversación algo vinculado a cómo piensa el pueblo mapuche la vida en general, pero teniendo en cuenta el contexto político, teniendo en cuenta que en este espacio se están juntando los poderosos del mundo para definir cómo conseguir energía, bastante triste el planteo de vida y de mundo el planteo que están haciendo”, sentenció Vanesa, del Espacio de Articulación Mapuche. Haciendo referencia a un Epew, relato oral que se traspasa entre generaciones, fuente de su cultura, narró la historia de Trentren y Caicai, a modo de parábola, explicaba por qué, de alguna manera hay un mandato, que es el de mantener el equilibrio: “nosotros planteamos el equilibrio y es notable que el planteo y el proyecto político, y de sustento de este sistema capitalista y extractivista es el desequilibrio. La respuesta de los mapuches a esto es la resistencia, y el mandato de los que somos mapuche es de cuidar los espacios territoriales”.
Este encuentro aportó una pequeña gran objeción al modelo imperante y fue el primero de una serie de encuentros con visiones alternativas.
Según referentes de Piuke, el evento se realizó en el marco de las acciones consensuadas en la Unión de Asambleas de Comunidades (UAC) frente al G20.