Ecuador: territorio indígena invadido y contaminado por petroleras transnacionales

Idioma Español
País Ecuador

Hace algunos días mantuvimos una reunión con representantes del Pueblo Huaorani para analizar los problemas de contaminación que afectan su territorio ancestral y el diagnóstico es preocupante debido a que 5 petroleras transnacionales y 2 empresas nacionales están contaminando su entorno

Las empresas que han ocupado el territorio son: Repsol de España en el Bloque 16, Encana de Canadá en los Bloques 14 y 17, la francesa Perenco en los bloques 7 y 21, Agip de Italia en el 10, Petrobras de Brasil en el 31 y, Petroecuador y Tecpecuador en campos marginales; cada bloque petrolero en Ecuador tiene una extensión de 200 mil hectáreas y la mayoría están ubicados en bosque primario Amazónico. Y, por si fuera poco, tienen convenios con los militares ecuatorianos para que cuiden sus instalaciones y repriman cualquier intento de reclamo por abusos o contaminación que cometen.

En la comunidad de Enkeriro viven 6 familias, está ubicada dentro del bloque de AGIP, desde hace meses está brotando petróleo de un antiguo pozo perforado por la empresa Shell, que dicho sea de paso perforó pozos a lo largo y ancho de toda la Amazonía ecuatoriana. Actualmente estos obsoletos pozos están bajo responsabilidad de Petroecuador, pero ninguna de las dos empresas ha hecho algo por remediar este desastre y respetar el medio ambiente sano que garantiza la constitución nacional.

En Guamuno viven 7 familias y utilizaban el río Ushiño para proveerse de agua y pesca, y ahora está contaminado. La comunidad yace cerca de una carretera que ahora se conoce como Vía Auca, ya que hasta hace 30 años era territorio indígena, y es una de las áreas petroleras más importantes debido los permanentes derrames y desastres petroleros que ocurren. La empresa que opera en esa zona es Tecpecuador.

Una mujer de la comunidad de Guillero que está ubicada dentro del bloque de REPSOL YPF, denuncia que hay un lugar donde la compañía bota la basura y viene el agua sucia y teme que el río Capirón, el único río limpio que les queda, se contamine:
Siempre está apestando este lugar. Yo quiero saber porque la compañía está mintiendo y bota la basura en el río pequeño y luego va al grande y no tengo buena pesca no buena caza y ni siquiera tiene mi hijo buena educación mi hijo también se enferma si se baña en el río. Yo no tengo papá que me defienda. No quieren ver ni policías ni militares adentro.

La oposición a que ingrese una nueva compañía, como Petrobras, al territorio Huaorani es general debido a la experiencia que han tenido en los últimos 15 años de vivir al lado de la contaminación. Principalmente de parte de las mujeres que son las más afectadas por la presencia de petroleros en las comunidades. Los ancianos también se pronunciaron haciendo memoria de cómo vivían antes del contacto con esta otra civilización que únicamente entiende el lenguaje de la violencia y del dinero.

Aquí les va algo de lo que dijo un afectado que vive cerca de la vía Maxus, dentro del bloque de Repsol:

Yo vivo cerca de la carretera pero no entró la carretera en mi comunidad porque nosotros le dijimos a la empresa que no queremos que entre la carretera en nuestra comunidad. No es un hermano la empresa sino que vienen ha hacernos daño.

Tenemos que cuidar el lugar donde nacimos. Nosotros decimos que deje este lugar para molestarle.

Hay gente que dice que quiere hacernos un camino con la carretera pero nosotros no queremos hacer nada, no queremos este camino.

Mi padre era muy guerrero y no quería saber de nadie el siempre mataba. Yo tengo educación y no tengo que matar a la gente. Pero mi papa tenía razón. Quiero que mis hijos puedan vivir libres sin que nadie les haga daño. A veces otra gente quiere hacer daño pero yo no voy a permitir que nos haga daño.

Respeto a mi territorio es lo que tengo que defender.

Tengo un bosque bien grande con animales, agua, etc. Como vamos a vivir como Huaorani si nos hacen daño.

Estas son algunas de las denuncias que salieron durante los días del encuentro, y que las empresas y el Estado se niegan a reconocer para evadir sus responsabilidades y aumentar sus ganancias. ¿Qué hacemos entonces? Hay personas que han sido afectadas por la contaminación petrolera, donde nos ubicamos para no dar razón a esta civilización depredadora y que en su pretendido desarrollo perpetúa el etnocidio y la destrucción de la tierra.

El Pueblo Huaorani apenas ha tenido 30 años de contacto con esta sociedad de saqueo, a diferencia de otros que rebasamos los 500 años, por eso nuestra responsabilidad de no permitir un atropello más a los pueblos americanos.

Debemos pensar cómo avanzar hacia una sociedad Postpetrolera y sustentable que garantice la existencia de todas las especies en este planeta, y exigir mediante acciones directas y medidas de presión que las transnacionales reparen la contaminación que han provocado en la Amazonía y expulsarlas de los territorios indígenas.

El siglo XX ha construido desde su base industrial petrolera una cultura basada en un patrón de consumo energético y material nocivo y adictivo, que ha enfermado degenerativamente a cientos de millones de personas, mientras confrontaba y exterminaba a miles de culturas tradicionales, de usos y costumbres sanas y ecológicas. Sólo unas cuentas han logrado sobrevivir, de manera cada vez más aislada, empobrecida e indefensa.

Mirar pasivamente el paso de un futuro incierto para el planeta nos conduce al fin como especie, tenemos la obligación de posesionarnos para detener esta máquina ciega, que produce sin atender las consecuencias.

Atentamente,
José Proaño
Acción Ecológica
gro.acigolocenoicca@oelortepon

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