Día por una América Latina Libre de Transgénicos. Situación en Uruguay
Más allá del buen o mal funcionamiento del comité de bioseguridad, es importante resaltar que el propio concepto de bioseguridad debería implicar la no autorización de los cultivos transgénicos, dado que estos atentan gravemente contra la seguridad biológica, posibilitando la contaminación de cultivos no transgénicos y pudiendo afectar la salud humana
21 de Junio - Red por América Latina Libre de Transgénicos
Latinoamérica es la zona de mayor biodiversidad agrícola del planeta y centro de origen de muchos cultivos fundamentales para la alimentación humana, como lo son el maíz, la papa, porotos, yuca, maní entre otros. Contradictoriamente es la zona con mayor cantidad de cultivos transgénicos después de Estados Unidos, con amplias áreas sembradas de soja, maíz y algodón transgénicos.
Los cultivos transgénicos amenazan con destruir miles de años de seguridad y soberanía alimentaria de nuestros pueblos y con provocar una irreversible contaminación genética como la ya causada en México, país centro de origen del maíz.
Los organismos manipulados genéticamente, llamados "transgénicos", son organismos nuevos creados en laboratorio, cuyas características han sido alteradas mediante la inserción de genes de otras especies. Estos organismos no pueden ocurrir en la naturaleza y no se puede predecir como interactuarán con los ecosistemas ni cuáles serán las consecuencias de su liberación en el ambiente. Estudios científicos y experiencias de campo demuestran que los cultivos transgénicos no poseen un rendimiento más alto que los cultivos naturales, que son más contaminantes y que introducen nuevos riesgos para la salud y para el ambiente.
En enero de 1999, con el objetivo de oponerse a estos cultivos, organizaciones sociales reunidas en Quito, Ecuador durante el "Seminario Latinoamericano sobre Organismos Transgénicos y Bioseguridad", crearon la Red por una América Latina Libre de Transgénicos (RALLT).
La Red por una América Latina Libre de Transgénicos determinó que el 21 de junio fuera declarado como Día por una América Latina Libre de Transgénicos. Este día fue escogido porque coincide con el Solsticio de junio, día de mucha importancia entre las culturas americanas, donde se llevan a cabo una serie de prácticas relacionadas con la cosecha del maíz, la papa y otros cultivos.
Realidad del Uruguay
Legalmente en Uruguay hay tres cultivos transgénicos aprobados (la soja RR y el maíz MON 810 y Bt11), pero la realidad es mucho más compleja que esto. De acuerdo a la Cámara de Semilla del Uruguay, durante el 2005 entraron al país 95.000 toneladas de maíz como grano desde Argentina. Dentro de estas semillas podrían fácilmente haber sido introducidas cualquiera o todas las semillas de maíz transgénico aprobadas en Argentina (maíz RR). El maíz que entra como grano es solo para alimentar a los animales, pero bien se sabe que una parte de éste es plantada y por lo tanto la contaminación puede ya existir.
Un importante vacío legal
En noviembre de 2005 se denunció a las autoridades las irregularidades de la venta de maíz dulce del transgénico Bt11 de semillas no registradas por el Instituto Nacional de Semillas. Frente a los hechos planteados, una vez más quedó al descubierto que las reglamentaciones no solo son insuficientes, sino que además las pocas que existen tampoco se cumplen.
Desde el 20 junio del 2003 existe una resolución del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, junto con el Ministerio de Economía y Finanzas donde se especifica que uno de los requisitos para la venta de esta semilla es el etiquetado: "En la etiqueta, que identifica el envase de la semilla de maíz de este evento, deberá incluir una referencia explícita a las palabras: "MON 810", de suficiente realce y visibilidad, independientemente de cualquier otra referencia a la variedad o a la característica para la que codifica ese evento". Cabe mencionar que la resolución para el Bt11 es exactamente igual con respecto al etiquetado.
El maíz dulce GH 0937 a la venta en Montevideo no estaba etiquetado, las autoridades encargadas de hacer el control no lo hicieron y solamente en noviembre del 2005 se toman medidas concretas después de la denuncia de estas irregularidades desde la sociedad civil. A la fecha las autoridades aún siguen investigando las irregularidades.
Este hecho muestra que el país está lejos de cumplir con un marco de bioseguridad y de tener las herramientas adecuadas para implementar el mismo. A esto se suma la dificultad concreta con la que nos debemos de enfrentar una vez liberadas las semillas transgénicas, ya que la naturaleza no se puede controlar y mayor riesgo se corre cuando de maíz se trata, por el tipo de polinización que realiza.
Desde agosto del 2005 se reúne el Comité de Bioseguridad. Este comité está integrado por distintos actores, desde empresarios, organismos del estado y organizaciones no-gubernamentales. El objetivo de este comité es la elaboración de un Marco Nacional de Bioseguridad. Dada la situación actual de los transgénicos, pareciera difícil hablar de un marco de Bioseguridad, cuando todo nos indica que la bioseguridad ya ha sido violada, no por los transgénicos aprobados hasta la fecha sino por toda la semilla ilegal que entra al país y por la incapacidad de poder controlar.
¿Transgénicos "regulados" o país libre de transgénicos?
La elaboración de un marco regulatorio y políticas claras podrían ayudar a que hubiese una mayor transparencia y se llenase ese vacío legal en el cual todos los uruguayos nos encontramos. Sin embargo, si en el comité de bioseguridad no participan activamente los organismos de gobierno con posiciones discutidas y acordadas dentro de los ministerios involucrados, si la población en su conjunto no está informada para poder opinar y ser parte de este proceso de decisión, si tampoco se hace una evaluación de los impactos ocasionados por estos cultivos y el Estado opta por los organismos genéticamente manipulados, entonces el marco regulatorio será meramente un acto más de burocracia y no de discusión.
Más allá del buen o mal funcionamiento del comité de bioseguridad, es importante resaltar que el propio concepto de bioseguridad debería implicar la no autorización de los cultivos transgénicos, dado que estos atentan gravemente contra la seguridad biológica, posibilitando la contaminación de cultivos no transgénicos y pudiendo afectar la salud humana. La bioseguridad debería implicar que la población en su conjunto pueda tener la posibilidad de optar por un país libre de transgénicos y no por un país de transgénicos simplemente "regulados".
RAPAL Uruguay, miembro de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos (RALLT)
21 de junio 2006
RAP-AL Uruguay
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