El agua, los sismos, la economía: los conflictos de Vaca Muerta
Los cortes de rutas y de accesos a los yacimientos de hidrocarburos muestran la incapacidad de los promotores del fracking de escuchar los reclamos de las poblaciones. Los bloqueos han sido una herramienta histórica que oficia de llave para abrir caminos de diálogo.
2021 comenzó con cortes de rutas por falta de agua en Añelo, la Capital Nacional del Shale. El acceso al agua es vital, más en tiempo de pandemia, y su falta se agravó con las temperaturas récord que dejó el paso de una ola de calor que se extendió varios días de enero. Los reclamos llevaban meses sin respuesta cuando los pobladores de la localidad subieron a la ruta y bloquearon en cinco puntos los accesos a una Vaca Muerta con lenta reactivación.
El caso de Añelo es paradigmático, los diagnósticos, planes estratégicos e intervenciones de organismos internacionales, gobiernos y empresas que refieren a la profunda transformación de la localidad no se traducen en obras. El crecimiento choca con los vaivenes recurrentes de la actividad petrolera, por lapsos hay invasiones de mamelucos, camionetas 4×4 y camiones de gran porte, mientras que, cuando las diferentes variables económicas no seducen a la extracción, la ciudad queda desierta. El maldesarrollo dejó al desnudo a los grandilocuentes titulares de importantes medios que llegaron a emular a la localidad con Dubai, sí, la ciudad del oro y el crudo, considerada una de las más caras del mundo y que aloja a miles de ricos. Las familias afectadas recurren a la organización, autoconvocándose cada vez que las situaciones lo requieren. Vaca Muerta y la invasión del fracking tienen en su corta vida un sinnúmero de protestas con esta metodología de cortes de rutas y accesos a yacimientos.
Sobrevivir en zonas de sacrificio
Pobladores de Añelo que cortaron el circuito del shale en reclamo de abastecimiento de agua en enero del 2021, entre junio y agosto de 2019 ya habían realizaron tres cortes de varios días en reclamo de seguridad vial tras la muerte de Adrian Solorza, poblador que fue atropellado por un vehículo en la ruta 7. En aquella oportunidad hicieron un primer corte por el reclamo, un segundo para que las autoridades cumplan el acta acuerdo firmada, y un tercero por las demoras de las obras. La firmeza de la comunidad demuestra que las dilaciones no la doblegan, incluso soportando el señalamiento habitual de enmarcar los reclamos en disputas políticas, como suele suceder con frecuencia. Una situación similar ocurrió en diciembre del 2013, previo al boom de Vaca Muerta, cuando la movilización popular en demanda de un hospital derivó en una pueblada que mantuvo las rutas cortadas. Pasaron más de cinco años hasta que se construyó el hospital y hoy es objeto de intervenciones corporativas, como el financiamiento del área de salud maternoinfantil por parte de Chevron.
La Fundación YPF, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el gobierno nacional, el provincial y el municipio de Añelo elaboraron los planes de desarrollo, tras los diagnósticos realizados por la consultora IDOM y presentados en 2014. “Ciudades emergentes y sostenibles” apunta a planificar y financiar las localidades que serían impactadas por la expansión de la actividad hidrocarburífera en esta nueva avanzada no convencional. En la misma época se elaboraron planificaciones similares para Las Heras, en Santa Cruz y, dos años después, para Allen, en Río Negro, y Malargue, en Mendoza. ¿Puede ser sustentable una ciudad planificada por un banco, una empresa petrolera y el sector privado y sin participación de la población?, se preguntaba Lucile Daumas de ATTAC, en un artículo en que analizó el tema.
Lorena Riffo es Magíster en Ciencias Sociales y Humanidades, docente en la Universidad Nacional del Comahue y militante de la Corriente Social y Política Marabunta, para ella hay dos orígenes en las protestas. Las ambientales, con afectaciones tradicionales a la naturaleza como son derrames, accidentes o los cortes de rutas en Sauzal Bonito por los daños que produjeron los movimientos sísmicos en viviendas, y los laborales. “Hay una mayor conciencia colectiva, cosas que antes eran aceptadas, hoy no son socialmente aceptadas. Existieron otras luchas que han demostrado que se pueden conseguir mejores condiciones, entonces eso alienta la posibilidad del conflicto social”. Cortes para reclamar trabajo, aumentos y mejoras salariales, derechos territoriales o servicios básicos, la ruta resuelve demandas que de otra manera no se toman en cuenta.
En enero del 2019 pobladores de Sauzal Bonito, localidad ubicada a 40 km de Añelo, cortaron la ruta tras una secuencia de 38 movimientos sísmicos, producidos en un lapso de 36 horas, que dejaron daños materiales en las viviendas. También reclamaban por la falta de agua. En el área de explotación no convencional Fortín de Piedra, que rodea a la pequeña localidad, la empresa Tecpetrol declaró haber usado hasta 96.000 m3 en un pozo de fracking de 60 procesos de fracturas, el equivalente al consumo de agua de una familia por 120 años. Tras los cortes el gobierno provincial prometió la instalación de 20 sismógrafos, que hasta el momento no compraron y hoy la zona es monitoreada con dos que fueron instalados en 2019. Además se construyeron tres viviendas para las familias cuyas casas corrían peligro de derrumbe, y el resto sigue con sus viviendas agrietadas.
Para Riffo las medidas de cortar el circuito económico del sector demuestra que hay una riqueza que no se traduce en beneficios a la población. “Esas consecuencias sociales y económicas también son visibilizadas en un contexto de fuerte desigualdad”, y agrega: “esa desigualdad tan visible en las ciudades que están cerca de los yacimientos -pero que cada vez es más visible en las que no están tan cercanas-, no es tan aceptada por las comunidades. Entienden que la única forma en la que sus necesidades básicas son satisfechas es a través de esas medidas que afectan al circuito económico y demostrando que ahí hay riquezas, porque después del corte de Añelo salió el gobernador enojado a decir como se estaba perdiendo plata de ese circuito porque la gente estaba cortando la ruta".
En Allen, Río Negro, la población tiene que convivir con torres perforadoras, set de fracturas y pozos a tan solo metros de sus casas. Eso genera una conflictividad permanente y los cortes de ingresos a pozos por parte de afectades es una medida que se repite todo el tiempo. Al cierre del 2020 YPF intentó retomar los trabajos en una locación, productores de frutas orgánicas perjudicados por la actividad hidrocarburífera cortaron el ingreso de los equipos de la empresa petrolera no permitiendo el regreso. Como lo marcó Riffo, el corte también es implementado en el marco de demandas laborales y sectoriales, en Allen productores frutícolas bloquearon la planta de gas de YPF en reclamo de asistencia financiera por parte del gobierno, y la Asociación de Trabajadores del Estado tomó pozos para demandar mejoras salariales.
Los métodos piqueteros
José Luis Bonifacio es doctor en Ciencias Sociales por Flacso y docente de la carrera de Sociología de la Universidad Nacional del Comahue. Desde hace años sus investigaciones están centradas en los movimientos sociales de la región y es autor de un libro de referencia, Protesta y organización, sobre los orígenes del movimiento piquetero en Neuquén. En su opinión, los cortes de ruta como mecanismo de protesta tuvieron su punto cúlmine en las protestas del 19 y 20 de diciembre del 2001. “Un proceso político de protestas que se había iniciado en la década del noventa, tiene su desarrollo en Cutral Có en 1996 y en 1997, cuando nace el movimiento piquetero específicamente como una forma de resistencia al neoliberalismo y a su vez como un camino a seguir para los sectores populares”.
Según Bonifacio los cortes de rutas de los noventas son un punto de partida que permite interpretar las formas que asumieron las relaciones sociales de subalternidad, antagonismo y autonomía entre las élites dominantes y las clases subalternas. Las comarcas petroleras y una mayor desigualdad son dos características que nombra, y agrega que “el 2021 inaugura una etapa de posibles conflictos sociales porque a 20 años del 2001, estamos en una crisis económica, esta vez mundial. En aquel entonces era más regional, en Brasil, Venezuela, Argentina, y esos procesos provocaron la llegada de gobiernos progresistas; ahora estamos ante la crisis económica y la sanitaria, por la pandemia”.
El corte cierra el circuito de reproducción del capital y abre ante ese efecto, caminos para que las demandas populares sean atendidas, siendo muchas de estas provocadas por el extractivismo petrolero y la desigualdad que se intensificó con la llegada del fracking a Vaca Muerta.