El Nobel Alternativo premia al agricultor que detuvo el desierto en Burkina Faso
"El hombre que detuvo el desierto", el agricultor burkinés Yacouba Sawadogo, ganó este lunes el llamado "Nobel Alternativo" por transformar hectáreas estériles del Sahel en un frondoso bosque, una proeza que quiere dejar como legado a las próximas generaciones.
"Lo que he hecho es para las generaciones futuras. Quiero que vean una tierra verde en lugar de cómo era en el pasado", declara Sawadogo, de 78 años, en una entrevista telefónica con Efe desde Gourga, aldea de la región de Yatenga, en el norte de Burkina Faso.
Su labor le ha valido el "Nobel Alternativo", fallado por la Fundación Premio Right Livelihood en Estocolmo, que ha ganado junto a tres activistas saudíes de derechos humanos, un colombiano y una guatemalteca por su lucha anticorrupción y un agrónomo australiano.
"Me alegra mucho escuchar en la radio local decir mi nombre", comenta el agricultor, quien, azada al hombro, se mueve en moto por los terrenos áridos que él ha convertido en un vergel. "Pero eso -puntualiza- también significa que tengo que hacer más por mi gente".
El infatigable campesino sintió la llamada de la tierra hace 45 años, cuando percibió un cambio en el clima. "Me di cuenta -rememora- de que las lluvias no eran ni frecuentes ni suficientes para nuestros cultivos".
Ya en los años 80, en un periodo de sequía severa, Sawadogo comenzó a regenerar el suelo de unas 40 hectáreas haciendo un uso innovador de técnicas de cultivo indígenas.
"Nuestros padres perecieron y con ellos (están muriendo) los árboles y los bosques, nuestro saber hacer y nuestra cultura. Un día los niños buscarán en vano árboles como fuente de medicina", lamenta Sawadogo.
A día de hoy, este "pulmón verde" en pleno corazón del Sahel cuenta con cultivos tanto para pasto como alimentarios, además de áreas boscosas a las que han regresado numerosos animales y aves, en las que conviven más de 60 especies de árboles.
El éxito del "hombre que detuvo el desierto" se fundamenta en el uso de hoyos durante la pretemporada de lluvias para retener el agua y concentrar el compost (técnica conocida como "zaï" en lengua local), además de otras formas de regeneración natural.
"Gracias al empleo de técnicas agrícolas ancestrales, Yacouba ha mostrado el camino hacia la seguridad alimentaria no solo para sí mismo, sino para otros en el Sahel", señala a Efe Adama Boro, director regional de Agricultura de la Región Norte de Burkina Faso.
"Algunos árboles necesitan entre 10 y 15 años para creer, pero Yacouba pudo conseguirlo porque los trató bien y dedicó tiempo y abnegación a la vegetación", añade Boro.
Hoy, Sawadogo es autosuficiente con respecto a sus necesidades básicas, y entre sus cultivos para consumo propio destacan las matas de guisantes y alubias; aparte de cereales milenarios como el sorgo.
Asimismo, este campesino ha capacitado a lo largo de estos años a decenas de miles de agricultores de Burkina Faso, Níger, Mali y Senegal, consiguiendo que numerosas hectáreas de tierra vuelvan a ser fértiles.
Sus técnicas permiten a los agricultores obtener cosechas en años de sequía, ser autosuficientes, alimentar a su ganado con forraje y, gracias a todo ello, adaptarse al cambio climático, reducir la pobreza rural y prevenir conflictos relacionados con los recursos.
Como manifestó el director ejecutivo de la Fundación Premio Right Livelihood, Ole von Uexkull, cuando le anunció como uno de los galardonados, "Sawadogo luchó por detener el desierto y lo logró".
"Si las comunidades locales y los expertos internacionales están dispuestos a aprender de su sabiduría -añadió Uexkull-, será posible regenerar grandes áreas de tierras degradadas, disminuir la migración forzosa y construir la paz en el Sahel".
- Foto por EFE.
Fuente: La Información