Encuentro de mujeres, campesinas, indígenas y feministas por el NI UNA MENOS

Entre una de ellas, tuvo lugar el Encuentro -virtual- de Mujeres Campesinas, Indígenas y Feministas de la Abya Yala bajo la consigna Mujeres Alimentando Resistencias. El rol de las mujeres en el trabajo rural y el vínculo con el feminismo en escena.

Claudia Korol, comunicadora feminista integrante de Pañuelos en Rebeldía fue la moderadora a cargo. La convocatoria incluyó como exponentes a Rosalía Pellegrini Holzman, coordinadora de la secretaria de género de la UTT Argentina; Adriana Guzmán Arroyo, feminista comunitaria antipatriarcal de Bolivia y Lolita Chávez, feminista comunitaria lideresa del Consejo de los Pueblos Kiches de Guatemala.

El dialogo inició con la palabra de Rosalía Pellegrini Holzman, quien hizo referencia a la conexión que construyeron las mujeres que componen la UTT con el feminismo y como eso se refleja en los modelos de vida y de desarrollo que impulsan, alejados de los estándares que el sistema capitalista y el agronegocio reproducen.

La coordinadora manifestó que el encuentro con el feminismo fue a través del reconocimiento de las violencias que las mujeres atraviesan a diario, razón suficiente para construir redes de ayuda y acompañamiento. Las respuestas a esas violencias, Rosalía dice haberlas encontrado en un modelo económico patriarcal que tiene relación directa con el agronegocio y que invisibiliza por completo el rol que las mujeres tienen en el campo. Como consecuencia de ese modelo, las mujeres vienen siendo calladas y padeciendo la vulneración de sus derechos.

El modelo al que la representante de la UTT hace referencia, perpetúa un discurso machista que luego es reproducido por los varones campesinos y al mismo tiempo, instala la idea de la explotación de la tierra. “Entendemos que para construir una alternativa al modelo patriarcal del campo, tenemos que construir una agroecología feminista que ponga a las mujeres en un rol fundamental. Porque fuimos las mujeres las que veníamos diciendo que esos modelos de producción nos hacían daño. Nosotras sufrimos los abortos espontáneos por los venenos que se utilizan, nosotras vemos como nuestras familias se enferman. Sin embargo, nuestras voces nunca fueron tomadas en cuenta” manifestó.

En relación al contexto de pandemia Rosalía dijo que es necesario reivindicar el rol de las mujeres en esta crisis económica. Se refirió a las acciones que desde la organización de la que forma parte llevaron adelante como fue la donación de alimentos y aprovechó la oportunidad para nombrar a otras mujeres que le ponen el cuerpo a la crisis y que “cocinan resistencias”. Como fue el caso de Ramona Medina en el Barrio Carlos Mujica, donde las condiciones de vida ante esta pandemia son complejas y donde se condena al abandono a quienes viven en el barrio.

La segunda referente en tomar la palabra fue Adriana Arroyo, ella hizo referencia a un momento histórico que permitió a las mujeres de su comunidad reconocerse como feministas. Se refirió a la Masacre del gas en 2003, también conocida como Masacre de octubre, que se cobró la vida de al menos 63 personas. Arroyo asegura que desde ese momento pudieron reconocer el racismo, el colonialismo y el patriarcado que las oprimía. Por eso la lucha bajo la que se embanderan las mujeres bolivianas, se basa en el reconocimiento de sus identidades indígenas, el refuerzo de la memoria ancestral y la recuperación de la mirada comunitaria.

En ese proceso de revisión interna pudieron entablar un vínculo entre el patriarcado y el agronegocio, que en su conjunto produce el empobrecimiento de las mujeres indígenas. Desde esos cimientos es que Adriana cuestiona algunos discursos feministas que esconden información favoreciendo a los modelos de explotación, opacando las luchas de los pueblos originarios y no reconociendo la relación cuerpo-territorio. “Para nosotras es fundamental la construcción de feminismos que vean la relación de la tierra y el cuerpo de las mujeres. Es necesario por eso cuestionar feminismos eurocéntricos, colonialistas, racistas y que quieren enseñarnos a las mujeres indígenas como si no supiéramos”.

Lolita Chávez, por su parte, hizo hincapié en lo complejo que significa reconocerse feminista y en la necesidad de construir este espacio visibilizando a las mujeres que vienen del campo y a sus múltiples identidades. “Se nos mira como algo exótico, las feministas muchas veces no hacen el esfuerzo de reconocer el modo de vida que tenemos, no nos ven como compañeras, sino como algo extraño”. Además agregó que es necesario recuperar la epistemología de los conceptos a la hora de nombrarse y de esa manera eliminar la mirada capitalista y occidentalista que discrimina. La lideresa de los Pueblos Kiches, en su discurso dio cuenta del vínculo que existe entre las mujeres y la tierra, esta última concebida no desde la explotación sino “vista como tierra viva”. Para ella es importante que el feminismo reconozca que los conceptos que hoy rodean a los nuevos modelos de producción, como la agroecología, fueron originados en las comunidades indígenas que reivindican la relación con la tierra como fuente de vida.

En relación a la popularidad que hoy toma la agroecología como alternativa sana de producción, la dirigente de UTT manifestó estar segura de que la lucha de las mujeres campesinas e indígenas es parte de esta nueva mirada sobre la misma.

Hacia al final del encuentro y en referencia al contexto que el mundo atraviesa, las cuatro referentes feministas, coincidieron en que son las mujeres en los territorios las que sostienen el abastecimiento de los pueblos. “Las que sostenemos la vida somos las mujeres y en esta pandemia no ha sido distinto” reforzó Adriana Arroyo.

Claudia Korol, a cargo del cierre,  enumeró los debates por delante:  Los modelos de producción, el rol de las mujeres en el campo, la influencia del patriarcado y el vínculo con la tierra, son algunos de los temas que dejó resonando este panel y que sin lugar a dudas, merecen ser debatidos con urgencia.

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Fuente: Revista Internos