"El proyecto chino pretende instalar en Argentina una nueva modalidad de explotación colonial"
El reconocido biólogo y activista ambiental Raúl Montenegro cuestiona los impactos ambientales y sociales del acuerdo firmado entre el gobierno de la provincia de Río Negro y el grupo económico chino Beidahuang, bajo el cual se encubre una nueva modalidad de extranjerización de la tierra.
El acuerdo habilita a la provincia a arrendar por 20 años, más de 300.000 hectáreas para la producción de soja, colza y otros cultivos industriales, en los valles inferior y medio del Río Negro y un sector de la costa del Río Colorado.
¿Qué alcances tiene el acuerdo entre la firma china y la provincia de Río Negro?
Ante todo es un acuerdo entre el gobierno de Río Negro y la corporación china Heilongjiang State Farms para plantar soja y otros cultivos en terrenos que arrendaría la provincia. La empresa estatal china -en español “Granjas Estatales Heilongjiang”- pertenece al grupo económico Beidahuang que integra, entre otras empresas, a Heilonjiang Agriculture Co., Beidahuang Rice Industry, Wondesun Pharmaceutical Co y Beidahuang Meat Industry. Las Granjas Estatales Heilongjiang manejan 113 establecimientos rurales en el noreste de China, donde ocupan una superficie total de 56.200 kilómetros cuadrados.
¿Cómo maneja China sus ecosistemas agrícolas?
A nivel mundial China es el país más afectado por la extensión, intensidad e impacto económico de la degradación del suelo. China pierde cada año 5.000 millones de toneladas de suelo por erosión hídrica y eólica, y el 90% de sus ambientes de pastizal sufre degradación. Por esta causa son cada vez más frecuentes en China las tormentas de polvo. En dos tormentas registradas en marzo de 2002, unas 56.000 toneladas de arena y polvo se depositaron en la ciudad de Beijing. Debemos recordar además dos elementos clave: China sólo tiene un 14% de su territorio con aptitudes agrícolas y es el país con mayor población de la Tierra. En el año 2010 tenía más de 1.339 millones de habitantes. Esto la obliga a desarrollar una estrategia de expansión de sus cultivos a otros países, como la Argentina o Filipinas, donde existe poca resistencia legal y gubernamental al colonialismo agrícola.
¿Cuáles son las principales objeciones ambientales al acuerdo?
Iniciar proyectos faraónicos de irrigación en ambientes semiáridos, ventosos y con recursos hídricos altamente sensibles, es un despropósito. Para producir un kilogramo de poroto de soja, la planta demanda unos 1.500 a 1.800 litros de agua. Es posible esperar grandes gastos en agua superficial, pérdida de nutrientes en los suelos y la contaminación del suelo y las aguas superficiales con plaguicidas. Estos últimos podrían reducir aún más la ya empobrecida biodiversidad de los ríos Colorado y Negro. Lamentablemente los gobiernos suelen creer que los ríos y suelos son solamente agua y nutrientes, cuando forman parte en realidad de ecosistemas extremadamente complejos, llenos de especies vivas interrelacionadas entre sí que ya sufren los efectos del cambio climático global.
Claro que además de objeciones ambientales también están las sociales y económicas. El proyecto chino pretende instalar en Argentina una nueva modalidad de explotación colonial. Ahora los países no se invaden ni se compran sus tierras, sino que se alquilan y así se impone otra modalidad de extranjerización de las tierras. Esto tiene muchas ventajas para China. La resistencia social es menor porque los predios siguen perteneciendo a argentinos, y al final del día la empresa estatal obtiene los granos que necesita. Los impactos ambientales, en cambio, quedan dentro del país. ¿Quién habla en nombre de los nutrientes que se perderán definitivamente, del uso excesivo de agua, de la contaminación por plaguicidas y de la menor resistencia ambiental?
¿Qué zonas de la región Sur quedarían afectadas? ¿Cuáles son las características y beneficios ambientales de esas zonas?
El actual gobierno provincial está cerrando acuerdos para que la empresa estatal china plante unas 320.000 hectáreas con soja, colza y otros cultivos industriales en los valles inferior y medio del Río Negro y un sector de la costa del Río Colorado. Todos los ambientes nativos son fábricas de suelo y de agua; ningún cultivo puede sustituir estas dos funciones primordiales. Argentina ya tiene unas 18,2 millones de hectáreas dedicadas al cultivo de soja transgénica y la mayor parte de su producción se exporta a China y Europa como poroto y aceite. Esta nueva iniciativa agrava el monocultivo de soja y traslada al sur del país los graves problemas ambientales y sanitarios de los cultivos industriales. Instala además pools de siembra administrados por el propio gobierno.
¿Cuáles son los procedimientos correctos para llevar adelante actividades productivas en zonas naturales?
Los ambientes nativos de la Patagonia pueden coexistir con la producción agropecuaria mientras no se afecten sus ambientes terrestres nativos y sus ecosistemas acuáticos. Esto es lo que no se entiende en Río Negro ni en otras provincias de Argentina donde los bosques, matorrales y pastos naturales son reemplazados masiva y arbitrariamente por cultivos industriales para exportación. En nombre de los rindes y del beneficio económico se reduce en forma alarmante la resistencia ambiental y se compromete el funcionamiento del país a mediano y largo plazo.
¿Existe un marco legal en el cual basarse? ¿Se realizaron estudios de impacto ambiental?
No hubo estudios de impacto ambiental ni audiencias públicas. El gobierno de Río Negro debería haber cumplido a rajatabla lo dispuesto por la ley provincial N° 3.266 de evaluación de impacto ambiental, cuyo artículo 3° tiene cuatro incisos aplicables al proyecto, y por la ley nacional de ambiente N° 25.675. Al firmar acuerdos y compromisos sin hacer antes estudios previos de impacto ambiental y sin debatir este proyecto con la comunidad, sus actos se volvieron ilegales.
¿Qué medidas se están tomando a nivel comunitario frente a los cuestionamientos del acuerdo?
Desde la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM) ayudamos a visibilizar este conflicto a nivel nacional después de la firme oposición de ciudadanos y organizaciones de la provincia de Río Negro al proyecto del gobierno estatal chino. El Grupo de Reflexión Rural (GRR), por su parte, denunció penalmente a autoridades del gobierno de Río Negro. La lucha recién está comenzando y seguramente se ampliará a otras provincias donde existen iniciativas comparables. Si Argentina no frena drásticamente la destrucción de ambientes nativos y la expansión de monocultivos industriales, y no diversifica su producción agropecuaria, el futuro aparece como inestable y sombrío. Seguirá disminuyendo nuestra resistencia ambiental a cualquier disturbio -actualmente tenemos la resistencia ambiental más baja de la historia- y dependeremos cada vez más de los precios internacionales que tenga la soja. No es justo ni razonable que la codicia y la irresponsabilidad ambiental de unos pocos afecte negativamente a los ciudadanos de hoy y a los argentinos que todavía no nacieron.
Raúl Montenegro. Biólogo y activista. Premio Nobel Alternativo 2004, Presidente de FUNAM y profesor titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba.
Contactos:
Raúl A. Montenegro, biologomontenegro@gmail.com
ra.bog.itni@omocrebas
Fuente: Saber Cómo - INTI