El arroz transgénico se propaga por China de forma ilegal
Semillas de arroz transgénico se propagan ilegalmente desde hace años en China, donde sólo dos variedades genéticamente modificadas del principal cereal del país fueron preautorizadas a finales de 2009, causando debate en una cuestión sensible para la seguridad alimentaria.
Esas dos variedades de arroz OGM (Organismo Genéticamente Modificado), una de ellas desarrollada a partir de un gen del gigante estadounidense Monsanto, no tienen aún la autorización de ser comercializados, pero actualmente se realizan pruebas en los campos de cultivo.
En enero, el ministerio de Agricultura aseguraba todavía que "ningún cereal transgénico es cultivado en China" fuera de un marco experimental estrictamente controlado.
Pero un responsable del ministerio de Medio Ambiente informó a finales de abril que, según una encuesta conjunta de cuatro ministerios chinos, "semillas transgénicas ilegales están presentes en varias regiones, como consecuencia de una gestión poco rigurosa", según el semanario Nanfang Zhumo.
La petición de AFP de confirmar esta información no fue contestada por el ministerio de Agricultura.
Según la página en internet del Sistema de Alerta de la Unión Europea (UE) para la Seguridad Alimentaria, los países europeos registraron en 115 ocasiones, entre 2006 y 2011, alimentos producidos con arroz transgénico procedentes de China.
La organización ecologista Greenpeace, que denunció la presencia de semillas de arroz OGM en China desde 2005, encontró el pasado año granos en mercados en las provincias centrales de Hubei, Hunan y Jiangxi, explicó a AFP Fang Lifeng, de la organización ecologista.
Favorable a la biotecnología, Pekín ha autorizado ya varios cultivos OGM, como el algodón, verduras y frutas (pimiento, tomate y papaya) e incluso el álamo, así como la importación para la industria agroalimentaria de soja y maíz transgénicos.
Pero la cuestión del arroz es mucho más sensible. "Las dos terceras partes de los chinos lo consumen cotidianamente", recuerda Tong Pingya, un respetado agrónomo que a principios de mayo fustigó a los científicos que "toman al pueblo como cobayas", durante una conferencia presidida por el viceprimer ministro Li Keqiang.
"China no necesita de este arroz transgénico, puesto que produce en cantidad suficiente e, incluso, exporta un poco", declaró Tong a AFP.
Durante la reunión anual del Parlamento chino, en marzo de 2010, un centenar de investigadores escribieron a los diputados para pedirles la anulación de la preautorización de semillas de cereales transgénicos, que afecta también a una variedad de maíz. También reclamaron un debate público y un etiquetaje específico para los productos OGM.
Los promotores de arroz transgénico argumentan que es más resistente a la sequía, ofrece un mejor rendimiento y, para la variedad Bt, permite reducir el uso de pesticidas.
"La comercialización debería poder autorizarse en 2012-2013, pero el Estado probablemente no va a permitir que sea difundido a gran escala" en un futuro cercano, asegura Ma Wenfeng, analista especializado en el mercado de los cereales para un gabinete de consultores cercano al ministerio de Agricultura.
Estas nuevas variedades representan "un avance en la biotecnologías" y acabarán por imponerse, según este analista.
En cambio, los ecologistas y algunos científicos chinos advierten de las consecuencias poco conocidas del uso a largo plazo de este arroz para la biodiversidad y la salud humana.
La mayor rentabilidad para los agricultores es también discutida, puesto que las semillas transgénicas cuestan entre dos y cinco veces más que las semillas ordinarias, lo que "a nivel de rendimiento, no hay gran diferencia", según Fang, de Greenpeace.
El arroz transgénico desarrollado por los laboratorios chinos tiene también un problema sobre la propiedad intelectual. El gen Bt, presente en una de las dos variedades en prueba, está patentado por el estadounidense Monsanto, que podría reclamar una cantidad de dinero enorme a China por su comercialización.
Fuente: Google Noticias