Dr. Leonardo Melgarejo: "Bolsonaro está en guerra con la naturaleza"
Desde Brasil, Leonardo Melgarejo - ingeniero agrónomo, magister en Economía rural por la Universidad de Río Grande Do Sul y doctorado en Ingeniería de Producción por la Universidad de Santa Catarina- analiza el impacto de la presidencia de Jair Bolsonaro sobre la Amazonía y sobre el sistema de protección legal de la naturaleza. Habla del apoyo que tuvo el actual presidente de la denominada Bancada BBB (Buey, Biblia, Bala) y advierte que un segundo mandato agravará aún más la frágil situación ambiental en uno de los países más biodiversos del mundo.
El Editor: ¿Qué significaría una nueva presidencia de Jair Bolsonaro en materia ambiental?
Leonardo Melgarejo: Recordemos, antes que nada, que la llegada de Bolsonaro al poder ha sido preparada mediante el golpe de Estado a la ex presidenta Dilma Rousseff, en 2016. Esta semana, el Supremo Tribunal de Justicia (STJ) afirmó que su deposición fue sin base legal, sin crimen.
Entonces, el golpe fue una alteración política en los rumbos y en las preferencias de la población brasileña, para incorporar al centro del Estado, al control de la nación, los intereses de las transnacionales y a los grupos locales ligados a ellas, que se involucran especialmente en el tema de la energía y de la producción de petróleo, con el interés de reprimarizar la economía brasileña.
E.E.: ¿Para qué?
L.M.: Para transformar a este país en un gran territorio de exportación de materias primas de bajo valor agregado. Vale decir, el contrabando y la producción de madera, la producción de ganado y la producción de monocultivos transgénicos de exportación como la soja, el maíz, el algodón y ahora también la caña, que produce bioetanol. De hecho, ya hay en el Congreso un grupo de parlamentarios financiados por este grupo de interés. Desde ahí se gestionó tanto la deposición de Dilma como la prisión de Lula. Estos grupos hicieron valer sus intereses y allanaron la llegada al poder de Jair Bolsonaro. Con él ya en el poder, hicieron valer sus proposiciones, y eso-en términos ambientales- significó aprovechar la distracción de la ciudadanía provocada por la pandemia para avanzar sobre una serie de leyes.
E.E.: ¿Cómo cuáles?
L.M.: Como las que establecían una serie de áreas protegidas. Aquí se aprovechó el COVID para hacer lo que aquí llamamos "pasar la boiada", que significa hacer las alteraciones legales necesarias para que esas áreas protegidas o anteriormente protegidas pasen a ser el nuevo espacio ampliado para desarrollar materias primas de bajo valor agregado. Y, con esto, han desmontado la legislación ambiental que protegía no sólo a las selvas sino también a las comunidades originarias que las habitan.
Han perdonado las deudas de quienes provocaron daños ambientales, han suprimido la regularización de áreas indígenas y han fomentado, de todas las formas posibles, el avance de este modelo de exportación. Esto ha sido hecho gracias a una articulación denominada "El Día del Fuego", que fue cuando- en 2020- de un día para otro en la Amazonía los focos de incendio se incrementaron 700%. Un año y medio después, esas áreas quemadas están dedicadas a plantaciones o actividades pecuarias. Entonces, hay una articulación que involucra el desmonte de la legislación, la quema de las áreas vírgenes de reserva ambiental y el avance del agronegocio sobre estos espacios. Con ganado, monocultura, etc.
E.E.: ¿Y eso implica?
L.M.: La guerra contra la naturaleza con fuego, con máquinas y también con agrotóxicos, de los que se han aprobado 2000 nuevos en el último año. El gobierno de Bolsonaro ha quemado como nunca, pero no olvidemos tampoco que este bioma también ha sido quemado en Bolivia y en otros países que lo comparten. Eso sugiere que todos nosotros en América Latina somos un territorio que está sometido a una visión de intereses internacionales para los que nuestros diferentes pueblos y modos de ver el mundo poco importan. Es como si no hubiera en realidad países porque el mismo sistema de corrupción que afecta al Legislativo de Brasil afecta a los demás. Eso implica, también, la quema simultánea de la Amazonía en todo nuestro continente.
Pensemos nada más que el humo, este mes, ha afectado a cerca de 5 millones de kilómetros cuadrados en Brasil. Es el humo de la Amazonía que arde en Brasil, en Bolivia y en otros países. Esto impacta y afecta en el volumen de lluvias y nos amenaza con sequías. Peor aún, pone en riesgo nuestra seguridad alimentaria. Todo eso tiene que ver con una mirada cortoplacista del desarrollo y una mirada no sistémica de la naturaleza que es la de la bancada de legisladores que apoya a Bolsonaro. La llamada Bancada BBB: Buey, Biblia, Bala.
Fuente: El Editor