El nenúfar engulle pobres

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¿Llegamos a estas conclusiones, cuando efectivamente, el nenúfar ya ha crecido tanto que es improbable que salvemos el estanque? No lo se, pero sé que improbable no es sinónimo de imposible. En cambio, sí que existen certezas científicas que demuestran que el cambio climático hoy ya está afectando a la vida de las poblaciones que viven en los países empobrecidos, poco responsables de éstos cambios

“Imagine que tiene un estanque donde un nenúfar está creciendo. El nenúfar dobla su tamaño cada día. Si se le permitiera crecer libremente, cubriría completamente el estanque en treinta días, aniquilando las otras formas de vida acuática. Durante un largo periodo el nenúfar parece pequeño, así que uno decide no preocuparse por recortarlo hasta que no se cubra la mitad del estanque. ¿Qué día será ése? El vigésimo noveno, por supuesto. Se dispone de un solo día para salvar el estanque.”

Esta adivinanza hace ya 35 años que un grupo internacional de científicos agrupados en el Club de Roma la incluyeron en su informe “Los límites del Crecimiento”. El mensaje fundamental –es imposible el crecimiento ilimitado en un sistema limitado- despertó entonces preocupación y polémica. Ciertamente se ha constatado que los cálculos presentados en algunos casos eran demasiado alarmistas pero la esencia del mensaje es cada día más indiscutible.

La adivinanza del nenúfar nos explica que cuando se abordan situaciones que obedecen a crecimientos exponenciales, (crecimientos por cierto habituales en los sistemas biológicos: una célula se divide en dos, cada una de ellas en dos más…), es muy brusca la percepción de la llegada al limite. Esta es la misma sensación – de brusquedad, digo- que tengo cuando leo la información que recoge la prensa estos días, sobre el Informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático: “El planeta se calienta de forma innegable. Parte del calentamiento ya es inevitable y el nivel del mar seguirá subiendo durante más de un siglo incluso si mañana se eliminan las emisiones de gases de efecto invernadero”. Porque las causas identificadas como principales emisoras de gases con efecto invernadero: el uso energético del petróleo, gasolina y carbón en la industria, el trasporte, o la producción intensiva de alimentos, parecen responder a este patrón exponencial.

¿Llegamos a estas conclusiones, cuando efectivamente, el nenúfar ya ha crecido tanto que es improbable que salvemos el estanque? No lo se, pero sé que improbable no es sinónimo de imposible. En cambio, sí que existen certezas científicas que demuestran que el cambio climático hoy ya está afectando a la vida de las poblaciones que viven en los países empobrecidos, poco responsables de éstos cambios.

El nenúfar acaba primero con las “formas de vida” más débiles con las que cohabita en el pantano.

gro.saretnorfnissoiraniretev@hcud.ovatsug, Director de Veterinarios sin Fronteras

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