Empédocles y la agricultura
El sabio Empédocles se equivocó en sus teorías. Al menos desde el punto de vista nutritivo. En el siglo V explicó que la unión de cuatro elementos, aire, agua, tierra y fuego, en distinta proporción, daba lugar a las diferentes sustancias que se presentan en la naturaleza. Demasiada biodiversidad y demasiada riqueza en sus planteamientos, pues finalmente hoy toda sustancia originada en la naturaleza que finalmente se convierte en alimento es puro petróleo.
La alimentación actual intensificada, tanto los productos agrícolas como los de origen animal, beben litros de petróleo. Primero en la fase productiva. Los fertilizantes que se utilizan para enriquecer la tierra son fertilizantes sintéticos derivados del petróleo. Los agroquímicos para combatir plagas son petróleo, la mecanización para abordar las grandes extensiones que se monocultivan es petróleo, e incluso el riego artificial necesita energía. Sólo los fertilizantes nitrogenados utilizados en el estado español durante un año equivalen a la gasolina que utilizan 3 millones de coches. En este despilfarro las dietas carnívoras, cada vez más extendidas, multiplican el consumo de petróleo o lo que es lo mismo evidencian un modelo agroalimentario ineficiente energéticamente.
A la agricultura globalizada y capitalista, además, le encanta viajar y el taxímetro de costes energéticos sube y sube. Otro dato, en el estado español, en los últimos diez años, la importación de alimentos (la mayoría podrían producirse localmente como las manzanas, patatas, cereales, uva, etc.) ha crecido un 66%.
Sin ser un sabio como Empédocles es fácil situar los riesgos de este modelo agrícola: perdida de soberanía alimentaria, dependencia energética en una situación de escasez de petróleo, generación muy significativa de gases de efecto invernadero y una relación directa entre el precio del petróleo y los precios en la alimentación.
Los alquimistas siguiendo la teoría de Empédocles fundían piedras con carbón y las convertían en metales, calentaban arena y caliza y formaban vidrio, pero nunca pudieron transformar ninguna sustancia en oro.
Gustavo Duch
Director de Veterinarios Sin Fronteras