Ecuador: ¿Qué nos está diciendo el derrame de Fueloil en Esmeraldas?
A pocos días después de que el Ministerio de Ambiente otorgara la licencia ambiental para la explotación de los campos Tiputini y Tambococha, dentro del Parque Nacional Yasuni, un nuevo derrame de alrededor de 250 barriles de combustible se registró el martes 10 de junio frente a las costas de Esmeraldas.
Es como si la naturaleza nos quisiera enviar mensajes para que reflexionemos sobre lo que estamos haciendo con ella al permitir operaciones riesgosas en ecosistemas frágiles. Lamentablemente no escuchamos a la naturaleza ni prestamos atención a lo que nos quiere decir.
Las autoridades encargadas de este asunto, se han limitado a informar “que se ha suspendido el bombeo” y “que el derrame está controlado” pero no han mencionado el grave impacto ambiental que este tipo de derrames genera en el ecosistema marino. Hemos oído a la representante del ejecutivo en la provincia costera, con desparpajo y aparente ignorancia, decir que lo que tiene que quedar claro es que no se trata de un derrame de crudo sino de combustible y que este es de más fácil manejo con dispersantes químicos.
Efectivamente según las autoridades de Petroecuador se trata de un derrame de fueloil, que es un derivado del petróleo que se obtiene como residuo en la destilación fraccionada; el fueloil es un combustible pesado compuesto por moléculas con más de 20 átomos de carbono y de color negro.
Pero lo que no dicen las autoridades es que se trata de una sustancia sumamente contaminante fundamentalmente debido a su contenido en hidrocarburos aromáticos con acción tóxica acumulativa que afecta a la vida marina. El fueloil derramado envenenará al plancton, a los huevos de los peces y crustáceos, produciendo efectos cancerígenos en los peces y animales que se nutren de ellos. El fueloil tiene efectos mutagénicos y se acumulará a lo largo de toda la cadena trófica.
El fueloil es la misma sustancia que se derramó en las costas de Galicia en España en noviembre del 2002. Con el famoso accidente del buque Prestige, se afectó la vida marina para siempre. Estudios realizados en esa ocasión señalaron de un impacto negativo en la avifauna, en las tortugas y en mamíferos marinos fue irreversible. Además afectó las actividades pesqueras que obligó a las autoridades españolas a dar un subsidio mensual a los pescadores. Además se realizaron varios estudios en salud, uno de ellos, realizado por la Universidad de Santiago que puso de manifiesto que la inhalación de los vapores de fueloil por los voluntarios que realizaron la limpieza, sobre todo si esta era prolongada, causaba daños en el ADN lo que incrementó el riesgo de padecer cáncer.
Un hecho que también preocupa es el anuncio del uso de dispersantes como método de descontaminación del agua de mar, pues estas sustancias son mezclas que contienen agentes tensoactivos para reducir la tensión interfacial entre los hidrocarburos y el agua de mar. Esto permite que una mancha de hidrocarburos se fragmente en gotas muy pequeñas (de diámetro inferior a 100 micras) que se dispersan rápidamente por la masa de agua a consecuencia del movimiento natural de ésta. Es decir no eliminan las moléculas de hidrocarburos, únicamente las dispersan como su nombre lo indica.
Es importante dar a conocer las limitaciones de los dispersantes, los mismos que aunque en general sirven para dispersar la mayoría de los petróleos crudos y las emulsiones líquidas de agua en petróleo, no son efectivos con emulsiones espesas. En la práctica esto implica que los dispersantes son inútiles con aceite o aceites combustibles pesados, Por otro lado, los dispersantes también facilitan la difusión del aceite derramado también en la atmósfera. Se ha anunciado que se está tratando de evitar que el derrame llegue a la costa, pero no se toma en cuenta que hay un gran efecto sobre los organismos del fondo marino causado por el hidrocarburo.
Justamente por estos motivos, en el derrame del golfo de México del 2010, se hicieron serias críticas al uso del dispersante Corexit. Se hablaba de que las evidencias encontradas mostraban que los efectos para la salud humana y el medio ambiente debido a la utilización de ese producto fueron más destructivos que el propio derrame. Se afirmó que la mezcla del petróleo con el dispersante Corexit era menos visible, sin embargo fue mucho más tóxico que la sola presencia del petróleo.
Es necesario que tomemos en serio todos estos accidentes que son intrínsecos en la actividad petrolera, que no dependen de una mejor o peor tecnología que se use. El derrame en Esmeraldas del martes pasado se debió a la rotura de una tubería, eso también puede ocurrir en el Yasuní, que es en su mayor parte un área inundada e inundable, y donde se pretende construir cientos de kilómetros de tuberías. Si llegara a ocurrir un derrame en el Yasuní minimizarán también el desastre y estarán prestos a regar dispersantes?
Más información:
gro.acigolocenoicca@inusay
www.accionecologica.org
Fuente: Acción Ecológica